«Amantes redimidos», capítulo 4, «Roto, apaleado y marcado», parte 3

Lo prometido es deuda: Feliz Sant Jordi y aquí tenéis la siguiente parte del capítulo 4 de «Amantes redimidos» (demasiado larga, LO SÉ). Esto ha costado. Mucho. Tiene escenas con muchos personajes encadenadas entre sí. Conversaciones aclaradoras, escenas…bueno, digamos que escenas preludio de otras bastante calentitas y, sobre todo, acción. En cuanto a la parte de acción, tengo algunos comentarios.

Respecto al poder de Butch de detectar restrictores, JR Ward no explica en ningún momento (creo) el alcance, posibles limitaciones y condiciones especiales, supongo que para usarlo como as en la manga para hacer lo que quiera con el personaje. No niego que ese es un recurso útil, pero atenta contra mi filosofía de jugadora de rol: si pones a un personaje con un poder especial, tienes que describir su alcance y acotarlo. Así que es lo que he hecho con Butch: no tiene sentido que detecte restrictores en un radio de kilómetros porque los detectaría a todos con situarse en mitad de Caldwell. Le he puesto un alcance de un par de manzanas.

También he aplicado con él la limitación que tienen los vampiros en general de que no se pueden desmaterializar si están rodeados de metal. Por tanto, no detectaría restrictores si éstos están tras puertas metálicas o en el interior de vehículos (los coches son de acero). Me parecía una forma de hacerlo más realista.

Además, he usado una regla sagrada en los combates de los juegos de rol: sólo se puede hacer una acción por asalto de combate. Es decir, si tú estás persiguiendo a tu enemigo corriendo como un energúmeno por las calles para no perderlo de vista, no puedes llamar a la vez por el móvil a tus amigos, ni siquiera con marcación rápida. Intentadlo por la calle y veréis qué pronto perdéis el paso =-=

Respecto a la parte 4, tengo escrita ya la escena principal (mmm…  :D), así que no creo que tarde mucho en actualizar. Ahora creo que voy a desplomarme en la cama *se arrastra cual gusanito*

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CAPÍTULO 4. ROTO, APALEADO Y MARCADO. PARTE 3

El Escalade se sacudió como una granada a punto de detonar cuando Vishous cerró la puerta del conductor con todas sus fuerzas después de salir y enfundarse la americana y el abrigo. Encendió un cigarrillo aspirando hasta que se le marcaron las costillas. Tenía la impresión de que podía haberse fumado todas las reservas de porros de Phury y estar a punto de salirse de su propia piel igualmente.

No tenía ni idea de quién era la Directrix, pero estaba seguro de que la odiaría en cuanto la viera. La muy zorra de los cojones. A quien te vas a tener que follar, no lo olvides, le recordó la vocecita de su conciencia. Sabía que las estaba pagando -mentalmente- con quien no debía, porque si el puto medallón había sonado en el momento menos adecuado no era porque a la Directrix le hubiera dado por saludar, sino porque la Virgen Escribana le requería. Probablemente para preparar la presentación de su Primera Compañera, o sea, del primer trozo de carne a quien tendría que tirarse.

Expulsó el humo con fuerza cuando Butch bajó del jeep y cerró la puerta con tanta mala hostia como él. Más sacudidas del Escalade. V pulsó el mando del jeep y le pareció que el pip-pip del cierre automático sonaba más débil, como si el coche intentara pasar desapercibido para conservarse de una pieza.

Lo del Gran Padre le hubiera jodido en cualquier momento de su vida. Pero aquel era el peor de todos, pensó mientras Butch se ajustaba la gabardina de cuero. El poli se había ido vistiendo mientras V conducía hacia el centro con los labios apretados. Justo cuando parecía que había algo en marcha entre los dos su maldita madre tenía que hacer su aparición estelar ¿Tenía sentido que siguieran con aquello cuando en algunos días V estaría obligado por juramento a no ponerle la mano encima a nadie que no fueran sus cuarenta esposas?

Nop, probablemente no. Probablemente lo mejor que podían hacer era olvidarse el uno del otro e intentar seguir adelante como estaban antes. Vishous estuvo a punto de echarse a reír. Como estaban antes… La Virgen Escribana tendría que borrarles los recuerdos a los dos para que se olvidaran de lo que habían hecho en el Escalade. Y en el ático. Y en su habitación de la Guarida. Joder, más bien tendría que trasplantarles un cerebro nuevo. No había vuelta atrás entre Butch y él, no había olvido posible. Y, además, ya que le iban a joder cuatro siglos de vida, a lo menos que tenía derecho era a decidir cómo y con quién pasar sus últimos días de libertad.

Habían conseguido aparcar en una de las grandes avenidas del centro de Caldwell, pero había una calle estrecha y oscura justo al doblar la esquina. V la contempló de reojo y dio dos pasos hacia Butch, con toda la intención de arrastrarle hasta allí y seguir donde lo habían dejado. Además de llevar un calentón histórico y de despedir ácido de puro odio, tenía que lidiar con aquella sensación en la base de la nuca. Era como tener una aguja de acupuntura clavada en la parte de su cerebro que advertía de un peligro desconocido inminente. Así que iba a tener a Butch para él. Ahora.

El irlandés levantó la vista de la puntera de sus botas y se quedó con la mirada fija en el avance de V. Le había estado dando vueltas a aquella mierda del Gran Padre durante todo el trayecto en coche. Su primer impulso había sido solicitar audiencia con la Virgen Escribana y decirle que se metiera lo de usar a Vishous por donde pudiera, con todos los respetos, Su Señoría. Pero estaba claro que, si eso fuera posible, V ya lo habría hecho. Estaba atrapado y aquel pensamiento recargaba las reservas de rabia protectora de Butch. Espoleaba sus ganas de enviar al demonio a la Virgen Escribana, llevarse a Vishous de vuelta al Escalade y retomar lo que fuera que estaban a punto de hacer. Sólo que, en frío, no tenía los cojones necesarios.

Bueno, parecía que V había decidido por ambos. Cuando el hermano llegó a su altura, los dos se giraron a la vez hacia el callejón a oscuras, con la mirada trabada.

-¡Eh, tíos! ¡Estamos aquí!

Vishous y Butch se quedaron como estatuas de sal.

Vale, los dos querían a Rhage como a un hermano, pero en aquel momento habrían podido acuchillarlo como a un saco de arena. V juró entre dientes, tiró el cigarro al suelo y el poli suspiró tan fuerte que casi se le salieron los pulmones. Se giraron hacia sus hermanos al mismo tiempo y con la misma expresión asesina.

-Er… ¿hola?- Hollywood les saludó vacilante con la mano, la fotografía perfecta del ídolo que las quinceañeras llevaban en pegatinas en la carpeta, con un tres cuartos de cuero negro, tejanos azules y camisa negra.

A su lado, Phury pasó la mirada entre Vishous y Butch. No es que estuviera muy lúcido, pero entendió lo que le había dicho Rhage antes en el pub. Los dos hermanos estaban plantados en la calle, con los hombros rozándose y esa… esa especie de cápsula que les rodeaba que parecía emanar ondas de “lárgate, aquí sobras”.

-Si necesitas más tiempo, Butch, podemos patrullar Rhage y yo.- ofreció con voz suave. La verdad es que le daba igual con quien trabajar aquella noche. Sólo necesitaba pelea.

El poli cruzó una mirada indescifrable con Vishous y luego meneó la cabeza.

-No. Será mejor que vayamos tirando.- otro suspiro.

Dio un paso adelante pero la mano de V en su hombro le impidió seguir andando.

-¿Nos dais un momento?- Vishous señaló la boca del callejón con la barbilla-. Tengo un par de asuntos urgentes que tratar con mi compañero de piso.

Butch enarcó las cejas hasta el máximo de sus posibilidades, pero disimuló como un malnacido cuando Hollywood miró hacia él intentando averiguar qué coño pasaba allí. Asintió hacia el enorme rubio como si él y V tuvieran que discutir, justamente en aquel momento, sobre quién se había dejado los calzoncillos fuera de la bolsa de la ropa sucia. La cara de Phury parecía expresar una mezcla de interrogación y fastidio.

-Será un momento, Phury.- comentó, carraspeando.

El hermano frunció los labios como si acabara de tomarse un tequila con sal, paseó la vista entre los dos, intercambió una mirada con Rhage y ambos se encogieron de hombros. V se adentró en el callejón con Butch pisándole los talones.

-Creo que estamos empezando a educar a Hollywood para que no haga preguntas estúpidas.- comentó Butch, aclarándose la garganta, cuando el otro se detuvo en mitad del callejón. Levantó la vista para encontrarse a su amigo a un paso, mortalmente serio- ¿V?

Vishous caminó hacia él hasta que Butch tuvo que dar un paso atrás para que sus cuerpos no se pegaran. Siguió retrocediendo mientras V se cernía sobre él como un vampiro de película, sombrío y con los ojos brillando en la oscuridad. La espalda del poli tocó la puerta metálica de seguridad de la salida trasera de Passion. Vishous apoyó las manos a ambos lados de su cabeza, encerrándolo en la jaula de su cuerpo.

-¿V? ¿Qué estás…?- mierda, había entrado en calor. Cuando aún no se había refrigerado después de lo del Escalade.

El hermano agachó la cabeza muy despacio hasta casi rozar la oreja de Butch con su perilla. Casi.

-Vigila tu espalda, poli.- en contraste con la fuerza de su cuerpo, la voz de V parecía frágil-. No me gusta el aire esta noche. No te hagas el puto héroe, ¿me has entendido?

Butch intentó moverse para mirarle, pero el otro seguía ocultando la cara.

-¿Vishous? V, mírame.- le cogió de la nuca, obligándole a separarse lo suficiente como para mirarse. Vio la expresión vulnerable en los ojos claros antes de que consiguiera ocultarla. Mierda. Le cogió la cara con las dos manos- ¿Qué has visto, hermano?

El vampiro moreno recorrió el rostro de Butch con la mirada, deteniéndose en los ojos avellana y en sus labios.

-Nada.- su suspiro llegó hasta la boca de Butch.- No he visto nada, pero vigila tu culo.

El poli contuvo un escalofrío y desvió los ojos hacia la sien derecha de Vishous. Puede que no hubiera tenido una visión, pero seguro como la mierda que estaba más cerca de tener un sexto sentido que nadie. Entonces recordó las palabras de Bella, aquel hilo que la unía con Z y que hacía que ella temiera por sí misma sólo por el dolor que le causaría al guerrero perderla. Entendió cómo se sentía V con él. Y entendió cómo se sentiría él mismo si a Vishous le pasara algo malo. Si intuyera que podía morir o resultar herido sin saber cuándo, sin poder evitarlo…

Le mataría, simplemente le mataría.

V seguía mirándole tan de cerca que sus narices casi se tocaban, como si pudiera memorizar todos los detalles de su expresión. A la mierda con las prisas. A la mierda con Rhage y Phury esperándoles. A la mierda con todo.

Si el maldito medallón volvía a zumbar por Dios que Butch aprendería forja sólo para fundirlo.

Vishous no puso ninguna pega cuando Butch empezó a devorar su boca. Y a Butch no se le ocurrió ninguna queja cuando V prácticamente lo empotró contra la puerta de emergencia de Passion, apretándose contra él. Parecía que sus cuerpos hubieran estado en “pausa” desde que les habían interrumpido en el Escalade y ahora retomaran la acción justo desde la última imagen. Se besaron como si el mundo fuera a estallar en pedazos dentro de cinco minutos, robándose el aire de los pulmones.

Las manos de Vishous aferraron las nalgas de Butch y lo acoplaron a su cuerpo mientras arañaba su lengua con los colmillos. El poli jadeó y aferró el abrigo de V por los hombros, retorciéndolo entre los puños, dejando que el hermano chupara la sangre de su lengua. Más. Quería más de aquello.

Quería más de Vishous.

Butch mordió el labio de su compañero con tanta fuerza que casi se lo atravesó con un colmillo. V gruñó y su polla se convirtió en una barra de acero dura contra la ingle de Butch. Aplastó la cabeza del poli contra la puerta destrozándole la boca con la suya, le abrió las piernas metiendo un muslo enorme entre ellas y empujó hacia arriba, justo contra las pelotas de Butch.

-Hijo de perra…- masculló el poli, rompiendo el beso con los labios ensangrentados.

V volvió a empujar, acariciando a Butch con su pierna. El poli inhaló entre las mandíbulas apretadas.

-Da gracias que estamos en la calle.- la voz de V contra su oído acabó de ponerle completamente duro-. Porque si no ya tendría la mano dentro de tus pantalones.- su mano derecha soltó el culo del poli y resbaló por su muslo deteniéndose a milímetros de su entrepierna- ¿Me dejas tocarte ahora, Butch? ¿Lo quieres?- apretó su ingle hinchada contra la del poli. Butch soltó el aire con un jadeo que cosquilleó en el oído de V- ¿Sí o no?

Que Dios le ayudara… Butch estrelló a Vishous contra su boca. Su lengua y sus labios respondieron sin necesidad de palabras, pero V no se movió hasta que él se separó para mirarle.

-Sí…

Santo cielo… Vishous separó las caderas un palmo y metió la mano entre ellos. Cuando la cerró alrededor de Butch por encima de los pantalones el poli casi se abrió la cabeza, echándola hacia atrás contra la puerta.

-Dios…

La lengua de V entró en tromba en la boca de Butch mientras apretaba la polla del poli. Era ancho y largo. Grande. Dios, no podía esperar a tenerlo en su boca… Butch le tiró del pelo, se retorció y pareció a punto de ahogarse cuando Vishous movió la mano enguantada, ondulando su piel bajo la ropa. Grandísimo hijo de… Iba a irse allí mismo, iba a…

-No vas a correrte si yo no puedo verlo.- V dejó su boca y jugó con el lóbulo de la oreja de Butch, dejando la mano quieta alrededor de él. Mierda, era justo como se lo imaginaba, justo como en sus fantasías-. No hasta que pueda tocarte con mi mano, olerte y probar a qué sabes ¿Me oyes?- apretó y Butch volvió a corcovear como un caballo furioso, soltándole el pelo para aplastarle los hombros.

-Cabrón…

El pulgar de V acarició la punta del pene de Butch a través de los pantalones de cuero y el hermano tuvo que usar todo su cuerpo para mantener al poli erguido cuando estuvo a punto de irse al suelo. Butch le deseaba. Quizás no supiera por qué ni qué hacer, pero le deseaba. Bueno, él sí sabría qué hacerle. Se separó para mirarle a la cara. El poli tenía los ojos vidriosos.

-Tú quieres esto.- V jadeó como si llevara horas corriendo detrás de los restrictores-. Lo quieres, al menos hasta donde puedes tolerar. Lo vi en tu cabeza.- no separó la mano de la erección de Butch- ¿Me dejarás tocarte cuando volvamos a la Guarida?- otra caricia lenta, prometedora, mientras el irlandés jadeaba-. Sin ropa. A ti. Contesta, Butch, ¿me dejarás?

El poli infló el pecho metiéndose aire suficiente como para llenar un globo aerostático mientras sus piernas se volvían de gelatina y los espasmos recorrían su abdomen. Abrió la boca para responder justo cuando la voz de Phury resonó desde la entrada al callejón.

-¡Eh, chicos! ¿Por qué no dejáis lo de quién tenía que fregar los platos para lue…? ¿Qué…?

Vishous soltó a Butch en cuanto oyó a Phury, mirando por encima del hombro mientras cubría al poli con su enorme espalda. Mierda, tenía el corazón al borde del infarto y dio gracias por el puto abrigo largo. Butch soltó una maldición que haría que un camionero de transporte de ganado pareciera una Barbie. El aire alrededor de los dos olía a sexo. Phury inhaló y enarcó las cejas hasta que estuvieron a punto de flotar por encima de su cabeza. Levantó el dedo índice como quien va a preguntar algo, luego lo bajó, se giró, volvió a mirarles por encima del hombro y echó a andar, alejándose del callejón.

V encogió los hombros, ajustándose el abrigo. Se pasó una mano por el pelo y sacó la gorra de los Red Sox que había embutido en el bolsillo. Cuando se giró de medio lado hacia atrás, Butch seguía respirando como un toro bravo. Y seguía desprendiendo olor a deseo. Vishous esbozó una sonrisa torcida, lenta y sensual como el diablo mientras le calaba la gorra, ajustándosela con cuidado.

-Ten. Esta noche la llevas tú, poli. Y recuerda lo que te he advertido.

El hermano se dio la vuelta y salió del callejón. Un buen rato después, Butch se enderezó, separándose de la pared.

Oh, joder.

OH, JODER.

¡¡¡OH, JODEEEERRRRRR!!!

V había hecho eso con la mano. Y a él le había gustado. Vale, di mejor que estaba por buscar un rincón bien oscuro y acabarse él mismo porque estaba a un tris de dejar los pantalones de cuero obscenamente pringados. Se pasó la mano por la boca y contempló la sangre que tiñó el dorso. Estaba claro que las cosas se habían calentado ¿Qué le había dicho Vishous? ¿Algún consejo o alguna advertencia?

Tío, lo único que podía recordar Butch era lo que V le había preguntado para cuando volvieran a casa.

OOO

“Lo has hecho muy bien”, John gesticuló con las manos, “casi parecía que compras mierda todos los días”.

-Que te jodan, no me ha gustado un pelo.- Blay sostuvo el frasquito transparente con su polvo blanco dentro con la punta de los dedos, como si le quemara-. Bueno, al menos ahora sabemos qué se metió ayer Rahg. Puede que los Hermanos sepan qué clase de efectos secundarios provoca esto.

Los dos conferenciaban en una esquina oscura de la discoteca, el pelirrojo hablando en la oreja de John para hacerse oírse por encima de los “tui-tui-tui” y “chumba-chumba” que escupían los altavoces. La cosa había ido mejor de lo que creían. Tal como había supuesto John, el encargado de la discoteca se ganaba un sobresueldo vendiendo porquería además de los combinados de marica que servían en barra. No era muy distinto a lo que sucedía en los garitos destartalados donde había trabajado como camarero, sólo que en Passion se vendían drogas de diseño en vez de heroína. Y Blaylock, con su ropa deportiva cara y su cartera de piel llena de billetes, encajaba a la perfección con el perfil de cliente que buscaba el tipo.

Había sido muy fácil decirle que sus amigos les habían recomendado aquel sitio y sus “servicios extras”. Blay sólo había tenido que pedir lo mismo que hubieran tomado ayer Rhag y su grupo, asegurando que hablaban maravillas de la experiencia, para que el tipejo le largara aquel potito de vudú, previo pago de 30 dólares. Pura calderilla en comparación con lo que podía costar una raya de coca. El hombre les había asegurado que, si querían más, de aquello o de otras cosas, podía ponerles en contacto con el proveedor.

Así que allí estaban los dos, con la sensación de que todos los ojos y dedos acusadores de la discoteca les señalaban y gritaban “¡drogatas!”, aunque ninguno hubiera probado nada más fuerte que un cigarro en su vida.

-Lástima que ese tipo no supiera qué estuvieron haciendo Rhag y los suyos anoche.- lamentó Blay, espiando de reojo los reservados oscuros donde había desaparecido Qhuinn hacía más rato de lo que le gustaría.

John se encogió de hombros, reprimiendo el impulso de rascarse los brazos. Joder, le empezaba a picar la piel. Y habría dado su paga de un mes por un ventilador ¿Qué pasa, que en las discos humanas no había aire acondicionado? Notaba la espalda sudada.

“Al menos tenemos una prueba de lo que estaban tomando. Puede que ahora los Hermanos sí tengan algo con lo que presionar a los colegas de Rahg”. John frunció el ceño un momento y se mordió el labio. Vio que Blay le miraba y que había adivinado lo que pensaba.

-Pero significaría ser los chivatos oficiales del grupo, ¿no?- John asintió y Blay sacudió el frasquito delante de su cara-. Esto no es azúcar, es droga. Yo tampoco estoy por ir delatando a la gente, pero esto es bastante grave. No creo que sea algo que podamos solucionar nosotros tres solos… -volvió a mirar por encima del hombro-. Más bien, nosotros dos solos.

John estaba demasiado ocupado en debatir con su propia conciencia si debían ir con el cuento a Wrath o no como para notar la amargura en el tono del otro. Y la cabeza empezaba a darle punzadas ¿Tenían que poner aquella mierda de música tan alta, por amor de Dios?

“Creo que tendríamos que hablar con…”

-Eh, tíos…- Qhuinn apareció entre la niebla, pasándose las dos manos por el pelo y conteniendo una sonrisa satisfecha de oreja a oreja. Cuando estuvo cerca de sus dos colegas les enlazó el cuello con los brazos- ¿Algo interesante por aquí?

Blay lo miró un momento a los ojos y luego bajó la vista hacia sus botas. Alrededor de Qhuinn flotaba el aroma a colonia de mujer. No pudo evitarlo. Se sacudió de encima el brazo del moreno y le dio el frasquito a John.

-Que te lo explique él.- se apoyó contra una pared, con los brazos sobre el pecho y una pierna doblada, perdiendo la vista entre los cuerpos que se retorcían entre los láser como gusanos en un anzuelo.

Qhuin lo miró fijamente un momento y luego arrastró los ojos hasta John. El muchacho señaló a Blay con la barbilla, se encogió de hombros y empezó a gesticular.

“No le ha gustado nada comprar droga, pero tenemos algo. Rahg y los demás estuvieron dándole a esto anoche”, le tendió el frasquito a Qhuinn. “Lo vende el encargado, nos dijo que era algo llamado K. Que no tendría efectos secundarios ni nos engancharía pero que era mejor que el éxtasis líquido. También es barato”.

Qhuinn agitó el frasquito hasta que el polvillo blanco se removió.

-No tengo ni puta idea de qué es, pero encaja con lo que me han explicado.- gritó en el oído de John, intentando que Blay también le oyera.

“¿Quién?”

-Una tía.

John desvió la mirada hacia el reservado de donde había salido Qhuinn y luego hacia su amigo. Joder, no había noche que no mojara. Algo debía tener que ver su más de metro ochenta y su pinta de modelo gótico. Vio que Blay se olvidaba de la pista de baile para volver a mirar a Qhuinn con el ceño fruncido.

-No sabía que se pudiera hablar con la boca llena.- ironizó con una sonrisa de medio lado que no duró ni medio segundo.

Qhuinn se quedó muy quieto un instante, con los ojos dispares fijos en los azules de Blay.

-Esa tía suele venir aquí los viernes y los sábados. Me ha dicho que ayer se fijó en Rahg y en su grupo. Salía de maquillarse en el baño cuando vio a un tío que encajaba con la pinta de Rahg casi abriéndose la cabeza dándole golpes a la puerta de emergencia.- explicó en tono seco-. Le dio lástima y se la abrió. Dice que parecía muy colocado. Salió dando traspiés y lo último que vio es que se caía de morros al suelo.- guardó silencio un momento, mirando a Blay sin parpadear-. Y la tía no tenía la boca llena mientras me lo contaba.

Blay desvió la cara y John tragó saliva, sintiéndose más virgen de lo que era en realidad. En ese momento, una oleada de mareo le hizo bambolearse como un muñeco de feria y tuvo que agarrarse a la manga de Blay.

-Ey, John, ¿estás bien?- el pelirrojo le cogió la cara, examinándolo con expresión preocupada.

Asintió. Seguía sudando.

-Creo es hora de volver a casa, Johnny-boy.- Qhuinn le sonrió-. Hay alguien que va a ser un hombrecito dentro de poco.

Por una vez, John no discutió. Caminó detrás de las anchas espaldas de Qhuinn mientras éste se abría paso por la discoteca como si estuviera excavando una línea de metro y Blay cerraba la marcha, por si perdía el equilibrio. A fin de cuentas, no se le ocurría qué más podían hacer. Si Rahg había acabado en el callejón de atrás con un colocón de cualquier mierda, Dios sabía dónde podía estar ahora. Quizás pensando entre los tres con más calma podrían sacar algo más en claro. Cuando la legión de Tiranosaurus Rex dejara de desfilar por su cabeza, claro. Probablemente, sólo necesitaba algo de aire fresco.

Qhuinn le dio vueltas al frasquito en las manos mientras Blay recuperaba los anoracks de los tres del guardarropía al lado de la puerta. Estudió los hombros anchos, los tejanos ceñidos y la forma sensual en que el pelirrojo elevaba una cadera cuando doblaba una pierna, apoyado con los antebrazos sobre el mostrador. No había podido tirarse a aquellas tías. No cuando su amigo se lo había quedado mirando con aquel anhelo en los ojos.

Le gustaba Blay. Mucho. Más de lo que Blay podría adivinar. Y no sólo por su cuerpo, pensó mientras el pelirrojo se giraba y lo miraba un momento con aquellos ojos azul bebé antes de pasarle la chaqueta a John. Le gustaba su inocencia, su bondad y su corazón generoso. Sabía que Blay le daría todo lo que tuviera, empezando por su amor, sin reservarse nada. Y también sabía que él acabaría traicionando ese regalo, porque así es como era. Un cartucho de dinamita con una mecha que cada vez ardía más rápido, impulsándole al frenesí, a follar con todos, a exprimir lo que el destino le ofrecía cuándo y cuánto pudiera. Así es como se sentía vivo, pensó mientras se colgaba su chaqueta del hombro y agitaba el frasquito a punto de salir por la puerta abierta. Unos necesitan drogas y otros sexo destructivo. Cruzó el umbral.

Hablando de destrucción…

Qhuinn levantó los ojos muy despacio cuando se topó con lo que parecía una pared de hormigón al intentar salir de Passion. Reconoció el olor a tabaco turco antes de que su mirada llegara a una perilla y a unos ojos de hielo que primero lo miraron con sorpresa y luego con un “te las vas a cargar” cuando se fijaron en el frasquito que llevaba en la mano. Al lado de Vishous -¿de dónde coño había sacado aquella ropa?- la enorme mole rubia de Rhage frunció los labios y paseó la mirada por los tres jovencitos pillados donde no debían. Así que los G.I. Joes, o la Hermandad, habían venido, a fin de cuentas.

V agarró a Qhuinn por el hombro como si fuera una muñeca de trapo y lo arrastró hacia dentro de la discoteca, empujándolo contra una pared. Le arrebató el frasquito de cristal con la droga y, cuando lo inmovilizó con el brazo contra la garganta, Qhuinn entendió muy bien por qué todo el mundo temía a Vishous. Tenía la mirada del asesino que te rompe el cuello sin parpadear y luego se sirve un vodka. Con hielo. Agitado, no removido.

-Ya puedes tener una buena excusa para esto.- siseó, con las puntas de los colmillos asomando entre la perilla.

OOO

Cualquiera que viera caminar a Phury pensaría que era un guerrero con un propósito, que se encaminaba a paso firme contra su enemigo. La realidad era bastante más mísera. Ponía un pie delante del otro sin ser consciente, la vista al frente sin ver, las mandíbulas apretadas para no replicar en voz alta a la que hablaba en su cabeza.

Dios, era tan patético…

Eso ya lo sabías. Mira a Butch. Ha conseguido superar lo de Marissa buscando a un hombre, nada menos. Y Vishous, a quien nunca has entendido. No sólo tiene un propósito noble para la raza, sino que también tiene un compañero, susurró el espectro. Ahora mírate a ti.

Cállate, no eres quién para hablar de mí. Phury apretó el paso, intentando huir de algo que estaba en su interior.

Claro que sí. Yo soy tú. Te conozco. No eres más que un drogata que se unió a la Hermandad porque pretendía redimirse de todos lo que no pudo salvar. Suspiras como un imbécil enamorado por una mujer que no es tuya y que ha conseguido curar a tu gemelo cuando tú no pudiste. La voz se volvió irónica, con una sonrisa espectral. Pero piénsalo así. Tienes suerte. No estás solo. Yo siempre estaré contigo, tu verdadero gemelo…

-¡Phury! Maldita sea, si sigues así tendré que correr para alcanzarte.

Oyó a Butch mascullar tras él como si hablara a través de un banco de niebla, difuminado. Como siempre, la voz del espectro, o de su gemelo oscuro, como le gustaba llamarse, era más fuerte que la de los vivos a su alrededor.

Mierda, no podía creer lo que había visto, pero sus ojos aún no le traicionaban. Butch y Vishous. Juntos. Con la mano de V entre ellos, susurrando al oído del irlandés. El poli con la cabeza hacia atrás, los labios entreabiertos como si gimiera. No había que ser un estúpido genio para adivinar lo que estaba pasando allí. No debería importarle. No era asunto suyo. Los dos eran adultos y podían hacer lo que les viniera en gana por mucho que ver a dos guerreros machos juntos, uno de los cuales era su buen amigo, dinamitara sus principios.

Pero la verdad es que sí le importaba. Sellaba el hecho de que él era el único miembro de la Hermandad que estaba solo, sin más compañía que sus sucios deseos y sus incapacidades crónicas. Y eso le aterraba porque le dejaba sin argumentos frente al hechicero.

Cariño, ¿ya me has olvidado? No estás solo. Estás conmigo. Siempre estarás conmigo… La voz del espectro, como el arrastrar de la hojarasca, venía acompañada de un susurro, como si alguna túnica raída se envolviera alrededor de Phury. Atrapándolo. Amortajándolo. Ahogándolo.

Prácticamente echó a correr.

OOO

Qhuinn tragó saliva, con los ojos fijos en los de V. El hermano le sacaba un palmo de altura pero, en aquel momento, a Qhuinn se le antojaron tres metros.

-La compré yo.- la voz de Blaylock era firme, a pesar de tener a Rhage pegado a su nuca como un enorme torreón.

Vishous retiró el brazo de la garganta de Qhuinn, sacudió los hombros para reajustarse el abrigo de lana y se giró muy despacio hacia el pelirrojo con una ceja enarcada. Rhage cogió a Blay por la nuca con una manaza que parecía un grillete y lo empujó contra la pared al lado de Qhuinn. Gracias fueran dadas por la oscuridad de la discoteca.

-Ya estás largando, hijo. Y no creas que te vas a salvar de que tus padres se enteren de esto.

Blay desvió un momento la mirada hacia John Matthew antes de tragar saliva y V enarcó la otra ceja. Allí había algo más de lo que parecía. Si alguien no encajaba con el perfil de consumidor de drogas de diseño eran aquellos tres chicos. Estaba dispuesto a apostarse uno de sus ordenadores a que ni siquiera habían probado un canuto en su vida. Vishous se giró hacia John por encima del hombro.

-¿Qué tal si empiezas a hablar, chico? Tus amigos te están protegiendo a ti. Algo injusto, ¿no?

John frunció el ceño cuando el sentido de aquellas palabras lo golpeó. Los guerreros no se esconden detrás de sus amiguitos. Se frotó las manos sudorosas en los pantalones y empezó a trazar señas.

“Fue idea mía. Hay…”, sus manos vacilaron un momento y cruzó miradas con sus amigos. Qhuinn bufó y Blay se encogió de hombros. “Hay algunos reclutas que consumen drogas”, admitió al final.

-¿Como Rahg y sus amigos?- Rhage parecía estar empezando a pillar de qué iba aquello, aunque descifraba la lengua de signos bastante más despacio que V. Los tres jóvenes parecieron querer fundirse con la pared- ¡Oh, vamos! Si sabéis algo, decidlo. Ya es un poco tarde para jugar al “no me chivaré ni bajo tortura”, ¿no creéis? Y hay un chico desaparecido.

John dejó caer los hombros en señal de rendición. O quizás simplemente porque todo el esqueleto parecía pesarle como una ballena muerta.

“Sí. Como ellos”, gesticuló con las manos bajas, el equivalente a un susurro. “Pensé que si conseguíamos saber qué habían comprado tendríamos… la Hermandad tendría… alguna pista”, señaló el frasquito que V había hecho desaparecer en el bolsillo de su abrigo. “El encargado se lo vendió ayer a Rhag y a su grupo”.

-Y sabemos que Rahg acabó muy colocado.- Qhuinn retomó el hilo de la explicación cuando Rhage empezó a fruncir el ceño, intentando seguir el furioso manoteo de John-. Le vieron desplomarse en el callejón de atrás después de que una tía le abriera la puerta de emergencia.

Vishous torció la perilla. Ironías de la vida, la misma puerta contra la que se había estado besando con Butch hacía un rato. Levantó la vista para localizar la cámara de seguridad que enfocaba hacia donde estaban, en la entrada de la discoteca, cerca del guardarropía. Lo más probable es que las imágenes que estuviera recibiendo el encargado fueran borrosas, como un montón de nieve en la pantalla. Su presencia provocaba interferencias en todos los cacharros que captaban imágenes o sonidos, como si su cuerpo desprendiera ondas. Así que nadie habría visto aún a Rhage y a él con los tres chicos.

-Fuera. Ya.- ordenó a los reclutas.

Los tres prácticamente levitaron sobre sus pies. Los dos hermanos les siguieron de nuevo fuera de la discoteca y V les arrastró unos metros más allá de la entrada, expuestos al mordisco del aire helado de la noche, fuera del alcance de las cámaras que vigilaban las puertas del local.

-Os diré lo que vamos a hacer, candidatos a Héroes del Año.- frunció las cejas-. Vais a sacar vuestros culos de aquí cagando leches.- vio que los tres casi se cuadraban, con disciplina militar-. Vais a ir hacia la mansión y le vais a explicar toda la historia a Wrath. Punto por punto ¿Estamos?

Las tres cabezas asintieron. A la vez, como muñequitos. Luego John volvió a hablar.

“¿Qué es esa droga? El encargado nos dijo que se llamaba K”.

Vishous desvió un momento los ojos a su bolsillo antes de volver a los del chico. Mierda.

-¿Estás seguro?- cuando John volvió a asentir, secundado por los otros dos, V maldijo entre dientes-. Ketamina. Es un anestésico veterinario.

-Hay que joderse ¿Sedante para vacas? ¿Alguien se mete eso al cuerpo?- Rhage miró el bolsillo de V como si dentro hubiera una bomba química.

-Más imbéciles de los que crees, aunque el experto en esto es el poli. Para los nuestros es peligrosa. Es una sustancia legal, no creo que provenga de los… circuitos controlados habituales-. Vishous enarcó una ceja a Rhage. Manera sutil de decir que Revhenge no parecía ser el proveedor. El hermano de Bella sólo trabajaba con grandes cantidades del mercado negro-. Estaría muy bien saber quién está metiendo esta mierda entre los niños bien, pero no es asunto nuestro.

-Claro, podemos llamar a Sony Crockett y Ricardo Tubbs para que investiguen.- comentó Rhage con una mueca mientras espiaba el interior de Passion más allá de las cortinas de terciopelo que daban acceso al corazón del local-. Bueno, si esto va de drogas, definitivamente no es problema de la Hermandad. Deberíamos largarnos de aquí.

-Y una mierda. Ya que nos hemos vestido para la ocasión no nos costaría nada hablar con el encargado.- apuntó V, recolocándose la maldita americana por millonésima vez.

Una mirada de reojo a los tres jovencitos sirvió para que Rhage mantuviera el decoro de los mayores y no empezara a llamar Nancy a Vishous. Simuló una tosecilla.

John observó a los hermanos, envidiando su propósito, su utilidad. Los dos eran unos mastodontes que hacían funcionar el cerebro, muy capaces de coger a aquel traficante de mierda y arrancarle hasta la confesión de cuándo le había robado la primera piruleta a su hermana, en caso de tenerla. Ojalá pudiera ser como ellos. Ojalá…

Dios dos palmadas para atraer sus miradas.

“El encargado nos dijo que nos podría poner en contacto con el proveedor si queríamos otras cosas”, explicó, intentando gesticular con claridad a pesar del ligero temblor de sus manos. “Quizás podríamos arreglar un encuentro y así podríais… podríais…” Bajó las manos despacio, dejando la frase literalmente en el aire, al ver cómo le estaban mirando sus amigos. Como si le hubieran crecido dos cabezas de troll, unos cuernos y una barba de Papá Noel todo al mismo tiempo. Vishous le dedicó una mirada que habría hecho que un glaciar pareciera un volcán y Rhage se limitó a darle un capón, echándole el pelo en los ojos.

-Tirad para casa ahora mismo. Y dejad que los mayores nos ocupemos de esto.

OOO

Butch jugueteó con el móvil que llevaba en el bolsillo mientras seguía a Phury a paso de marcha militar por las calles. El hermano no había abierto la boca desde que les había pillado con las manos en la masa en el callejón y se limitaba a caminar escudriñando las sombras, como si les retara a saltarles encima. Joder, a saber lo que estaría pensando. No sabía cuánto había visto, pero la postura en la que les había sorprendido no dejaba mucho margen al “no es lo que piensas”.

Ahora que el aire frío le había despejado las neuronas, parecía que las jodidas volvían a hacer sinapsis y a permitirle pensar. Tenía que hablar con Phury, porque, francamente, no estaba dispuesto ni preparado a que el hermano abriera la boca y la cosa empezara a correr por toda la Hermandad como el Cotilleo del Milenio. Primero porque pedirían unas explicaciones que Butch no estaba en condiciones de dar. Y segundo porque la situación de V ya era bastante complicada como para aguantar que los hermanos les pusieran a ambos bajo el microscopio como bichos de museo.

Se aclaró la garganta.

-Phury…

El hermano ni siquiera se giró.

-Eh, Phury, espera…

Butch alargó la mano hacia él para cogerle del brazo y detenerle pero, en cuanto notó el contacto, el otro se sacudió la mano de encima, parándose en mitad de una acera.

-No tienes que explicarme nada, ¿vale?- murmuró con las mandíbulas apretadas-. Nunca pensé que tú… que tú serías como Vishous, pero me alegro por vosotros. Al menos, no estás solo.- susurró, luego desvió el rostro de Butch y siguió andando.

El poli apretó los puños.

-¿Qué quieres decir con “como Vishous”, hermano?- el tono le salió muy tranquilo. Como letalmente tranquilo.

Phury meneó una mano mientras seguía caminando, dándole la espalda.

-Olvídalo, ¿vale?

Butch se puso a su altura y le frenó con una mano de hierro en el hombro, conteniendo el impulso de sacudirlo.

-Has empezado. Ahora acabas.- no supo si era una petición o una amenaza.

Los ojos amarillos de Phury tenían una peculiar mirada quebrada que rebajó un poco la temperatura del poli. Suspiró y agachó la cabeza.

-Quería decir que no sabía que fueras… -metió las manos en los bolsillos de la gabardina, abriéndolas y cerrándolas. Carraspeó-. Bueno, bisexual.- la palabra salió tan bajita que no supo si Butch la habría oído. Vale, por cómo tomó aliento el irlandés, dedujo que sí-. No es que… me importe…

Mieeeeeeentes, canturreó la voz del hechicero en su cabeza.

¡Cállate!

Phury se mordió el labio y apretó los ojos un momento con fuerza, como si pudiera reducir añicos al espectro si se concentraba lo suficiente. Luego sacudió la cabeza y palmeó el hombro de Butch.

-Vamos a patrullar, ¿de acuerdo? Necesito algo de acción.

-Phury…-cuando el hermano se giró, Butch se pellizcó el puente de la nariz, vacilando un momento-. No hables de esto con nadie, ¿vale? No sé… Preferiría mantenerlo en privado.

-Claro… ¿Vamos?- la pregunta casi parecía un ruego.

Butch suspiró y echó a andar, analizando el arranque de furia que le habían provocado las palabras de Phury. No había podido evitarlo cuando el hermano había insinuado que V era algo así como la encarnación de todo lo raro y freak del mundo, sin tener ni zorra idea de cómo había sido su vida, de por qué era como era. Y luego por decir que Vishous era bisexual cuando… no lo era.

La comprensión repentina de aquel rompecabezas dejó a Butch plantado en la calle como un pasmarote durante unos segundos.

Nadie conocía la historia de Vishous. Nadie sabía por lo que había pasado. Nadie entendía qué buscaba cuando dominaba a machos o a hembras. Excepto él. Por eso Butch podía afirmar, apostando su alma, que su amigo no era bisexual. No en el sentido de que ser bi equivalía a que te gustaban tanto hombres como mujeres. A V no le gustaban ni los unos ni los otros. Usaba a ambos géneros para vencer a los recuerdos, punto. A Vishous sólo le gustaba de verdad una persona: él, Butch. Y, a veces, lo distinto que era aquello respecto a lo que había tenido antes le podía y V tenía que retroceder. Porque también se asustaba, como él mismo, aunque no lo dijera.

La cosa, aquel enorme embrollo, no iba de si V era bi o de si Butch de repente se había vuelto gay. No tenía absolutamente nada que ver. Iba de que un hermano a quien no le gustaban ni los machos ni las hembras se había enamorado de una persona llamada Butch. Y de que una persona llamada Butch se sentía cada vez más atraída, en todos los sentidos posibles, por otra llamada Vishous.

Aquello iba de los sentimientos entre dos personas, no de etiquetas.

Butch sonrió. En aquel momento habría podido abrazar a Phury hasta partirle el espinazo de pura alegría. Ahora empezaba a entender los jodidos “por qués”.

OOO

-Bonito lío, ¿no te parece, V?

-Puedes apostarlo.

Rhage y Vishous contemplaron al encargado de Passion, desplomado sobre el teclado del ordenador de su despacho-pecera. La nariz ganchuda del tipo debía estar presionando la “Z”, porque la pantalla empezó a llenarse de “ZZZZZZZZ”. Parecía que alguien le hubiera puesto onomatopeya de cómic a lo que estaba haciendo el hombre. Dormido como el angelito que no era, por obra y gracia de V.

El tipo tenía una mente maleable, la de alguien que quería dinero rápido y fácil. No había sido difícil “persuadirle” de que les recibiera en su despacho, ni de que desconectara las cámaras de seguridad. Entrar en su cerebro para conseguir los detalles de su incursión en el mundo de las drogas había sido un juego de niños para V. El hombre buscaba pasta vendiendo cosas poco complicadas a pequeña escala para escapar el control de Revhenge. El problema era quién era el camello, según la imagen que Vishous había rescatado de la mente del encargado.

-Restrictores vendiendo drogas legales.- V movió la cabeza del tipejo dormido para que dejara de teclear la estúpida “Z” en la pantalla del ordenador y cerró el documento-. Revhenge y Wrath van a levitar de gusto.

-¿Crees que lo de Rahg anoche fue un… accidente o que los restrictores andaban detrás de alguno de los nuestros?- Rhage hizo crujir los nudillos.

-Ni puta idea, pero es mucha casualidad.- V empezó a teclear para acceder a las grabaciones de las cámaras de vídeo- ¿El problema? Ese chico puede estar muerto por sobredosis y entonces sólo es una desgracia. O puede estar en manos de los restrictores y entonces la glymera tiene un serio problema de seguridad.

-Y nosotros mucho trabajo.

-Bingo.- los dedos de V volaban sobre el teclado, haciendo retroceder las grabaciones hasta anoche. Entrecerró los ojos, intentando distinguir lo que buscaba entre las imágenes que cambiaban a velocidad de vértigo. Pulsó la pausa en el frame exacto-. Aquí está nuestro hombre.

Las botas de Rhage retumbaron en el suelo cuando se acercó al escritorio, ignorando al encargado dormido, y sus cejas se fruncieron al ver la imagen congelada en la pantalla. Un tipo calándose un sombrero tejano. Delgado. Rasgos enjutos, secos. Y el pelo blanco. Su mente conjuró el olor dulzón que seguro que le acompañaba.

-Hijo de perra.- masculló, apretando los puños.

Vishous capturó la imagen, accedió a su correo para enviársela y luego borró todo el historial de movimientos de la máquina, dejándolo exactamente como estaba.

-Aún tendremos que aceptar la oferta de John y negociar un encuentro para poder pillar a este hijo de puta.- masculló mientras recolocaba al encargado con la cabeza sobre los brazos cruzados y situaba una botella casi vacía de bourbon y un vaso a su lado. Cuando despertara, el imbécil creería a pies juntillas que había dormido el sueño del alcohol.

-¿Estás de coña?- los ojos azules de Hollywood se abrieron como platos.

-Nop.- Vishous se enderezó, dando una última ojeada al despacho para asegurarse de que no habían dejado rastros-. Ese restrictor es listo. Está organizando algo grande y puede que tenga a uno de los nuestros. Hay que pillarle. Como sea. Pero Wrath tiene la última palabra. Salgamos de aquí, hay que informarle.

Borrarle la memoria al segurata que esperaba justo detrás de la puerta del despacho fue el mismo juego de niños. Interiormente, V suspiró de alivio. Parecía que sus facultades habían vuelto a la normalidad, al menos las que se referían a manipular mentes ajenas.

El aire de la calle fue una auténtica bendición después del amasijo de humanos calientes de la disco, aunque fuera lo bastante frío como para anunciar las primeras nieves. Joder, V odiaba la nieve y el hielo. Le traía demasiados recuerdos miserables de infancia. Se apoyaron contra dos coches en la gran avenida mientras los grupos de humanos ejecutaban su propio baile, entrando y saliendo de los locales. Rhage se sacó el móvil del bolsillo.

-Voy a llamar a Wrath. Va a saltar de alegría cuando sepa las noticias que tendrá que darles a los padres del chico.

-Fijo que sí.

V se encendió un cigarrillo, exhalando el humo hacia la luna que brillaba tras las nubes, proyectando una especie de señal plateada. Como en los cómics, cuando la poli tenía que llamar a Batman. Hablando de polis… Jugueteó un rato con su propio móvil, luchando contra la tentación de llamar a Butch sólo para ver cómo estaba.

A la mierda…

OOO

El señor D esbozó una sonrisa diabólica bien encogido en el asiento de su Ford y escupió un trozo de regaliz. Sus hombres empezaban a impacientarse en sus puestos. Por algún motivo, sus presas habían decidido aparecer más tarde que de costumbre justo aquella noche pero, como animales predecibles que eran, ahí estaban.

El policía ex humano caminaba meneando la cabeza cubierta con una gorra roja detrás de un tipo enorme con el pelo largo vestido con el mismo uniforme de cuero “lámeme-las-botas” que llevaban todos los Hermanos. A M le iba a encantar volarle la cabeza a aquel tipo. El marine odiaba a los cretinos musculados con caras de ángel metrosexual.

Estaba claro que D había acertado con sus deducciones. El ex humano no parecía ser capaz de detectarle si se mantenía dentro del coche, rodeado de metal. O eso, o estaba distraído con sus propios pensamientos. Por si acaso, D se mantuvo encogido en el asiento por debajo de la ventana mientras hablaba por el walkie.

-¿Cebo 1?

-En posición.

-Prepárate para salir. La presa va hacia tu guarida. A mi señal.

-Recibido.

La sonrisa de D se hizo más ancha.

-¿Cazador 3?

-¿Jefe?

-Prepárate para bajar del coche cuando te lo diga.

-Oído.

D observó al policía y al otro hermano internarse en las calles traseras del centro, desierto a aquellas horas, cuando todos los oficinistas estaban ya en sus casas escenificando la familia feliz americana alrededor de platos de lasaña precocinada.

Empezó a contar mentalmente, con la boca cerca del walkie, preparado para dar el toque de inicio de los fuegos artificiales.

OOO

Butch decidió en aquel momento que tenía que llamar a V, mientras daba vueltas al móvil en su bolsillo. Por muchos motivos, pero uno de ellos es porque necesitaba oír su voz al otro lado. Tenía la sensación de que, con sólo escucharle, sus Nuevas Revelaciones se verían confirmadas. Y, a fin de cuentas, le debía una respuesta.

-Phury, espérame más adelante. Tengo que hacer una llamada.- pidió en el tono más falsamente casual que consiguió articular.

El hermano no replicó. Sólo le dedicó aquella peculiar mirada abatida que lucía desde hacía un rato y se apoyó contra una pared unos metros más adelante, perdiendo la vista en las calles oscuras. El Motorola vibró en la mano de Butch justo cuando iba a sacarlo del bolsillo y dio un respingo. Descolgó y la estática de la línea le dijo quién era sin necesidad de leer el número.

-Eh, poli…

El saludo de V venía acompañado de una exhalación, como si estuviera fumando, y de un chumba-chumba amortiguado. Butch se dio cuenta de que apretaba el móvil como si fuera a hacerlo papilla y se obligó a aflojar la mano mientras carraspeaba. Mierda, ¿es que el hermano le podía leer el pensamiento a distancia?

-¿Ya has triunfado como bailarina en Passion?

Una risotada seca a través del teléfono. Phury le miró de reojo, receloso.

-Vete a la mierda.- había una sonrisa en la voz de Vishous-. Estoy de esta ropa metrosexual hasta las pelotas.

-Ya te la quitarás en la Guarida.- oh, mierda. La respuesta inocente de Butch enlazó con su conversación anterior y el poli agradeció que fuera de noche y Phury no pudiera ver lo rojo que se había puesto. V no dijo nada más y dio varias caladas al cigarro. Butch escuchó el cric-cric de la línea un par de segundos y luego se aclaró la garganta- ¿Alguna noticia por ahí?

-Malas. Drogas y restrictores. Al Reverendo le va a encantar. Y a Wrath. Por no hablar de a los padres de Rahg. Ya te contaré.- Vishous se quedó callado un momento y luego su voz sonó más grave de lo normal- ¿Todo bien ahí?

Butch torció una sonrisa. Por una vez, había adivinado él los pensamientos de V. Estaba preocupado.

-Aburridos como imbéciles.

-Ya… mejor.

Otro par de segundos de silencio.

-¿Vishous?

-¿Ajá?

-Sí.

Butch oyó perfectamente la inhalación del hermano y habría jurado que V podía notar que su corazón estaba a punto de salir revoloteando.

-¿Sí qué?

Mamonazo, pensó Butch. O, a lo mejor, necesitaba escucharlo con todas las palabras.

-Lo que me has preguntado antes. Cuando volvamos a la Guarida. Sí.

La estática de la línea aumentó de golpe, como si un banco de niebla más espeso que el del triángulo de las Bermudas hubiera cubierto Caldwell anulando toda comunicación inhalámbrica.

-¿Seguro?- la voz de Vishous sonaba estrangulada entre los crujidos de la distorsión.

Aquello reafirmó la respuesta de Butch. Nuevas Revelaciones confirmadas.

-Seguro.

-Mierda. Más te vale volver de una pieza.

Butch rió, una carcajada que le rejuveneció unos cuantos años. El hijo de perra estaba nervioso, tanto como él mismo.

-Aplícate el cuento.

-Cuida tu culo.

-Lo mismo digo, hermano.

A medio barrio de allí, Vishous sonrió como un completo imbécil, de oreja a oreja, mientras cerraba el móvil y exhalaba el humo hacia el cielo encapotado.

Cuatro manzanas lejos de Passion, el señor D pulsó el botón del walkie.

-Cebo 1. Sal.

-Recibido.

Butch volvió a guardar el móvil en el bolsillo y meneó la cabeza con una sonrisa estúpida de adolescente al que su novia acababa de decirle que quería pasar el fin de semana a solas con él.

En aquel momento, percibió al primer restrictor. Apareció de repente en su radar particular, más o menos a dos travesías delante de ellos, en línea recta, y Butch sintió la familiar aprensión mezclada con odio.

-Phury…

No necesitó decir nada más, su tono ronco fue advertencia suficiente. El hermano se giró hacia él con un latigazo del cuello, los ojos entrecerrados mientras se desabrochaba la gabardina, como si hubiera estado rezando por aquel momento toda la noche.

-¿Dónde? ¿Cuántos?

-Uno.- Butch se abrió la chaqueta y le quitó el seguro a sus SIG-. Cerca, a unas dos… mierda, allí está.

Justo en el límite del campo de visión, ambos distinguieron una figura oscura con dos pinceladas blancas: el pelo y un calzado deportivo. El restrictor debió verles porque arrancó a correr, desapareciendo al doblar una esquina. Phury rugió.

-Yo me adelanto mientras corres…

-¡Phury!

Lo mismo podría haber gritado la receta secreta de la Coca-Cola, Phury no hizo ni caso. Se desmaterializó justo en el momento en que Butch echó a correr hacia el restrictor, maldiciendo las ganas de entrar en faena del hermano. Le vio cobrar forma justo donde había estado aquel demonio pálido hacía dos segundos y desaparecer tras la misma esquina con un revoloteo de gabardina negra. No por primera vez, Butch maldijo su incapacidad para desmaterializarse. Era el único que dependía de la velocidad de sus piernas para alcanzar al enemigo.

El señor D contó mentalmente hasta cuarenta y volvió a hablar por el walkie-talkie.

-Cazador 3, sal del coche y dirígete hacia el aparcamiento.

-Oído.

Cuando Butch llevaba recorridos diez metros, frenó en seco. Otro restrictor en su radar mental. Por la calle que acababa de dejar a su izquierda. En dirección contraria hacia donde se dirigía Phury. Hay que joderse. Aquello no le gustaba. No le gustaba un pelo pero, al menos, eran sólo dos enemigos, uno para cada uno. Sabía que Phury era muy capaz de cuidar de sí mismo y que se lo llevaran los demonios si él no podía con un solo hijoputa de aquellos, vive Dios. Desenfundó la SIG y giró sobre sus talones, enfilando la calle al fondo de la cual sentía al no-muerto. Habría llamado a V, pero era imposible correr a toda velocidad y usar un móvil al mismo tiempo y el restrictor se estaba moviendo. No quería perderle por pedir refuerzos.

Las botas de Butch atronaron en la noche silenciosa mientras la gabardina ondeaba tras él como unas alas oscuras. Rápido, cada vez más rápido. Cada vez más lejos de Phury. Una manzana, dos. Cuando llegó a la tercera manzana alcanzó a ver el destello blanco del pelo del restrictor cuando el tipo entraba a la carrera en uno de aquellos aparcamientos en forma de edificio de tres pisos. El no-muerto esquivó la barrera de entrada y se precipitó en la oscuridad del interior, con Butch en cola.

Las paredes de hormigón le devolvieron el eco de sus pasos y de los del restrictor, perdiéndose entre las filas de coches aparcados. Casi no había luz.

Cazador 2, agachado en una vieja furgoneta Wolksvagen estacionada junto a la entrada del aparcamiento, susurró en el walkie mientras Cazador 1, a su lado, cargaba un cartucho amarillo en su rifle de aire comprimido.

-La presa ha entrado en el cepo. Vamos a por él.

-Buena suerte, chicos.- la voz de D, incluso a través del intercomunicador, traslucía una sonrisa.

Butch se precipitó entre dos coches. Escuchó con las armas en la mano y el corazón latiéndole en las sienes. El restrictor que había entrado corriendo se paró a cuatro coches de distancia, agazapándose. Justo entonces, el radar mental de Butch detectó, pitando furiosamente, a dos enemigos más a su espalda. Saliendo de una furgoneta aparcada junto a la entrada. Cortándole la retirada sin que hubiera podido percibirles al entrar.

En aquel momento, comprendió que se había metido de cabeza, él solito, en una trampa.

OOO

Phury dobló la esquina tras la que había desaparecido el restrictor con la sangre hirviéndole en las venas y los colmillos alargados. Ni siquiera desenfundó su arma, sólo las dagas. A fe que iba a disfrutar con aquello. Esa noche sus hojas clamaban por sangre negra, pero frenó en seco.

¿Dónde coño estaba el restrictor?

Se pegó a la pared y escrutó la calle a la que acababa de desembocar. Se había desmaterializado, así que lo lógico es que aquel hijo de perra sólo le llevara unos metros de distancia corriendo, debería estar viéndole la espalda. Pero allí no había nadie, sólo los coches aparcados, las farolas y las puertas cerradas de oficinas y comercios. Ni un alma.

Oculto tras la misma puerta trasera de acero de una tienda de fruta donde había estado esperando todo aquel tiempo, Cebo 1 se tapó la boca con la mano mientras susurraba por el walkie-talkie a su pareja en aquel baile, vestido exactamente igual y esperando tras otra puerta forzada una manzana más adelante.

-Te toca, Cebo 2.

-Recibido. Avisa tú a M de que el hermano va entrar en su campo.

-Ok. Corto.

Phury dio dos vueltas a las dagas en sus manos, bullendo de ganas de lanzarse al combate, de borrar su frustración con sangre y con dolor, a ser posible el suyo. Entonces lo vio. Te tengo, cabrón. El restrictor debía haber corrido como alma que lleva el diablo, porque lo distinguió al final de la calle, asomándose desde la esquina de la siguiente travesía. Phury vio perfectamente el pelo y las bambas blancas. El tipo debía haberse acabado de comprar unas Nike relucientes. Phury se desmaterializó de nuevo con una sonrisa sádica, sin pensar ni por un momento en que estaba a dos manzanas de distancia de su ayuda más cercana, Butch. Siempre y cuando Butch estuviera corriendo en su dirección.

Aquella vez, cuando tomó forma vio al restrictor corriendo con sus Nikes nuevecitas por en medio de la calzada, en vez de buscar la cobertura de algún obstáculo. El muy imbécil. Phury flexionó los muslos y dejó que sus músculos le impulsaran hacia delante como una bala de cañón. Podría haber disparado por la espalda al restrictor, pero había desenfundado las dagas, no la pistola, y, qué demonios, aquella noche sentía la necesidad de ser… personal en la caza.

Atronó la noche golpeando el asfalto de aquel callejón mientras corría con la muerte en la mirada y la sangre hirviéndole con la frustración contenida durante todas las horas de vigilia. Aquella noche, alguien iba a servir para desahogarse.

Phury no vio el puntito rojo de la mirilla láser del TAC-50 apuntado desde la habitación 602 del Caldwell Holiday Inn justo en su frente, en una línea recta perfecta.

OOO

La primera punzada seria de dolor pilló a John Matthew caminando con sus amigos desde Passion hasta el aparcamiento donde habían dejado el coche de Blay para volver a casa después del rapapolvo de V y Rhage. Fue como si alguien cogiera todas sus venas y las estirara de golpe en direcciones contrarias, a punto de romperlas. Hizo que se doblara por la mitad, con las rodillas temblando y boqueando en silencio. El don de la oportunidad. Hasta en aquello tenía el jodido don de la oportunidad.

-¡John! ¡Eh, colega, mírame!- Qhuinn se agachó delante de él, poniéndole las manos en los hombros. Cuando vio que John casi no podía abrir los ojos, se giró hacia el pelirrojo-. Mierda, ha empezado. Hay que sacarle de aquí.

Blay no se lo pensó mucho. Enlazó la cintura de John con una mano y se pasó uno de sus brazos por los hombros. Quinn lo imitó al punto.

-¿Puedes caminar, John? Tenemos que llegar a mi coche.

Lo intentó. De verdad. Pero otro tirón de sus venas al cabo de tres pasos le hizo volver a doblarse. Dolía, ya dolía y acababa de empezar. Una gota de sudor le resbaló desde la frente por la nariz. Jadeó, buscando aire ¿Cómo era aquello que salía en las pelis cuando una mujer se ponía de parto? Inspira… espira… eso es, cariño, lo haces muy bien… inspira, espira. Joder, ¿por qué no daban clases pre transición en la Hermandad además de enseñarles a montar bombas?

-Blay, así tardaremos eones.- Qhuinn reajustó el peso de John para cargarlo él solo sobre su cuerpo-. Corre tú. Trae el coche ¡Y llama a Wrath! Johnny-boy va a necesitar una transfusión en cuanto lleguemos a la mansión.

-Hecho.

John habría querido agradecer a sus amigos que estuvieran allí en aquellos momentos, pero bastante faena tenía con respirar como para empezar a gesticular frases coherentes. Contempló cómo Blay se perdía en las calles a oscuras a tanta velocidad como si le persiguiera un ejército de almas en pena y aprovechó una pausa entre dolores para enderezarse y apretar el paso, sostenido por Qhuinn.

-Vamos, John, amigo, no te hagas el duro.- Qhuinn gruñó mientras cargaba con su colega, a mejor ritmo que antes-. Eso duele como el demonio. Grita, cielo. Primero respiras, luego soplas y después gritas…

Qhuinn cortó la retahíla irónica con una risotada cuando John levantó un brazo derecho tembloroso y le mostró el dedo de en medio extendido. Bien, estaba lo bastante consciente como para tener sentido del humor. Aún tenían algo de tiempo antes de que la transición le mordiera las pelotas a plena potencia.

Oyeron el frenético golpeteo de botas sobre el asfalto, destacándose por encima del rumor lejano del tráfico y del ruido de los aparatos de calefacción, tres minutos después. John acababa de recuperarse de otra contracción -ya había empezado a pensar en eso como en un parto, donde él nacería como hombre- apoyado contra una esquina que iba a dar a un callejón.

Un restrictor pasó de largo de ellos corriendo por el callejón como una bala.

Los dos chicos parpadearon. Genial. Simplemente genial. Lo que les faltaba. Qhuinn desenfundó su arma y le quitó el seguro. Sólo por si acaso. El hermano Phury pasó corriendo con las dagas en las manos tres segundos después. No llevaba pistola. Qhuinn miró a John. El chico asintió. Aquello sólo eran los dolores previos a la transición, las cosas podían tardar un par de horas en ponerse realmente duras. Qhuinn podía echar una mano a Phury. Sólo si la necesitaba, lo que no era probable. Simplemente, parecía de mala educación cruzarse con un Hermano que estaba de caza sin compañía y no ofrecerle una manita si era preciso.

John se asomó al callejón para seguir a Qhuinn con la mirada. Su amigo echó a correr por la acera con el brazo derecho extendido empuñando su S&W, intentando apuntar al restrictor que seguía con su carrera por la calzada. Si Phury no lo alcanzaba y tenía que disparar, iba a ser un tiro en diagonal con el objetivo en movimiento. Guay de la muerte, vamos.

Phury oyó el segundo juego de botas entrando en escena y se giró en plena carrera para ver a Qhuinn corriendo a su izquierda, algo retrasado, apuntando hacia delante con un arma. Qué coño hacía allí el maldito crío… Sólo faltaba que un recluta le jodiera la diversión.

-¡Qhuinn! ¡Lárgate!- gritó con la cabeza ladeada hacia la izquierda y el brazo derecho levantado, gesticulando y desviándose un poco de la línea recta que llevaba.

Aquello fue, con toda seguridad, lo que salvó la vida a Phury cuando la bala de cinco centímetros de diámetro del TAC-50 silbó en el aire.

OOO

La planta baja de aquel aparcamiento acababa de convertirse en el set de rodaje de “La Jungla de Cristal”, con Bruce Willis sustituido por un Butch O’Neil con serios problemas. Tendría que haberse parado un momento para llamar a V. Eso tendría que haber… ¡Mierda! Se agachó a toda velocidad cuando la bala del Cazador 3 pasó zumbándole al lado de la oreja. Notó a los otros dos acercándose por detrás, gateó, se asomó un momento por otro lado del coche tras el que se escondía y disparó. Sabía que no iba a darles, pero sólo quería distraerles.

Joder, joder, joder… ¿Cómo mierda iba a salir de ahí? Estaba agazapado entre dos coches, con un restrictor otros dos coches más hacia delante y dos más hacia atrás, bloqueando la salida. Notó que los dos se retaguardia se desplegaban para rodear el coche tras el que se ocultaba y aparecer uno por cada lado. Bocata de Butch.

Así las cosas, sólo le quedaba una opción. Cargarse al restrictor que tenía al frente para, al menos, poder correr hacia el interior del aparcamiento y despistarles mientras pedía ayuda ¿El problema? Los dos de la espalda podían acribillarle a balazos en cuanto abandonara la cobertura. Se lo jugaba todo a la carta de pillarles por sorpresa con aquel movimiento suicida. No te hagas el puto héroe, repitió Vishous en su cabeza. Mierda, V le iba a moler a palos por aquello, si es que salía con vida.

En el segundo de silencio que siguió, Butch envió una breve plegaria telegrafiada a los cielos: Señor. STOP. No dejes que muera esta noche. STOP. A V le mataría. STOP. Por Dios…

Tuvo la impresión de que seguía rezando mentalmente cuando tomó aire, se puso en pie con las dos SIG en las manos, disparó con la derecha a uno de los restrictores que le cortaban la salida y con la izquierda a la cabeza del que se asomaba tras el coche del fondo. La satisfacción de notar que acababa de reventarle la cabeza al último le duró un par de segundos.

Exactamente, lo que tardó en darse cuenta de que Cazador 1 acababa de dispararle. Con un rifle de aire comprimido. En el hombro. Y no era una bala.

Llevado del instinto, rodó por encima del capó de un coche, con algo clavado en su hombro derecho y algún líquido esparciéndose por su cuerpo, hasta caer en el suelo al lado del restrictor al que le había acertado. Jadeó. Del hombro le sobresalía un cartucho amarillo. Como los que se disparaban a los elefantes en los documentales de la tele cuando los guardias forestales necesitaban dormirlos. Al cabo de unos minutos, los pobres bichos daban bandazos y caían al suelo, groguis.

Oh, no. Oh, Dios, no…

No oyó que los dos restrictores que quedaban activos se le acercaran ¿Para qué? No iban a arriesgarse. Sólo tenían que esperar a que aquella mierda somnífera hiciera efecto, allí plantados en el aparcamiento. Y llevárselo. Con el Omega.

Butch miró a su izquierda. El no-muerto al que le había acertado en la cabeza yacía en el suelo, en un charco de sangre negra que manaba de una herida en el cráneo. Profunda pero no incapacitante del todo para aquellas criaturas. Sus manos se movían en espasmos y parpadeaba, en poco rato estaría en pie. Muy bien. Si sus enemigos iban a entregar a Butch al Omega, él se iba a asegurar de chuparle un pedacito de fuerza primero.

Ni siquiera se esforzó por quitarse el dardo tranquilizante del hombro, lo que llevara dentro ya estaría corriendo por su sistema nervioso. Se arrastró hacia el restrictor sin soltar las pistolas y se inclinó hacia él, abriendo la boca. Odiaba aquello. Los demás hermanos podían verle como una especie de arma biológica, pero el único que más o menos entendía lo que aquello representaba, la sensación de estar comiendo mierda, era V, que tenía que limpiarle.

Al menos, la expresión de horror en los ojos vidriosos del tipo compensó la sensación de maldad que corrió como humo por sus tripas cuando lo aspiró. Cada vez que inhalaba uno de aquellos bastardos se metía algo del Omega dentro del cuerpo, haciendo más grande aquella semillita de maldad que siempre notaba en su interior, como un parásito.

Cuando acabó, el mundo dio vueltas a su alrededor como si hubiera entrado en una dimensión onírica. El cuerpo empezaba a pesarle toneladas. A través de sus sentidos embotados, oyó que los otros dos restrictores, ahora sí, caminaban hacia él, probablemente porque creían que el somnífero ya habría hecho efecto.

Lo único que pudo pensar cuando estuvo seguro de que su vida se acabaría aquella noche fue que Vishous se cabrearía como el puto demonio por haber arruinado sus planes para después.

OOO

Cuando el hombro derecho de Phury y parte de sus pectorales estallaron en un amasijo sangriento, Qhuinn perdió el paso. Por completo. Se quedó petrificado mientras el hermano lo miraba con los ojos amarillos dilatados y la sangre chorreaba desde lo quedaba de su carne, músculos y tendones. Luego, como en una escena a cámara lenta de “Matrix”, dobló las rodillas, las hincó en el suelo y se desplomó.

El restrictor que tenía delante dejó de correr, se giró, vio a Phury en el suelo y a Qhuinn plantado como un pasmarote con un arma en la mano y sonrió. Luego levantó el brazo derecho, aferrando un Colt Anaconda.

En ese momento John parpadeó. Había contemplado la escena agarrotado, en parte por el dolor y en parte por el miedo. Cuando sus pestañas aletearon tuvo una súbita visión: él mismo corriendo para apartar a Phury, cogiendo una de sus dagas y hundiéndola en el corazón del restrictor que amenazaba a Qhuinn. No un crío débil e indefenso. No un pringado del que todo el mundo podía burlarse.

Un guerrero.

Abrió los ojos y sus piernas se movieron solas, propulsándole hacia el callejón a más velocidad de la que jamás pensó que podría alcanzar. Cruzó la acera, la calzada y llegó a la acera de enfrente, a un metro de Phury, cuando vio el puntito rojo bailoteando en la cabeza del hermano tendido en el suelo.

Un francotirador, allí había un puto francotirador…

Más tarde se preguntaría de dónde había venido el instinto para hacer lo que hizo. Saltó sobre Phury, haciéndolo rodar por la acera, sobre su propia sangre y destrozándose aún más lo que le quedaba de hombro. El hermano gritó y John también habría querido hacerlo cuando el asfalto justo donde había estado la cabeza de Phury estalló por los aires como si hubiera detonado una granada de mano, esparciendo esquirlas de hormigón que les arañaron la cara y los brazos.

John se puso en pie, cogió a Phury por la cintura y lo arrastró penosamente hacia un portal, intentando protegerlo de la línea de tiro del francotirador invisible. Dio gracias que la distancia no era ni de un metro o no lo habría conseguido, Phury pesaba como un rinoceronte y él sólo tenía la fuerza de la adrenalina. El hermano había perdido el conocimiento y, a juzgar por la cantidad de sangre que empapaba su abrigo de cuero, corría serio peligro de perder la vida.

Sonó un disparo cercano. Qhuinn gritó. Luego maldijo. John se giró hacia él a tiempo de ver que se doblaba como si hubiera recibido una coz… o un balazo. Se llevó el brazo derecho, el que sostenía el arma, al costado izquierdo y se precipitó entre dos coches. Mierda, le habían dado.

El restrictor rió, una especie de gorgoteo siniestro que tuvo la virtud de hacer que John perdiera completamente el mundo de vista.

Era su enemigo.

Qhuinn era su hermano.

Y nadie jodía a sus hermanos.

El no-muerto trotó hacia los coches tras los que se ocultaba Qhuinn con el revólver por delante, relamiéndose con la pieza que estaba a punto de cobrarse. John se propulsó hacia delante, cogió una de las dagas negras de Phury tiradas en la acera y siguió corriendo. Directamente contra su enemigo. El restrictor se giró a tiempo de ver a un chaval menudo con el rostro distorsionado por la rabia abalanzarse sobre él.

Fue la sorpresa lo que ayudó a John a tumbar al tipo, no su fuerza física. Lo que ocurrió luego estaba cantado. Rodaron por el suelo, chocando contra la rueda de un coche. El restrictor no llevaba armas de cuerpo a cuerpo, sólo el Colt. Forcejearon. John intentó apuñalarle con el salvajismo de la rabia desesperada. El no-muerto bloqueó sus golpes con la facilidad de la práctica. John perdió la daga cuando el tipo le retorció la muñeca. Luego sintió el cañón del arma justo debajo de su barbilla, con su enemigo a horcajadas encima de él. Aferró la muñeca del demonio pálido con ambas manos, intentando desviar la trayectoria y sabiendo que no lo conseguiría.

Cuando oyó el disparo pensó en Xhex. Mierda, iba a morir sin pasar la transición. Sin que ella le viera como un macho. Menuda putada.

OOO

Blaylock saltó por encima de unas cajas de cartón desparramadas en la acera al lado de unos contenedores como si fuera un gamo, casi levitando. Respiraba en cortas boqueadas, perfectamente sincronizado con los movimientos de su cuerpo, convertido en una máquina de precisión desde que había pasado la transición.

Ojalá John sobreviviera al cambio y no sólo porque era su amigo sino porque, coño, tenía que conocer la sensación de fuerza, de poder, que daban aquellos músculos enormes. Si alguien se merecía sentirse un macho, era él.

Siempre que Blay consiguiera llegar al aparcamiento y recogerlo en coche para llevarle a la mansión cagando leches. Decidió que llamaría a Wrath para alertarle de lo que ocurría en cuanto dejara caer el culo en el asiento del BMW.

Sonrió al ver el aparcamiento. Tío, había corrido como un atleta. Pero en cuanto estuvo cerca la mueca se le congeló en la cara. Sonaban disparos allá dentro. Había un tiroteo. Justo donde tenía aparcado su maldito coche. Oh, joder. Lo más probable es que fuera un enfrentamiento por drogas o una pelea entre bandas humanas, Dios sabía que Caldie era un paraíso de los pandilleros. Lo más prudente habría sido esconderse y esperar a que los humanos discutieran sus asuntos en el idioma del plomo para ir a recoger el coche cuando todo estuviera despejado.

El problema es que la vida de John dependía, literalmente, de cuánto tiempo tardaran en llevarle a casa.

Mierda para mí. Se imponía intentar colarse en el puto aparcamiento en silencio y escabullirse hasta el BMW reptando por el suelo, sin dejarse ver. Luego tendría que confiar en que era capaz de salir zumbando del edificio antes de que aquellos aprendices de gángster le acribillaran a balazos por entrometido. Metió la mano bajo la chaqueta y se sacó la Beretta que llevaba metida en los tejanos, amartillándola. Se pegó a la pared exterior del aparcamiento y avanzó hacia la entrada agachado. Asomó la cabeza.

Dulce Virgen en el Fade…

El olfato le dijo quién estaba ahí dentro antes de que sus ojos registraran las dos figuras de pelo blanco, armadas, que avanzaban con calma, como si tuvieran a alguien acorralado. No hacía falta ser muy listo para adivinar que sería un vampiro, probablemente un civil. Uno de los suyos, de su raza. Uno de los restrictores, que llevaba lo que parecía un rifle, encajó una especie de cartucho amarillo grande en el cargador. Mierda, aquello no eran balas. No querían matar al vampiro que tuvieran acorralado. Querían dormirlo. Y llevárselo. Para torturarlo.

Las cejas pelirrojas de Blay se fruncieron al tomar su decisión. Era una completa locura, lo sabía. Él solo no era adversario para dos restrictores pero, qué demonios, era la única opción que le quedaba al civil desconocido. Y los no-muertos aún no le habían visto.

Inspiró, aferrando la Beretta con las dos manos, y se puso en pie con las piernas abiertas en la entrada del aparcamiento. Si no incapacitaba a uno de aquellos cabrones con un solo disparo, era vampiro muerto.

OOO

Butch parpadeó, forzándose a mantener los ojos abiertos mientras el narcótico corría por su sistema nervioso, extendiéndose como ponzoña. La maldad que había inhalado del restrictor se enredó en torno al somnífero, potenciando sus efectos. Tuvo que obligar a sus pulmones a respirar y, por un momento, se preguntó si aquella porquería era letal para los vampiros.

Sintió que los otros dos no-muertos estaban prácticamente encima suyo, a punto de rodear el coche tras el que se ocultaba. Si volvían a dispararle otro dardo de aquellos, estaría frito. Aferró las SIG con manos temblorosas y contó…

Un, dos, tres… ¡Arriba!

Forzó a los músculos de las piernas a levantarle para poder descerrajar un tiro a cada restrictor. En cuanto asomó por encima del coche, las rodillas le fallaron, desestabilizándolo. Aún así disparó ¡Pam, pam! Dos explosiones que él registró lejanas, desdibujadas. Acertó a los dos, más porque estaban a quemarropa que porque aún conservara algo de coordinación, pero no le sirvió de una mierda.

La bala que le perforó el otro hombro esta vez fue real.

Cayó hacia atrás como un fardo, golpeándose la cabeza contra el suelo. Mientras chispas negras bailaban ante sus ojos drogados, intentó entender por qué demonios el restrictor con el rifle de aire comprimido se desplomaba de bruces en el suelo si estaba seguro de que no le había herido de gravedad. Su compañero, el que le había acertado en el hombro, se giró hacia alguna amenaza desconocida y se agachó al otro lado del mismo coche que Butch, buscando cobertura.

El poli rodó la cabeza hacia un lado y sus tripas se encogieron. A pesar de estar a punto de perder la conciencia reconoció a un chaval con una llamarada roja por pelo, que culebreaba entre la fila de coches opuesta con un arma en las manos.

Blaylock… Un recluta… Un joven… A su cargo. Él era el Hermano. Él debía protegerle. Él era el hermano mayor. Nadie debía tocar a Janie.

El restrictor que Blay había tumbado momentáneamente empezó a moverse, con sangre negra manchando la espalda de su abrigo. Butch reptó hacia él como un mísero gusano. Le ardía el hombro izquierdo, la sangre caliente le empapaba el cuero, y el brazo derecho no lo notaba, dormido por completo. Igual que tendría todo el cuerpo en cuestión de minutos. Sabía que no podría ponerse de pie y los ojos se le cerraban, pero tenía que eliminar enemigos del campo. Restar amenazas.

Puso al restrictor boca arriba empujándole con su propio cuerpo. Justo en el momento oportuno, porque la criatura ya extendía el brazo hacia el rifle. Se apoyó con el codo del tembloroso brazo izquierdo encima del pecho del restrictor y abrió la boca, aspirando con los ojos cerrados.

Mientras, las balas silbaron por encima de su cabeza.

Blay tuvo tiempo de pensar, irónicamente, si podía contar aquello como horas de práctica a descontar de su formación con la Hermandad. Porque mierda si no estaba probando todo lo que le habían enseñado. Asoma sólo la cabeza y las manos tras tu cobertura. Intenta situar al enemigo y a las víctimas. Un disparo. Agáchate. Cambia de posición. Intenta acercarte al enemigo. Asómate por otro punto. Intenta situarlo de nuevo. Dispara. Agáchate.

El retrovisor del coche tras el que se parapetaba voló por los aires y Blay se cagó en la puta, en el demonio, en los ángeles y en todo lo que le vino a la cabeza.

O pensaba algo rápido o moriría sin perder su virginidad masculina.

El coche que tenía al lado era un jeep. Uno de aquellos monstruos negros inmensos y, sobre todo, muy alto. Lo suficiente como para que una persona adulta cupiera debajo y pasara desapercibida en la práctica oscuridad del aparcamiento, sin que ni su sombra ni ninguno de sus miembros sobresalieran.

Blay se asomó por encima de un coche, disparó sin importarle media hostia si acertaba o no, localizó al restrictor agachado en la fila de vehículos de enfrente, volvió a agacharse esquivando el balazo de respuesta por pelos –aunque se aseguró de gritar- y rodó debajo del jeep. Pegó el estómago al suelo y extendió los brazos con la pistola por delante.

Quieto. Muy quieto.

Voló otra bala cuando el restrictor aplicó su misma técnica, intentando situarle, y luego se hizo el silencio. El no-muerto debía estar analizando si había conseguido matarle con el disparo anterior. Blay aprovechó el paréntesis para intentar localizar al presunto civil. Había un cuerpo grande entre dos coches, no muy lejos del restrictor que acababa de dispararle. Parecía un macho. Estaba apoyado sobre el cuerpo del tipo del rifle de dardos tranquilizantes, con la cara pegada a la del no-muerto. Respirando. El cuerpo del restrictor desapareció en volutas de humo que parecieron entrar en el cuerpo de aquel macho…

Mierda santa, la víctima no era un civil. Era un Hermano. Butch O’Neil.

El ex policía gimió como si le hubieran abierto en canal y se derrumbó en el suelo como un fardo. Blay olió a sangre de vampiro derramada mezclada con aquel pestazo dulzón nauseabundo.

Mierda, mierda, mierda…

El único restrictor que quedaba activo estaba en cuclillas detrás de un coche. Blay podía ver sus pies y sus pantorrillas desde debajo del jeep. Se pasó la lengua por los labios resecos. Butch no se movía. Si no estaba muerto poco le faltaba y en cualquier caso él, un macho que no hacía ni dos semanas que había pasado por el cambio, era la única esperanza del hermano. Una gota de sudor le resbaló por la sien derecha. El Destino era un auténtico hijoputa, ¿verdad?

El restrictor empezó a avanzar desde la parte trasera del coche tras el que se escondía hacia el frente. Blay apuntó a sus tobillos. Volvió a oír la voz fría de Vishous en su oído en sus clases de tiro. Concéntrate. Visualiza tu objetivo. Siente la bala. Haz de tu arma una extensión de ti. Concéntrate. Visualiza tu objetivo…

Blay disparó justo cuando el restrictor se asomaba y apuntaba con su arma al cuerpo desplomado de Butch. Le acertó justo en un tobillo. El no-muerto aulló y cayó hacia delante, golpeándose la cara contra el suelo. Quedó a la misma altura que Blay estirado bajo el jeep. Blay disparó. Una y otra vez. El cuerpo del restrictor se sacudió con cada balazo como un saco de arena de prácticas de tiro. Blay sólo dejó de disparar cuando oyó el “clic” de su cargador vacío. Entonces jadeó y gimió. El restrictor no se movió, una sombra negra bajo la cual se formaba otra más oscura y más viscosa que se extendía por el asfalto poroso del aparcamiento.

Habría querido quedarse debajo de aquel jeep. De verdad. Era la primera vez que le disparaba a alguien y habría querido quedarse allí temblando. Pero el restrictor no estaba muerto y un Hermano podía estarlo en breve si no sacaba su culo de allí. Reptó desde debajo del jeep y corrió hacia el cuerpo del restrictor sosteniendo la pistola con las dos manos, a pesar de estar descargada. El enemigo no se movía. Empujó el arma que el tipo había soltado, alejándola de una patada, y se agachó junto al poli.

-¡Butch! ¡Butch, soy Blay! ¿Estás…?-oh, joder. Tenía uno de aquellos cartuchos amarillos clavados en un hombro y el otro empapado en sangre. Alargó la mano para tocarle el cuello. Con las prisas, no consiguió encontrarle el pulso y empezó a temblar.

Al menos, el poli pareció notar el contacto. Sólo se movieron sus labios. Y a duras penas.

-Acer-acércame… a él…- murmuró con el hablar pastoso de un borracho. O de un drogado.

-¿Qué? ¿A quién?- Blay se secó la frente con la manga de la chaqueta, los ojos dilatados.

-Res-restric…-Butch hizo esfuerzos por levantar la cabeza, con los ojos cerrados.

Entendió, Blay lo entendió. Todos los reclutas habían oído los rumores de lo que el ex humano les hacía a los restrictores. Que los inhalaba hasta dejarlos secos, como en “La Momia”. Y él acababa de presenciarlo con sus propios ojos.

-Mierda.- masculló.

Blay se embutió la pistola de nuevo en los tejanos, cogió al poli por debajo de los hombros, arrancándole un quejido largo, y lo dejó caer al lado del restrictor. Empujó al hijoputa con el pie hasta que le dio la vuelta. Tenía los ojos abiertos. Blay contempló horrorizado aquella mirada vidriosa mientras Butch pegaba la frente a la de aquella cosa apestosa y abría la boca, casi tocando la de la criatura. Cuando empezó a sorber Blay no pudo seguir mirando.

Sacó el móvil del bolsillo y le llevó tres intentos conseguir que sus manos temblorosas marcaran el número de Qhuinn.

Acababa de entrar en la guerra por la puerta grande. Y nunca se habría imaginado que sería tan sucia, tan poco… épica.

OOO

John Matthew pensó que estaba tardando mucho en morir desde que había oído el disparo. Y no entendía por qué el restrictor se había desplomado encima de su cuerpo, arrancándole arcadas con aquel olor a rata podrida. Abrió los ojos. La criatura tenía la cabeza apoyada sobre su hombro, con la cara girada hacia la suya. Tenía los ojos abiertos, sin ver, y un hilillo de sangre negra resbalaba por la comisura de la boca lentamente, apestando. John gritó. En silencio pero con todas sus fuerzas.

El asco le impulsó al frenesí. Se sacudió al restrictor de encima y le apuñaló con toda la rabia que podía acumular en su pequeño cuerpo dolorido. Siguió apuñalándole con los ojos cerrados hasta que la hoja golpeó el suelo cuando el cuerpo del no-muerto se volatilizó en un estallido de luz blanca. Y John siguió golpeando el asfalto con los ojos cerrados y la boca muy abierta, gritando sin sonido. Sin parar.

-¡John! ¡BASTA, JOHN! ¡Hay heridos y un francotirador!

El grito de Qhuinn le hizo volver en sí de golpe. Llevado de Dios sabía qué instinto, rodó por el asfalto de la calzada hasta donde estaba su amigo. Qhuinn estaba sentado con la espalda contra el morro de un coche y los pies contra un contenedor de basura, aguantándose el costado derecho con los ojos muy abiertos.

-¿Y Phury?

John jadeó, sudando, e intentó gesticular. Se dio cuenta de que aún llevaba la daga en la mano izquierda y la dejó en el suelo. Apestaba.

“Muy mal herido. A cubierto en un portal. Hay que sacarle de aquí, hay un…” El dolor, aquel dolor horrible volvió a reverberar por todos sus huesos y a correr por sus tendones y por sus venas. John se derrumbó contra el puto contenedor de basura, incapaz de hacer nada más que gemir.

Qhuinn juró en voz baja, se metió el arma en el cinturón y buscó el móvil en sus tejanos mientras el costado izquierdo le ardía. Estaba a punto de marcar el número de Blay cuando el jodido trasto vibró en su mano.

-¡Blay!- joder, la herida del costado le dolía como una perra, robándole el aliento- ¡Ven aquí cagando hostias! ¡Ha habido un tiroteo! Phury está grave y John está en pleno cambio. Tenemos un francotirador cer…

-Butch está herido.- la voz de Blay sonaba temblorosa, como si hubiera corrido la maratón y estuviera al borde de un ataque de histeria-. Restrictores. Estamos en el aparcamiento. Está… está como drogado y no… joder, no se mueve, no sé si respira.

Qhuinn maldijo mentalmente remontándose hasta sus ancestros. Menuda nochecita, por Dios.

-Vale, yo llamo a Wrath. Acuérdate de lo que nos han enseñado. Masaje cardiorespiratorio y esa mierda.- Qhuinn le echó un vistazo a John. Se convulsionaba como un hombre lobo a punto de transformarse, empapado en sudor. Y a Phury ni le veía- ¿Tú estás bien?

-De una pieza. ¿Tú…?

-Bien. Cuelgo.

Qhuinn tomó aire en cortas boqueadas mientras pulsaba el número exterior de la mansión. Lo que hubiera dado por tener el móvil de Rhage o Vishous. Si el francotirador decidía salir de donde estuviera y acercarse a ellos para liquidar el trabajo el único que podía pelear era él.

Un tono. Dos. Tres. Si salta el contestador, grito.

-¿Dígame?

Fritz. Era Fritz, el puto mayordomo con su traje de rayas, la pajarita de mierda y los jodidos guantes blancos.

John cayó de lado al suelo, encogiéndose en posición fetal, con las rodillas contra el pecho y la boca abierta.

-¡Soy Qhuinn, es una emergencia! ¡Tengo que hablar con Wrath! ¡AHORA!

-Por supuesto, señor. Le paso, señor.

Freak, aquello era freak.

-¿Qué coño pasa?

El ladrido del rey le pareció música celestial.

-¡Soy Qhuinn! Estoy con John y Phury en… -miró a ambos lados-… en el callejón entre la Segunda y Tercera, detrás de un… un hotel. Phury está grave. John está cambiando. Un francotirador…

-La madre que te parió.- el rey masculló e inspiró- Chico, quiero que te calmes ¿Algún restrictor en pie?

Gracias, Dios. Qhuinn volvió a sentirse un niño pequeño que le contaba al profe que se había pelado la rodilla en el patio.

-Cerca no. Pero hay alguno armado en algún edificio cerca y, si viene…

-¿Tenéis algún coche?- Wrath debía estar llamando a alguien por el móvil, porque Qhuinn oyó el pip-pip de las teclas.

-Blay tiene. Blaylock tiene su coche en un aparcamiento cerca. En… -mierda, ¿cuál era la maldita dirección?- A tres manzanas de Passion, creo. Pero él está con Butch. Y Butch está herido. Dice que no respira, le he dicho que le dé masaje en el corazón…

Silencio de un par de segundos que se hizo muy largo. Un juramento en el Idioma Antiguo.

-Te mando a Rhage. V irá con Blay y Butch. No te muevas de donde estás, ¿me oyes? Bajo ningún concepto. Voy a llamar a una Elegida. Díselo a John, dile que aguante.

-Descuide…

Qhuinn colgó el teléfono y alargó la mano para apretarle el hombro a John

-Viene la caballería, Johnny-boy. Y Wrath te tendrá el desayuno preparado para cuando llegues a casa, ¿me oyes, colega? Te has portado como un guerrero, tío…

Pero John hacía rato que había dejado de oír.

OOO

Cuando el teléfono de Vishous vibró en su bolsillo, pensó que pitaba más fuerte que de costumbre. Más urgente. Descolgó con el ceño fruncido mientras Rhage y él se dirigían a paso lento hacia el Escalade después de haberse tomado algo rápido al salir de Passion.

-¿Sí?

Necesitó de todas sus neuronas para entender lo que Wrath empezó a bombardearle.

-Ponme en altavoz.- cuando V lo hizo, la voz de campana del rey pareció proyectarse fuera del teléfono-. Tenemos dos emergencias. Qhuinn está con John y Phury en un callejón entre la Segunda y la Tercera, probablemente en la parte trasera del Caldwell Holyday Inn. Phury está grave y John en plena transición. Dile a Rhage que les saque de allí en coche cagando leches.- Wrath tomó aliento y siguió disparando malas noticias-. Tiene que haber un aparcamiento cerca de esa puta discoteca, Passion. Allí está Blay con Butch. El poli está… -vaciló un segundo-… muy mal. Blay tiene coche, lárgate para allí y…

Vishous no dejó seguir al rey. Colgó el teléfono y desenfundó la Glock mientras se giraba hacia Rhage con muerte en la mirada, la misma que tenía Hollywood. Le tiró las llaves del Escalade y se desmaterializó antes de que aterrizaran en la palma del hermano rubio.

OOO

Uno, dos, tres… coge la nariz, abre la boca, inhala… Vuelta al corazón. Un, dos, tres…

Blay hizo presión secamente con las manos encima del corazón de Butch, con los ojos azules muy abiertos. Que no esté muerto, que no esté muerto, oh, por favor… La piel del ex humano estaba gris, seca, y la peste a carne podrida ahora provenía de él. Blay se obligó a contener las arcadas cuando se inclinó para otra respiración boca a boca. Era como intentar reanimar a un restrictor, el mismo olor dulzón, como un cadáver…

No pienses eso. No pienses en nada. Coge la nariz, abre la boca, inhala…

La sangre que manaba de la herida de bala en el hombro era negra.

La visión de Blay se puso borrosa y parpadeó furiosamente para disipar las lágrimas de impotencia.

Un, dos, tres…

La oscuridad completa del maldito aparcamiento se disipó como si hubieran encendido los focos de un campo de rugby en plena SuperBowl. El hermano Vishous apareció en la entrada, junto a la barrera, y el brillo que despedía parecía el de una estrella de la muerte. Sus ojos resplandecían tanto que la pupila no se veía, dándole el aspecto de un mutante de cómic.

El Destructor de Mundos, podía ser, pensó Blay, al borde de un ataque de histeria.

V no corrió. Se desmaterializó y su resplandor de ultratumba bañó a Blay cuando apareció arrodillado al lado de Butch. Blay olió lo que nunca creyó que olería en un hermano y menos en V. Y que probaba que, al fin y al cabo, todos eran personas de carne y hueso. Aspiró el perfume del miedo que emanaba Vishous cuando sus ojos recorrieron el cuerpo de Butch desplomado en el asfalto.

Aquellos iris de un blanco cegador se giraron hacia Blay en busca de una explicación, de un titular rápido que resumiera la situación. Y la situación hizo que las lágrimas empezaran a rodarle por las mejillas pecosas.

-No respira… He intentado… man-mantenerle pero…. mierda, no respira. No encuen… No encuentro el pulso.

Los ojos azules de Blay transmitieron el mensaje que era incapaz de decir con palabras.

Butch está muerto.

26 respuestas to “«Amantes redimidos», capítulo 4, «Roto, apaleado y marcado», parte 3”

  1. Oh Dios Mío!Oh Dios Mío!Oh Dios Mío!Oh Dios Mío!Oh Dios Mío!Oh Dios Mío!Oh Dios Mío!Oh Dios Mío!Oh Dios Mío!Oh Dios Mío!Oh Dios Mío!Oh Dios Mío!Oh Dios Mío!Oh Dios Mío!Oh Dios Mío!Oh Dios Mío!Oh Dios Mío!Oh Dios Mío!Oh Dios Mío!

    Primero se me dispara la excitacion, luego la adrenalina y ahora tengo la letania de Oh Dios Mío! con lagrimas en los ojos.*se sorbe los mocos*
    Quiero decir que te pasaste, vale que los dos primeros trozos esta geniales. Pero este esta perfecto tiene las dosis exactas de emocion, adrenalina y lujuria, va a sonar serio pero con esto he constatado algo que ya sospechaba. Según mi opnion has superado a la autora y te mereces una medalla. *.*

  2. *se mira la medalla con cara absolutamente cómica*
    *empieza a ponerse como un tomate*
    *luego mira el paquete de galletas de chocolate que devoró para escribir las putas escenas de combate y decide que, bien pensado, la operación bikini se puede ir lindamente a la mierda y que el michelín de más valió la pena*

    ^^

    ¡Hola, muchas gracias! No creo que haya superado a la autora porque, para empezar, ella nos ha creado a Vishous *sonrisa toooooonta de oreja a oreja* pero te agradezco el piropo. Sufrí como una maldita para escribir las escenas de acción, te lo aseguro. Además de mover a tropocientos personajes con escenas cruzadas, intenté que se pareciera a las escenas de los libros pero describiendo el combate en más detalle.

    Como vengo de literatura fantástica y de juegos de rol ME JODE mala cosa que se zanje una escena de acción con un «se desató el infierno» y «silbaron balas». Se supone que los hermanos son guerreros, pero la Ward lo usa sólo como excusa y casi nunca nos describe emboscadas o combates con detallismo lo cual me deja comiéndome el libro.

    No sabía si las dos primeras partes se harían pesadas y se echaría a faltar más acción (la habrá en otros capis), me alegro de que no fuera así. En cuanto a la lujuria… *ejem*… digamos que tocaremos ese tema en la siguiente parte *mueve misteriosamente las cejas*

    Muchas, muchas gracias, cielo, espero que tengas un buen finde. Y, ya sabes… quedan cuatro díiiiiiiiaaaaaaaasss *canturrea con mirada de loca poseída* ¡¡Un besote!!

  3. Vanecaos hace poco que descubrí tu pagina pero te juro que me has dejado con cara de O.O nena te adoro!!!!!!! Me leí de un tirón Rosa de Sangre y ahora con Amantes Redimidos me estas dando ataques al corazón es increíble lo bien que escribes y como mezclas las tramas y los estados de animo me dejas con ganas de mas. Me paso todos los días haber si hay algo nuevo.
    Nykane tiene razón la Ward te envidiaría chica eres espectacular.
    Pero te digo una cosa : ¡¡¡¡¡¡¡¡¡NO me dejes así!!!!!!!!!!!!!!
    Me as matado con este capitulo no se si abrazarte o matarte si pudiera!!!
    Por favor dime que no tardaras mucho con el siguiente capitulo
    porfavooooor….

    Un Petonas!!!!!!!!

    • ¡¡Holaaaaaaa!!!! Encantada de conocerte 😀 Black, ¿eh? Mira, ya conozco a una Daggher, así que ahora sólo nos falta a una Brotherhood y ya estamos todas preparadas para la fiesta ^^

      ¡¡¡¿¿Te has leído de un tirón «Rosa de sangre»??!!!! Pues acabo de poner un post con fotos porque mi marido me ha regalado el fic encuadernado como un libro *se pone a llorar otra vez* Mierda, creí que tenía 500 páginas pero no, tiene 963.

      Es un honor que ahora te estés leyendo «Amantes redimidos». A la mayoría delas personas que les gusta el romance (tipo «Rosa») luego no les va el yaoi/slash lo cual, en mi opinión, es una lástima y más si se trata de V y Butch… *ejem* *pone en marcha el ventilador porque de golpe hace calor* 😀

      Muchas gracias por tus cumplidos, no creo que me los merezca todos pero hago lo posible por mezclar trama con escenas intimistas/sentimentales (bueno, tan sentimentales como pueden ser estos dos chicos, claro, a su forma brutota y prehistórica).

      ¡¡¡No, no te dejaré así!!! De la siguiente parte está escrita toda la larga escena entre V y B, «sólo» tengo que escribir las demás. Pero, al no ser de combate, no creo que me cuesten tanto. Actualizaré la semana que viene, eso es seguro (si no media el Apocalipse por medio o peta el ordenador).

      Un petonàs també per tu, que ja veig que ets de terra de parla catalana!! Per aquí tenim catalanes i valencianes, així que benvinguda siguis d’on siguis!!!

  4. monika Says:

    vane, haces esto mas dificil… con las fotos mi imaginacion vuela todavia mas *se muerde las uñas*
    no seas modesta te mereces los alagos y mas *giño*
    la espera es horrible *refunfuña* pero bueno valdra la pena 🙂

    • *sonrisa demoníaca mientras mueve las cejas* Mmm… ¿te gustan las fotos? ¡Y a quien no! Esa es la ida, que la imaginación vuele, vueeeeeeele alto…

      ¡No soy modesta, sólo realista! Es que hay gente en el mundo que escribe muchísimo mejor que yo. No es que sea Pérez-Reverte, precisamente y, sobre todo, hay escenas que me cuestan muchísimo, así que cualquier halago me parece inesperado *sonrisa ovejuna*

      El lunes (en el tren camino al trabajo) me pongo con las escenas que me quedan de la siguiente parte… *se cuadra tipo militar*

      ¡Gracias!

  5. Daggher Says:

    Weeeeeeeeeeeee *da vueltas en círculo* ¡Ya está por fin! Ahora mismo lo leo y te cuento mis impresiones! pero tenía que plasmar la felicidad de este momento XDDDDD

  6. Daggher Says:

    *recoge la mandíbula del suelo*
    ¡OMG, Me has dejado sin palabras y sin respiración! Eres una ARTISTA. Dios! Me ha encantado todo. Desde la primera letra hasta la última. Tienes el jodido don de hacer super equilibrados los capítulos, con la dosis perfecta de todo.

    Dios, primero el calentón que he pillado con Butch y V. Nena, eres una diosa en esto *se la come a besos* una verdadera diosa! que tensión, que calentura, que todo! Y, lo más importante de todo, es que siguen teniendo su esencia. Siguen siendo ellos. Te mereces un 10

    Después la genial batalla que ha venido a continuación. Creo que nunca he leído una tan bien relatada y tan perfecta en su ejecución! Te ganas otro diez.

    Ahora bien, te quito un punto por dejarnos justo ahi!!!! lolololol Nah, es broma XDDD Pero, por favor *se arrodilla en el suelo* No tardes mucho en actualizar ¿si?

    Un besote enorme!!

    • *coge la mandíbula del suelo, saca cola de carpintero y te la vuelve a fijar. Eso sí, cuando se seque sólo vas a poder sorber batidos con pajita ^^;*

      Oh, vaya… ¿Tanto de ha gustado, de verdad? *amapola* Lo que más me hace suspirar de alivio es que creas que siguen siendo V y B, los mismos personajes. Esa es mi principal obsesión. Y, bueno, describir tensión sexual lo tiene mucho mérito… ¡la ponen ellos toda! ¡En serio! Las escenas de ellos dos juntos en ese plan salen a puñados *vuelve a mirar con mala cara a la Ward por haberles hecho acabar separados*

      *risita* Vale, veo que conseguí que no se me perdiera ninguna bala por ahí y que la escena de combate más o menos se entendiera. Es que las echaba en falta en los libros ¡¡Palos!! ¡¡Caña!!! *esta es la fangirl de fantasía épica con un mandoble Vengador Sagrado +5, que no ha podido reprimirse*

      Acepto que me quites un punto por dejarlo ahí, claro que sí ¡Pero es que llevaba 30 páginas! En algún momento tenía que cortar… ¡¡¡AAAAAAH!!! *se tira bajo la mesa cuando empiezan a volar agujitas de vudú. Agita bandera blanca* ¡¡Prometo actualizar lo antes posible!!!

      ¡¡¡Besote enorme de vuelta!!

  7. Dafnelita Says:

    Ole tú:

    *aplausos* *dando salticos de emoción*
    Muchos aplausos para ti Vane… en serio te quedo genial… *ra ra ra * y me encantaron las escenas que retomaste en esta parte del capi… ejem.. *risa pervertida* sobre todo aquella del callejón y cierta puerta *calor* No sabes lo feliz que me has hecho mujer… has cubierto la decepción que tenia con Ward por no dejarlos juntos a estos dos, que son un amor, ademas de calientes *babas* y merecen ser compañeros para toda la vida *suspiros* Asimismo te felicito porque has capturado muy bien la esencia de los personajes y son constantes en cada capi *besos*

    *risa perversa*
    Y siiii la parte de la batalla esta increible, muy buena secuencia… No hay nada mejor que una buena pateada en las pelotas a esa m***a llamada lessers *escupitajo*

    *happy dance*
    Y sabes tambien porque te adoro… es que has colocado a mi otra pareja favorita… Blay y Qhuinn… hombre que adoro a esto vampiritos.. son tan lindos *ojitos brillantes* ejem.. esa podria ser tu próxima historia jajaja que por lo que veo la Ward se va demorar con su historia feliz *lloro*

    *golpes contra el teclado*
    Dime por favor que no te vas demorar mucho con la 4º parte… que entre tu y la Ward me tiene en medio de un soponcio *risitas locas* No sabes como espero aquella parte de V y B que dices que has escrito… *calor*

    Un abrazo enorme, 😀

    Dafne…

    • ¡Hola! ¡¡Muchas gracias!! Bueno, si la escena del combate ha gustado, al menos compensa las neuronas que se me murieron desgastadas por el esfuerzo^^ Mi marido, que es fan de la estrategia, se la leyó y hasta le gustó O.O En su opinión no se me había perdido ninguna bala, ¡hasta contó cuántas habían disparado por si me habia inventado la capacidad de algún cargador! Hay que joderse…

      Sí, me parece que la Ward decepcionó a un buen puñado de gente al no poner a V y a Butch juntos.

      ¡¡ME HAS PILLADO!!! *risita* Estoy esperando a leerme Lover Mine a ver si Qhuinn y Blay acaban juntos. Si es así, pues nada, Donde esté la historia original de la autora, que se quiten fanfics de imitación. Pero parece que la historia de ellos dos no acabará bien hasta el próximo libro (el de Payne y Manny) y que, de hecho, en «Lover Mine» las cosas se joderán bastante entre los dos chicos. Si es así: ¡¡¡Fanfic de Qhuinn y Blay en preparación!!! Sí, señora. Se lo merecen, ¿no?

      Ya estoy escribiendo la cuarta parte. Espero acabarla antes de que me llegue «Lover mine» porque, en cuanto ese bendito libro aparezca en mi casa, seré incapaz de escribir ni mi nombre 😀

      ¡¡¡Besotes y muchas, muchas gracias!!!

  8. Ay, mamá… Ay, madre… Ay, mami… *pasando la frengona por el suelo frente al ordenador* Hace calor. ¿No hace calor? Pues no sé tú, pero yo de repente tengo calor. Y mucho.

    Vale, ahora en serio. A ver, imagina la situación: Nela leyendo a la distancia que su oftalmólogo le recomendó para evitar los dolores de cabeza por forzar la vista. Unos 60 centímetros teniendo en cuenta la resolución que le tengo puesta a la pantalla. Bueno, pues cuando V y Butch han llegado al callejón, yo ya estaba a la mitad de esa distancia. Y dos segundos antes de que Phury hiciera su proverbial aparición, estaba a menos de un palmo, con la boca abierta y el corazón desbocado. *se seca el sudor y las babas con una toalla XXL*

    Y los tres mosqueteros… Mira que tengo predilección por Qhuinn (por eso de tener un ojo de cada color y ser un adorable cabronazo) y soy del equipo Qhuay (que los arrejunta a Blaylock y a él), pero te juro que me estaban dando ganas de meterlos a los dos dentro de un saco y molerlos a palos por brutos. ¿Qué hace falta, que se ponga un cartelito en la frente que diga «libre y dispuesto»? ¡AL CUELLO, JODER! *pone en marcha el ventilador y sigue secándose el sudor* Te juro que estoy en un puto desierto…

    Eso si, pequeño momento me-parto-de-risa al imaginar a Qhuinn mirando hacia arriba para sonreir a V con cara de «esto… hooooola… ¿sabías que mi karma me la tiene jurada?». De verdad, es como una de esas pelis americanas sobre los reclutas en el ejército, con el sargento cabrón amargándoles la existencia. V ES EL PUTO AMO (punto)

    Y Rhage también… a su manera *coftocapelotascof*

    Y, si no fuera porque sé que al final lo solucionarás todo… les haces sufrir sin necesidad. Bueno, vale, que sufran un poquito y luego me los mandas a que los consuele un… *V aparece en la habitación de brazos cruzados y muy serio* T_T vale… que se consuelen ellos solitos *V se va después de borrarle la memoria* V ES EL PUTO A… O.o uy, esto lo he vivido antes.

    ¡Paren las rotativas! ¿Qhuinn ha llamado «cielo» a John? Jo… eso no lo había visto venir. Eso si, el chiste de las clases de preparación me ha arrancado una sonrisa.

    La escena del ataque está muy bien. Pero mucho. Tanto por la acción como por el curre de formación militar y estrategia que te has dado. Te mereces los aplausos, de verdad que sí. Ah, y ese «la madre que te parió» de Wrath me arrancó ya no una sonrisa sino una carcajada.

    *va a por una toalla limpia y se suena la nariz con fuerza* ¡Y retiro lo de antes! Me da igual saber que lo vas a arreglar todo, ¡no se hace sufrir a quién quieres! *llora a mares* ¡Ay, que el Poli se me va! *V vuelve a aparecer con cara de más mala leche que antes y Nela corre a abrazarse a él… ¬¬ insensata* T_T ¡Sálvalo, San Vicio! ¡No quiero quedarme con las ganas de saber qué pasará en la Guarida cuando las cosas se calmen! *V la coge por el cuello de la camiseta como si fuera mamá perro con un cachorro y la mete de cabeza en la ducha* O.o ¿y esto? *_* ¡Me vas a hacer como a Butch cuando se convirtió? *V ya está brillando como una bombilla de bajo consumo* O.o ¿qué pasa?

    ——————

    *laptop de la rubia impertinente* por causas desconocidas y ajenas al Hermano V, la canija tocapelotas ha sufrido un colapso temporal que remitirá en cuanto a la citada mocosa se le vayan de la cabeza las ideas extrañas con el Poli.

    Fin del comunicado.

    • *todavía revolcándose de risa en el suelo con el comentario de Nela* ¡Ay, joder! *se seca las lágrimas, intentando hacerle una presa a V para evitar que fría a Nela y acabando arrastrada por el suelo cogida a su tobillo mientras el hermano resopla como un toro furioso diciendo que el único que puede tener fantasías calientes con el poli es él y brillando cual bombilla alógena*

      ¡¡¡Recuerda los consejos de tu oftalmólogo, querida! Que los ojos te tienen que durar *dice esto después de haber metido literalmente la nariz entre las páginas de los libros más veces de las que puede contar* ¡Me alegro de que te gustara la escena del callejón! Es lo que pasa cuando V se cabrea y se pone cachondo al mismo tiempo, que le sale la vena dominante. Ya veremos qué pasa cuando sea Butch quien quiera, digamos, llevar las riendas *sonrisa malvada*

      Ajajajaja, los 3 jovencitos parecen hechos para meter la pata con los mayores, ¿verdad? Ummmm, V como el sargento de hierro: «¡no soy soldados, sois nenazas!». El Puto AMo, sin duda. Sí, Qhuinn y Blay dan ganas de molerlos a palos y, por los spoilers de Lover Mine, vamos a querer matar a Qhuinn reiteradamente. En fin, si no acaban juntos en Lover Mine (parece que nos harán esperar hasta el próximo), prometo fic ^^

      Ups, la escena de batalla la jugamos mi marido y yo a rol, con cuadrícula de terreno y todo y midiendo alcances de visión ¡Fue muy divertido! Aplicamos las reglas de VAmpiro: la Mascarada para fortaleza, absorción y disparos. La investgación armamentística corrió de mi parte, eso sí. Mi madre me pilló con la página web de la ASociación Nacional del Rifle y era para hacerle un foto a su cara y colgarla aquí. Menos mal que la tengo curada de espantos, ya.

      ¿Que no sufran? ¡Por supuesto que sí! Ya sabes que el dolor a veces trae el conocimiento *sonrisa iluminada* No te quedarás con ganas de saber qué pasará en la Guarida ¡Lo veremos detalladamente en la siguiente parte!

      *coge una ramita y le da golpecitos al portátil de Nela, a ver si resucita. ¿Hola, hay alguien ahí?* *se plantea conectar un cable de su portátil al de Nela, tipo baterías de coche, pero decide que, con el yuyu informático que tiene, acabaría de joderlo y es mejor que el pobre cacharro vuelva a la vida por sí solo*

      ¡¡¡Muchas gracias y también por el copypaste en FF!!! Da mucha ilusión tener reviews, sobre todo por lo que aprendes con ellas ^^ ¡¡¡Petonets!!!

      • Muchas de nadas y gracias por echarle una mano al cuello a V para ayudarme XDD

        ¿Cuántos queda para el lanzamiento del libro? ¿un día? *va a consultar el marcador de su blog* vale, ahora mismo dice que 20 horas y 47 minutos según las fechas que dio la Ward en su web.

        Y no me digas eso de que el poli puede llevar las riendas porque entonces sí que acabo frita y colgada por los pies de un pino *severa hemorragia nasal*

        Y ya que sacas el tema de los spoilers (no quise hacerlo antes por si acaso), según he leído de alguien que ya tenía el libro en sus manos (debe ser de la editorial, o si no yo no lo entiendo), Qhuinn va a ser como el perro del hortelano. *prepara un bate de baseball tamaño familiar* Yo le parto las piernas y tú mientras le haces una nariz nueva, ¿vale?

        *sigue leyendo el comentario hasta la parte de La Guarida* O.o wooooo… oído cocina! yo preparo la bañera para evitar inundar el piso con las babas y dos botellas de agua oxigenada para cortar la hemorragia.

        Mierda… ya estoy como con Revh. ¡Hala! ¡Semanita de insomnio total y nervios para Nela!

        *muacas*

  9. Vane es la primera historia que leo en «serio» de una relación hombre-hombre siendo el protagonista sin ninguna chica en el medio tipo «sandwich» ( aunque claro si me pidan que sea el relleno de ese con esos pedazos de MACHOS tampoco me quejaría ^o^ ) Nunca me habían llamado la atención pero claro estos hermanos siempre llaman la atención allí donde van y una no es de piedra…Y aunque me gusta la Doc Jane la relación de ellos siempre me gustó y no tiene nada que ver que V sea uno de mis favoritos (Se nota que me gustan estos chicos no…no paro de hablar y adorarlos )
    Las escenas de… ejem … lujuria? O los calentones… uff nena tengo la caja de pañuelos al lado y como el proximo capitulo sea tan caliente como dices voy a necesitar la fregona y un barreño…
    Un petonas gegant!!!

    • Ummmm… creo que habría lista de espera para ser el relleno entre V y B ^^

      Bueno, en el fandom de Vampire Kinght he leído muchas historias yaoi, la mayoría Kaname-Zero y de otros personajes. Aunque me gusta leerlas, sólo soy capaz de escribirlas si creo que realmente hay un «pulso» entre dos personajes masculinos, no porque se me antoje juntar a dos.

      O sea, que de la hermandad sólo podría escribir un fic yaoi/slash de VxButch (porque está claro lo que flota entre ellos) y QhuinnxBlay (ídem). Por gracia que me haga leer cosas como ZxPhury o cualquier otra pareja, no puedo escribirlo porque no me lo creo. Opino que los fanfics tienen que respetar al máximo los personajes originales y que el yaoi, si es forzado, los deforma, aunque sé que el debate al respecto es largo y he leído buenas historias que parejas que no son reales en las obras originales.

      Sobre la Doc Jane el problema es que el personaje me gusta. Es casi imposible que no te caiga bien… ¡pero no con Vishous, demonios! Sigo sin entender cómo V pasa de «estoy obsesionado con Butch» a «ella es mía» sólo al despertarse de una operación. Es como si le hubieran cambiado el cerebro. Y tampoco tiene nada que ver con que V sea mi favorito, es sólo que el cambio de chip me pareció forzado, como si la Ward nos hubiera ido enseñando un personaje y, de repente, ¡plas! lo cambiara por otro.

      *suministra nueva caja de pañuelos en previsión de escena calentita del siguente capi* Espero que te guste la que tengo preparada. Ya te digo que aún no son relaciones completas, pero vaya… *ejem* El termómetro sube bastante.

      Un altre petonàs per a tu!!!

      • Dafnelita Says:

        Te cito Vane:

        «Sobre la Doc Jane el problema es que el personaje me gusta. Es casi imposible que no te caiga bien… ¡pero no con Vishous, demonios! Sigo sin entender cómo V pasa de “estoy obsesionado con Butch” a “ella es mía” sólo al despertarse de una operación. Es como si le hubieran cambiado el cerebro. Y tampoco tiene nada que ver con que V sea mi favorito, es sólo que el cambio de chip me pareció forzado, como si la Ward nos hubiera ido enseñando un personaje y, de repente, ¡plas! lo cambiara por otro.»

        *aplausos*

        AMEN HERMANA!!
        Pensamos exactamente igual!!!
        Que mal sabor de boca me dejo Warden con esto, pero bueno me consuelo con tu fic jajaja ^^ y con la historia de Qhuinn y Blay *ojitos alegres*
        Y siiiii Jane no era para mi V *enamorada* *babas*

        *abrazos mutuos*

        Dafne 😉

      • Hombre, ya no me siento como una estúpida, entonces. Ahora me he reconciliado con el libro porque, a fuerza de leérmelo yo que sé cuántas veces, la verdad es que las escenas entre V y Jane son muy chulas… si consigues abstraer al personaje de cómo era antes. Es decir, habrían sido muy chulas si Vishous no hubiera tenido esos sentimientos anteriores por Butch. Teniendo eso en cuenta, me pareció una incoherencia que se despertara de una operación y, «¡uy! ¿Quién es esa humana que tengo ahí? Osti, me mola. Es Mía, Míamíamíamía… Oh, vale, espera, Butch se mete en mi cama para que le cure. Justo con lo que he estado soñando durante MESES. Pero, eh, no pasa nada. Ahí tengo a esa tía desconocida y es a ella a quien quiero».

        ¿Me he perdido algo? No sé, algo así como un trasplante de cerebro. Cuando me leí el libro la primera vez cogí tal rabieta que estuve a punto de dejarlo. No estrictamente porque V y B no acabaran juntos (a fin de cuentas, la autora decide) sino porque parece que la Ward se hubiera olvidado de los sentimientos de V de una página a otra. *suspiro*

  10. Seer Says:

    Hola hace un tiempo me recomendaron la pagina y por la universidad no la habia revisado, pero Dios empeze a leer y ya no pude parar. La historia esta buenisima sigue así y POR FAVOR no los dejes en ascuas y sigue la historia.
    de nuevo te FELICITO

    • ¡¡Hola!!! Lo primero es disculparme por no haberte constestado antes, normalmente respondo el mismo día o el siguiente. Se me ha juntado el finde (=familia) con Lover mine y con acabar la parte 4 del capi (además de con un cacao impresionante en la bandeja de entrada de mi mail, urgh).

      Dicho esto: ¡¡BIENVENIDA!!! :DD Estás rodeada de fanáticas de la hermandad y creo que de los vampis en general^^ Siéntete libre de comentar lo que te dé la gana con total libertad, ya sea para decir que te gusta como que no (aprecio muuuuuuucho cualquier comentario que me ayude a mejorar) :DDD

      Uy,no sufras que piense continuar la historia hasta el fondo *cof cof* Y no les voy a dejar en ascuas, ya verás que los dos chicos van a ir progresando bastante XDDDD

      ¡¡Muchas gracias por las felicidades y, por favor, disculpa de nuevo por no haberte contestado antes!!!

  11. Susan Says:

    OBRA DE ARTE… XD En serio Vane Fantastico capi 😉

  12. Melanie Says:

    No mujer malvada y sin corazon no puedes matarnos al bello, bellisimo Poli, el tiene uqe vivir para estar con V. T.T

  13. OMGG… cincuenta mil veces!!!!!!!!!
    Creo que tengo el corazón enganchado con la campanilla.
    Me recomendaron este fic, pero no me prepararon ni física ni mentalmente para esto, alguien lo va a pagar.
    Tía, escribes que es una pasada!!! Estoy obsesionada con esta historia, ayer me desperté a las 3 y pico de la mañana y me puse a leer juajuajua…es cierto!!
    Intenté buscar la historia en Fanfic.net pero no la escuentro, me puedes dejar el link? sino seguiré por aquí.
    Si no te dejaba un comentario en este capi reventaba.
    De nuevo felicitaciones.

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