«Amantes redimidos», parte 1 del capítulo 7, «La vida es nuestra…»

¡¡YA VAAAAAA, LO ESTABA CORRIGIENDOOOOOO!!!! 😀 Bueno ahí está, la primera parte del capi final de «Amantes redimidos» Para compensar el retraso, esta parte es la más larga que he escrito jamás. Lo cual no es bueno de por sí y además dejará descompensada la parte 2, pero, en fin.. ^^; En principio, tenían que haber tiros en esta parte y cierto lemon en la última pero, claaaaaaro, los chicos tenían que decir la suya hasta el final =.= No hubo manera. Tal como se desarrollaban los acontecimientos, el capi sólo salía si se hacía en este orden *enésimo suspiro* Luego tuvimos discusiones sobre las posiciones. En serio.

La idea con este último capi es acabar de atar las cosas con V y Butch y el resto de los personajes (esta parte 1) y mostrar un poco cómo puede ser la convivencia de los chicos una vez como pareja, incluidas las peleas (parte 2). Hay una larga escena de Qhuinn y Blay, que me parece que se merecían por cómo los han vapuleado, que también sirve para introducir a su entorno familiar, de cara a posibles futuros fics. Recordad que esto es antes de que Blay admitiera en palabras lo que siente por Qhuinn, antes de que Lash se pasara a los malos y empezara a matar familias nobles ¡¡Y antes de la prueba de personajes de su fic, claro!! ^^;

Más cosas: el título es parte de un verso de la canción de Metallica “Nothing Else Matters” (“Nada más importa”). La siguiente parte del verso titulará la parte 2, valga la redundancia, del capi. Los versos del principio son parte de una poesía preciosa de Max Jara dedicada a la nieve^^ Cuando tenga tiempo, editaré el post para poner la letra de Metallica.

Ups, se me olvidaba: sobredosis de escenas de sexo explícito entre machos (por si a alguien, a estas alturas de la película, aún se le ponen los pelos de punta ;P) ¡¡¡Ya me diréis qué pensáis!!!!

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CAPÍTULO 7. LA VIDA ES NUESTRA… PARTE 1

 

“Soy un silencio grave/ Soy ala en agonía/Soy la melancolía”.

Tenía aquellos versos metidos en la cabeza desde hacía horas. Muy apropiados.

Blaylock suspiró, sentado en la camilla, con la mirada prendida en la pared de la habitación de la clínica de Havers que había ocupado todo aquel largo día. Ojalá hubiera podido ver la nevada que comentaban las enfermeras, pero las habitaciones subterráneas no tenían ventanas. A Qhuinn le encantaba ver nevar, era de las pocas cosas que suavizaba aquel frenesí interior suyo y le permitía sentarse en un sofá de su habitación con la mirada perdida.

El pelirrojo bajó los ojos a la punta de sus botas cuando probó a apoyar los pies en el suelo. No pensaba irse de la maldita clínica hasta saber exactamente cómo estaba Qhuinn.

-¿Cómo te sientes, cariño?

Disimuló una mueca, de espaldas a su madre, cuando la herida en la cadera le hizo flojear un momento. Teniendo en cuenta el lío en el que habían estado metidos, había salido con bien: una costilla magullada y una herida poco profunda en la cadera. Después de todo aquel día de reposo ya podía andar, siempre que no hiciera movimientos bruscos.

-Estoy bien, mamá.- se giró hacia ella con rostro compuesto, captando la expresión de enfado de su madre antes de que pudiera disimularlo. Se metió la camisa por dentro de los pantalones mientras hablaba. Había esquivado aquel tema todas las horas que había estado encerrado por el sol en la clínica junto con sus padres-. No es culpa de papá. Estas cosas pasan en la guerra y…

-Precisamente por eso no quería que fueras.- las cejas pelirrojas de su madre se juntaron un momento sobre la nariz. Luego meneó la cabeza y se acercó a él, cogiéndole la cara con las manos-. Blaylock, cariño, sé que eres valiente. Y sé que quieres ayudar a la raza ¡Pero hay otras formas de hacerlo! No tienes por qué ser tú quien arriesgue su vida…

Blay cogió las muñecas de su madre y le apartó las manos con delicadeza.

-¿Y quién va a hacerlo? Sólo hay cinco guerreros, mamá. Cinco. Ni siquiera hay un cuerpo de soldados en Caldwell y eso papá lo sabe muy bien. Lo entiende.- murmuró, con los ojos fijos en los de su madre, rodeados de finas arruguitas-. Quiero pelear. Y creo que sé hacerlo.

-¿Es por Qhuinn?- la hembra cruzó los brazos sobre el pecho, arrugando el traje chaqueta gris perla- ¿Por eso quieres pelear, porque él también lo hace? Sé que es tu mejor amigo desde que érais pequeños y que su personalidad es… bueno, te arrastra a su lado. Pero mira cómo ha acabado.

Blay tomó aire.

-Esto no es por Qhuinn. No tiene nada que ver. Es por mí. Es lo que quiero. Y no sé cómo ha acabado él porque nadie me dice nada.- cogió la bolsa que le había traído su madre con mudas para escoger y se la colgó al hombro- ¿Vamos? Quiero preguntar a las enfermeras.

Su madre frunció los labios en su clásico gesto de “lo dejamos por ahora” y se recolocó el asa del bolso de piel, asintiendo.

Blay echó a andar poco a poco por el pasillo, hacia el mostrador de admisiones, pensando que estaba atrapado en fuego cruzado. Ni si madre ni su padre sabían que era gay y que su deseo era llegar a ser un Hermano o, al menos, un guerrero. Probablemente -aunque no lo juraría-, su madre podría llegar a aceptar que su hijo nunca se casaría con un hembra de valía, pero no que se dejara los hígados en las calles. Y su padre podría aceptar lo último siempre que su hijo tuviera descendencia que continuara con el nombre familiar.

Algún día tendría que decírselo, las dos cosas. Tendría que tener una charla del tipo “mamá, papá, tengo que explicaros algo”, todos sentados en el salón con las tazas de té. Y esperar el cataclismo. Algún día… De momento, necesitaba aferrarse a la esperanza de que sus padres no eran como los de Qhuinn, que no le juzgaban y siempre le querrían.

Suspiró al ver la espigada figura de su padre firmando papeles en el mostrador de las enfermeras. Rocke pareció detectar su presencia porque levantó la cabeza en cuanto Blay apareció, dejando al momento el bolígrafo sobre los impresos para abrazarle.

-Me alegra verte en pie, hijo.- le dio unos golpecitos en los hombros para mirarle con orgullo detrás de las gafas. Ahora era una cabeza más bajo que Blay.

-De momento no puedo hacer carreras de obstáculos, pero estoy bien y… ¡Au!

Blaylock se inclinó peligrosamente hacia delante cuando alguien le dio una palmada en la espalda que hizo que sus vértebras bailaran un twist.

-¡Aleluya! Ya tenemos a uno en la cresta de la ola otra vez.- el vozarrón de Rhage resonó como un gong.

El Hermano sonreía de oreja a oreja. Blay sabía que le habían herido en un brazo, pero ya no llevaba vendaje. La capacidad de regeneración de la Hermandad hacía justicia a su reputación, al parecer. John se acercó a zancadas desde la sala de espera, dándole un abrazo con más cuidado que Rhage.

“¿Cómo te encuentras?”, le miró de arriba a abajo.

-De una pieza. Mañana estaré bien del todo ¿Habéis estado aquí todo el día?- los dos asintieron- ¿Y Qhuinn? ¿Han dicho algo?

Rhage juró por lo bajo, haciendo que su madre saltara sobre los tacones y le dedicara una mirada de reproche sin que el gigante se diera por enterado.

-Ni una puta palabra. Nos han tenido calentando silla todo el maldito día. Sólo sabemos que le han operado y que ha sido largo. Les he sonreído a todas las enfermeras, pero no han soltado prenda.

John empezó a gesticular algún comentario cuando todos se giraron al oír el nombre de su amigo en una voz extraña.

-Buenas tardes. Nos han llamado. Creo que tienen aquí a un paciente llamado Qhuinn.- el murmullo les llegó justo del otro lado del mostrador de urgencias.

Acababa de llegar lo que los Hermanos calificarían como un noble estirado con un palo en el culo y el resto de la raza, como un macho de valía. El tipo era moreno, con el pelo perfectamente cortado, alto y de ojos grises, las facciones marcadas. Vestía un traje impecable de raya diplomática bajo un abrigo negro, seguramente hecho a medida. Las mangas de la americana dejaron ver el brillo de los diamantes en los gemelos de su camisa cuando apoyó las manos sobre el mostrador. En uno de sus dedos lucía un grueso anillo de oro con un emblema familiar.

Ehlena, la enfermera de guardia, parpadeó, poco acostumbrada a ver aparecer a un miembro de la glymera.

-Sí, ah… ¿Usted es?- enarcó las cejas, a la espera de una respuesta.

El macho tamborileó con los dedos en el mostrador, frunció el ceño y respondió en voz tan baja que todos tuvieron que alargar el cuello para conseguir oírle.

-Familia.

Al oír la forma en que habia pronunciado la palabra, como si lo estuviera confesando bajo tortura, a Blay se le encendió la bombilla. Se acercó al desconocido con paso cauteloso.

-¿Eckle?- el hombre se giró con un parpadeo, como si le hubieran descubierto robando de un supermercado, y el gesto le hizo parecer lo joven que seguramente era. El pelirrojo se llevó una mano al pecho-. Soy Blaylock, hijo de Rocke, amigo de Qhuinn. Eres su hermano, ¿verdad? Nos hemos visto en alguna ocasión.

Exactamente cuando había ido a buscar a Qhuinn a su casa y el tipo les espiaba disimuladamente desde detrás de una columna con cara de no entender por qué alguien querría salir con el tarado de su hermano. Blay le tendió la mano. El macho miró a un lado y a otro y luego se la estrechó tan rápido que el chico pensó que había soñado el contacto.

-Vaya, ya era hora que viniera alguien de su casa.- Rhage se plantó al lado del noble, haciéndolo parecer un crío de pañales a su sombra. El Hermano no sonreía-. Qhuinn ingresó muy grave.

La mirada de Eckle le recordó a Blay la que pondría un científico si una de sus ratas de laboratorio osara hablar.

-Ya. Estamos muy ocupados…. señor.- se giró hacia Ehlena-. Deme los impresos de alta que tenga que firmar, señorita. Imagino que por eso nos han llamado.

-Oh, claro.- la hembra trasteó con los papeles sobre el escritorio, buscando los correctos-. Supongo que querrá esperar un momento a que el doctor Havers le explique cómo se encuentra su hermano, ¿no?

Eckle no la miró mientras sacaba una pluma del bolsillo interior de su americana y examinaba los impresos.

-¿Qhuinn está despierto?

-Eh, sí… Pero aún hay que arreglarle antes de que pueda marcharse y…

-Comprendo, tardará un rato.- el noble estampó su firma rápidamente al pie de las hojas y luego le puso la tapa a la pluma-. Mandaré llamar a un doggen para que le recoja.- volvió a meterse la estilográfica en el bolsillo.

Blay estuvo seguro de que podía arrancarle la tráquea de cuajo. Ahí mismo y sin lamentarlo un ápice. Y, por la cara de John, su amigo estaba más que dispuesto a seguirle en el plan. Apretó los puños, preparado para decirle cuatro verdades a aquel hijo de perra, cuando Rhage se apoyó con un brazo en el mostrador a centímetros del de Eckle, hinchando músculos hasta que pareció que casi reventaría la camiseta. Sus ojos quedaron a la misma altura que los del noble.

-Tu hermano Qhuinn- enfatizó el parentesco, mientras algo cruzaba como un relámpago por sus ojos de neón- ha demostrado un gran valor, igual que Blaylock y John. Los tres son un orgullo para la raza y tanto la Hermandad como el rey les tenemos mucho aprecio.- las cejas rubias cayeron sobre sus ojos y sus nudillos resonaron cuando se los crujió-. Seguro que tu padre comparte nuestra opinión y estará encantado de que plantes tu culo aquí hasta que Havers nos diga exactamente cómo está el chico y qué cuidados necesita. Aunque te pierdas el jodido té. Y seguro que nos recibirá con los brazos abiertos si mis Hermanos y yo visitamos a Qhuinn cuando nos venga en gana en cuanto esté en casa.

…gilipollas.

 

Rhage no llegó a decirlo en voz alta, pero el noble lo recibió como una bofetada en la cara y Blay tuvo que desviar la vista a sus botas para que no le vieran la sonrisa de  “jódete, cabrón”, que llevaba en la cara.

-No me cabe duda de que la Hermandad sabe concertar una cita telefónicamente, caballero.- Eckle dedicó una última mirada despreciativa a Hollywood, que sugería que su nivel de civilización estaba a la altura del de los gorilas, antes de hacer toda una escena recolocándose el abrigo.

Los ojos de Rhage se volvieron blancos por una décima de segundo. Blay tragó saliva y dio un paso al frente, dispuesto a ponerse en medio del Hermano y de Eckle, cuando las puertas batientes que daban acceso al área de hospitalización se abrieron, dando paso a Havers, con las manos en los bolsillos de la bata blanca y las gafas doradas resbalando por la nariz.

A la mierda Eckle. Ahí llegaban noticias.

OOO

-Viiiiiiii-shouuuuuuus… mira lo que teeeeeengoooo…

La estúpida cantinela no fue lo que consiguió que los párpados de V se abrieran como si alguien se los hubiera levantado con una grúa. Fue el olorcillo a café negro recién hecho justo debajo de sus narices. Gruñó, se frotó la cara contra las sábanas, maldijo el mundo y la necesidad de levantarse justo cuando estaba durmiendo como hacía meses que no lo hacía y, al final, acabó por abrir los ojos con un suspiro resignado.

Butch estaba de pie al lado de la cama, pasándole una taza humeante de café por delante de la cara con una sonrisa.

-Bienvenido al mundo, Bella Durmiente.

El murmullo de Vishous sonó a una mezcla de “que te jodan” y “buenas noches”, pero se tumbó de lado en la cama de Butch, apoyando la cabeza en una mano, y alargó la otra hacia la taza.

-He hecho una cafetera entera. Tenía la impresión que necesitarías una transfusión de cafeína a la vena para moverte.- el poli se dejó caer en la cama, junto a sus piernas. Tenía el pelo húmedo, olía a aftershave y llevaba algunos tejanos pijos y un jersey caro.

-¿Cuándo te has levantado? ¿Qué mierda de hora es?- sorbió el café ignorando que acababa de abrasarse la lengua.

-Son las ocho de la tarde, se acaba de poner el sol. Y hace media hora que me he levantado, cuando Wrath nos ha enviado el millonésimo mensaje. Fijo que si pudiera gritarnos por SMS, lo haría.- Butch sonrió y se pasó la mano por la cara-. Creo que ésta va a ser otra noche movida.

-Y cuál no lo es… – V dejó la taza vacía en el suelo junto a la cama, mirando a su poli con una media sonrisa.

Butch rebulló.

-¿Qué miras?

-A ti.- la perilla subió un poco más por un extremo.

-¿Por qué? ¿Me he dejado la bragueta abierta?

Vishous soltó una risilla.

-A ver si me convenzo de que lo de ayer fue real.

-Sólo tienes que mirarte para saberlo.- la sornisa de Butch se volvió un poco más bobalicona, con un súbito arranque de ternura. Se aclaró la garganta- ¿Cómo te encuentras?- repasó lo que podía ver de su cuerpo tapado hasta la cintura.

Vishous alargó una mano, cogió la del poli y la apoyó en sus abdominales, bajo las sábanas.

-¿Por qué no lo averiguas?

Butch rió, retirando la mano.

-Porque entonces no saldremos de la maldita habitación y esta vez lo de Wrath va en serio. Pero –se inclinó sobre él- puedo darte las buenas noches…

V no iba a acostumbrarse jamás a tener a su poli encima, besándole con la libertad de quien no se avergüenza de querer a alguien. Cuando Butch se separó de él, el irlandés sonrió como un cabrón.

-¿Más despejado?

-Capullo.- V se desperezó en la cama en una larga onda, bajo la mirada de Butch. Entonces se fijó en algo. El poli tenía el color de la cera reseca, unas enormes ojeras y le temblaban las manos. Se le borró la sonrisa de la cara de golpe-. Butch, tienes que alimentarte antes de que empiece lo que sea que nos vaya a caer encima esta noche.

-Claro. Ahora mismo iba a sacarme un vasito de sangre de la fuente del salón ¿Te traigo uno?- las cejas castañas se fruncieron-. No es tan fácil.

-A mí me parece que hundirle los colmillos a alguien y sorber sangre se te da bastante bien.- V enarcó una ceja.

Butch se pasó la mano por el cuello con nerviosismo, bajando la cabeza.

-Es distinto. Eras tú.

Vishous lo estudió un momento y decidió que el mundo podía irse al carajo unas cuantas horas más. Tenían que solucionar aquello. Hizo ademán de moverse para sentarse en la cama cuando algo pareció atravesarle el culo: la resaca de su cuerpo por hacer las cosas a lo bruto y repetidas veces. Maldijo y se sentó ladeado.

-Butch, si vamos a estar juntos, tenemos que solucionar esto. Vamos a necesitar alimentarnos los dos, tarde o temprano.- guardó silencio unos minutos-. Yo no voy a seguir bebiendo de mis… ah, sumisas.

El poli le disparó una mirada de reojo.

-¿No?

-No, pedazo de imbécil.- la perilla se elevó por un extremo- ¿Qué harías si te dijera que pensaba quedar con alguna de ellas?

-Convertirte en carne triturada y hacer salchichas de V para el desayuno.- por la expresión oscura del poli, no todo era cachondeo.

-Relaja, tahlly, no me apetece ni pensarlo.- mierda con la sonrisita orgullosa en la cara-. Así que los dos tenemos que buscar una solución. Vamos a hablar con Rhage, él tiene a una Elegida.

Butch suspiró.

-V, tú sólo tienes que asumir que has de cambiar de donante. Yo era humano hasta hace ocho semanas, ¿vale? Se me hace un poco jodido imaginarme que necesito una tía a la que hincarle el diente. Literalmente.- se frotó las palmas en los tejanos-. Ayer por la noche, contigo, fue correcto. Eras… ah, tú. Quiero decir, los dos estamos… juntos. No es algo frío.

Su poli siempre tan sentimental.

-Piénsalo de esta forma. Wrath no va a dejar que des un paso fuera de la mansión en cuanto vea la cara que tienes. Así que vas a perderte la acción otra noche. Y las que sea antes de que estés tan famélico que saltes encima de Bella, o de Beth o de cualquier otra hembra.

-Yo no haría eso…

-Sí lo harás. En cuanto a tu cuerpo le importe una jodida mierda tus escrúpulos. Cosa que pasará en pocos días. Créeme: lo he vivido.- Vishous se levantó de la cama, totalmente desnudo, sabiendo que había ganado al ver la mueca del poli-. Voy a ducharme, ¿sí? Luego iremos a ver a Rhage.

-Todavía no ha vuelto.- Butch había levantado la mirada y recorría su cuerpo-. Sigue en el hospital con John y Blaylock, están pendientes de noticias de Qhuinn. Supongo que pronto sabremos algo, pero mientras Wrath nos quiere a todos en el despacho. Oye –el poli se pellizcó la nariz-, ¿crees que tu madre nos prestará a una de sus chicas para que nos la merendemos después de decirle que se meta lo del Gran Padre por el culo?

Vishous fantaseó un momento con decirle a la Virgen Escribana exactamente aquello y luego pedirle una de las Elegidas. Ladró una risa canalla.

-Valdría la pena verle la cara antes de que nos achicharrara, desde luego. Ya veremos en qué orden hacemos las cosas.- se puso serio- ¿Sigues con tu plan de amenazarla con dejar la Hermandad?

-Sip.- Butch apretó los labios en su pose “soy una mula” habitual-. Pero explicárselo a Wrath va a ser todavía más jodido que decírselo a la Virgen.

-Me ducho y vamos para allá.- Vishous se pasó la mano por la mejilla con barba de un día, torciendo el gesto.

Por algún motivo, Butch estaba mirando su cuerpo desnudo con una sonrisa de mofetilla.

-Más vale que te pongas algo de manga larga y cuello alto. Y pantalones anchos.

Vishous se giró a medio camino de la puerta, pasándose la mano por las marcas de mordiscos del cuello y autoexaminándose. Eran tan profundas que seguramente aún se veían, lo mismo que las rozaduras de las muñecas, de un lila desvaído. Caminar le hacía ver las estrellas y su polla parecía una berenjena hinchada.

-No sé a qué te refieres.- enarcó la perilla- ¿Por qué no me preparas un sándvich mientras me ducho… cielo?

Salió de la habitación de Butch dejando que el poli se desahogara con sugestivas combinaciones de “perra”, “joder” y “culo”.

OOO

En la clínica, la aparición de Havers tuvo el efecto de un imán. Blay, John y Rhage saltaron hacia el médico mientras los padres del pelirrojo mantenían un discreto segundo puesto en la línea de oído. Eckle permaneció junto al mostrador, sabiendo que el doctor estaba obligado a darle primero a él las noticias. Havers dedicó un par de sonrisas rápidas al grupo y se dirigió hacia el hermano de Qhuinn.

-Caballero.- le tendió la mano de huesos finos y Eckle se la estrechó en un gesto rápido, melifluo- ¿Por qué no me acompaña a una salita?

-Perfecto, así cambiamos de escenario.- Rhage flexionó el cuello de toro.

-Disculpe.- el hermano de Qhuinn enarcó las cejas oscuras hacia el guerrero-. Pero creo que la entrevista con el doctor será privada.

-Disculpado.- las manazas de Rhage, apretadas en dos puños, acabaron apoyadas en sus caderas-. Pero hasta que Qhuinn reciba el alta está bajo la protección del rey y de la Hermandad, igual que estos chicos.- cabeceó hacia Blay y John- ¿Quieres discutir sobre derechos o enterarte de cómo está tu hermano?- crujió los nudillos, sugiriendo que su método de discusión podía no ser necesariamente la oratoria.

Eckle suspiró y levantó al vista al techo, pidiendo a los cielos que le dieran paciencia. Al cabo, señaló un rincón de la sala de espera con la barbilla.

-Doctor, por favor, usted primero.

Blay apretó los labios en una línea fina y se giró hacia John, que señaló  hijo de puta con las manos, aprovechando que Eckle, probablemente, no hablaba lengua de signos. El pelirrojo asintió. En la esquina de la sala se formó un pequeño corrillo en torno al médico. Havers se quitó las gafas y limpió los cristales con una punta de su pulcra bata.

-Bien, veamos. Operamos al joven Qhuinn de múltiples fracturas en la rodilla. Hemos conseguido reconstruirle los huesos principales, lo demás está en manos de su regeneración.- suspiró, dando a entender que la intervención había sido larga y farragosa-. Afortunadamente, contamos con la ayuda de la Elegida Layla.- el médico asintió hacia Rhage, agradeciendo la gestión con una mirada miope-. Además de la rodilla, tiene dos costillas fracturadas por impactos de bala en la espalda.

-Mierda santa.- gruñó Rhage, sacándose el pelo de los ojos e ignorando la mirada de desprecio de Eckle- ¿Se pondrá bien? ¿Podrá… caminar? ¿Y pelear?

Havers echó vaho sobre los cristales de las gafas y siguió frotando con ahínco.

-Diría que es prácticamente seguro que sí, siempre que siga al pie de la letra una serie de indicaciones.

-Se las haremos seguir.- Blay intercambió miradas con John.

-No me cabe duda, joven, aunque creo que será su familia quien tendrá que velar por él.- Havers dirigió una mirada de empatía a Eckle, que en aquel momento echaba una ojeada al reloj. El médico carraspeó para llamar su atención-. Qhuinn necesitará unos días de reposo absoluto en cama y tranquilidad. Tanto sus costillas como su rodilla han de soldarse. Dentro de… pongamos, cinco días, tengo que volver a verle. Si las fracturas han sanado ya, necesitará sesiones de rehabilitación. Eso, y mucho apoyo, posiblemente consigan que vuelva a recuperar la movilidad al 100%.

Blay miró de reojo a Eckle sumando las palabras “tranquilidad”, “apoyo” y “familia”. La ecuación se parecía precisamente a aquel capullo frígido que tenía al lado. Eckle asintió, sacando el móvil.

-Como he dicho, avisaré a un doggen para que le recoja.

La sombra de Rhage pareció crecer dos metros más. Blay empezó a oír un pitido en sus propios oídos, como si su cerebro se hubiera convertido en una olla exprés intentando contener la rabia, y John apretó tanto las mandíbulas que asomaron los colmillos. Las aletas de la nariz del Hermano se abrieron y cerraron y Rhage dio un paso hacia el noble.

-Si me permiten… -los tacones de la madre de Blay resonaron cuando dio unos pasos hacia el grupo, poniendo una mano en el hombro de su hijo-. Blaylock también se está recuperando, le haría mucho bien tener a su mejor amigo cerca.- dedicó a Eckle una sonrisa encantadora- ¿Causaría un gran trastorno a su familia si Qhuinn se alojara con nosotros mientras dura su convalecencia?

Blay se giró hacia su madre con los ojos como platos y reprimió el impulso infantil de saltar encima suyo y estamparle un beso. Oh, joder, si Qhuinn pudiera quedarse en su casa… Miró a su padre, que asintió. Casi se partió el cuello al volverse de nuevo hacia Eckle, que estaba examinando a sus padres como si intentara descifrar un genoma misterioso.

-Esa sí sería una gran idea.- Rhage cruzó dos brazos como dos barriles sobre su pecho mientras enviaba rayos por los ojos a Eckle-. Así la Hermandad no perturbaría el reposo de tu casa. Podríais seguir jugando al mus sin oír nuestras botas retumbando cada vez que fuéramos de visita…

El noble frunció los labios un momento, ignoró a Rhage y luego hizo un gesto condescendiente con la cabeza.

-No sería ningún trastorno, señora. Qhuinn puede quedarse en su casa, si realmente lo considera aceptable. Permítame un momento, por favor…- Eckle se acercó a una de las sillas de plástico de la sala de espera, de espaldas al grupo, abrió su maletín de piel, sacó algo, luego la pluma y, al final, se giró hacia la madre de Blay con un papel en la mano-. Por supuesto, esto es sólo para cubrir unos mínimos gastos. Qhuinn puede ser… una carga despilfarradora. Cualquier desembolso adicional no dude en notificárnoslo.

Su madre enarcó una ceja pero, antes de que nadie pudiera mandar a Eckle a la puta mierda, Rocke dio un paso adelante, cogiendo el cheque de las manos del noble con una educada sonrisa.

-Eres muy amable y apreciamos tu preocupación, pero sentimos a Qhuinn como a alguien de la familia.- echó una breve ojeada a su esposa y a su hijo-. Puede quedarse con nosotros el tiempo que sea necesario, como cualquier pariente. No cobramos a la familia, nos gusta pensar que estamos por encima de esas pequeñas ruindades. Sin embargo –se giró hacia un Havers que hacía lo imposible por mimetizarse con las paredes- estoy seguro de que la clínica aceptara con gusto una donación tan cuantiosa.

Blay lamentó no llevar pompones. Porque en aquel momento los habría sacado para dedicarle un baile a sus padres. Eckle murmuró algo por lo bajo, abriendo y cerrando la mano, a punto de hacer el gesto de recuperar el maldito cheque pero sin atreverse a ello. Cogió su maletín, se abotonó el abrigo y salió de la clínica caminando por el pasillo con la barbilla tan hacia arriba que sus cervicales debían estar crujiendo. Blaylock saltó sobre su madre.

-Gracias, mamá.

-No me las des, cariño. Es pura justicia.- se apartó un mechón rojizo de la cara-. Sabes que no me gusta hablar mal, pero Qhuinn se merece algo mejor.

-Bueno, querida, vamos a esperar a los chicos fuera mientras el coche se va calentando.- su padre le pasó un brazo sobre los hombros-. Seguro que les gustará tener un rato a solas con Qhuinn.

Ambos encajaron las manos de Havers, Rhage y John antes de salir. El doctor se subió las gafas sobre la nariz con su habitual expresión ausente, como si nada de aquel intercambio hubiera tenido lugar. Si algo enseñaba la glymera, era discreción.

-Bien, si desean pasar a verle, pueden hacerlo. En cuanto la enfermera le ayude a vestirse podrán llevárselo.- alzó un dedo de advertencia-. En silla de ruedas hasta el coche, por favor. No puede hacer ningún esfuerzo.

-Gracias, doctor.- Blay echó a andar por las puertas batientes con alas en los pies.

John le tocó el hombro para luego hacer señas.

“Tus padres son geniales. Siempre he sabido que la familia de Qhuinn eran unos capullos, pero no me imaginé que lo tratarían así”.

-A Qhuinn no le tratan de ninguna forma.- murmuró, con la vista al frente-. Sólo le ignoran. Por eso es como es…

Un guerrero noble relleno de complejo de inferioridad y zurcido con falsa arrogancia.

 

OOO

Aquello iba a matarle. Fijo.

Qhuinn hizo una gañota dolorida cuando se apoyó en el colchón con las manos para sentarse en la camilla, contemplando su pierna vendada desde el muslo hasta casi el tobillo como si tuviera la puta culpa de todos los males del mundo.

La jodida mierda iba a hacer que tuviera que quedarse en su casa a guardar reposo como un tullido.

Si su familia ya le ignoraba por tener un ojo de cada color, en cuanto le vieran como un lisiado de guerra la fiesta iba a estar completa ¿Y lo de hacer rehabilitación bajo las narices de sus padres y hermanos? Antes muerto. La porquería del asunto era que, o lo hacía, o podía quedarse cojo para siempre, y eso limitaría sus opciones de convertirse en un guerrero algún día y huir del jodido nidito de amor familiar.

Así que sólo le quedaba tragar bilis. A saber la cara que pondría su padre cuando saliera de aquella habitación en silla de ruedas.

Inspiró fuerte y las costillas rotas le dieron tal punzada que se quedó sentado en la camilla recto como una vara, boqueando.

-Me cago… en la grandísima… puta.

A aquel paso, iba a tener que dejar que una enfermera le vistiera, como una muñeca rota.

Ni de coña.

Ojeó la ropa que le habían dejado las auxiliares doblada en una silla. Teniendo en cuenta que había estado ingresado todo el día, nadie había podido salir de la clínica para cogerle una muda, así que tendría que conformarse con las prendas de emergencia que las enfermeras guardaban para casos en que los pacientes carecían de recursos. Por lo que veía, era un chándal roñoso verde caqui, con ropa interior que ya había decidido que no se pondría y unas deportivas hechas cisco.

Para qué hacerse ilusiones de que su padre hubiera pensado en traerle algo de su ropa al recogerle.

Hola papi, ¿a que te enorgulleces de llevarte a tu hijo pequeño a casa con estas pintas?

Estaba a punto de intentar la heroicidad suicida del siglo de levantarse solo de la cama y llegar hasta la silla aunque fuera a rastras, cuando la puerta de la habitación se abrió golpeando contra la pared.

-La madre que lo parió. Ya está intentando levantarse.- el Hermano Rhage llenó todo el umbral de la puerta y su expresión sugería que le hubiera dado una paliza de no ser porque ya estaba hecho una estera-. Vuelve a recostarte o lo haré yo.

Qhuinn tuvo que sonreír. Al menos, alguien se preocupaba por él.

-Me han dicho que me puedo largar de aquí.

Rhage se acercó a la camilla en dos zancadas, enseñando los colmillos al sonreír.

-Para eso necesitarás vestirte y que alguien te lleve, pequeño mamonazo. Y no vas a hacerlo tú solo o te abrirás las heridas y todo el tiempo que he pasado dejándome el culo cuadrado en la sala de espera no habrá servido de una mierda.- hizo un gesto de cabeza hacia la puerta-. Y la brigada de ayuda viene justo detrás.

Qhuinn torció el cuello, dispuesto a poner su mejor cara inexpresiva cuando entrara su padre con algún doggen que se rebajara a tocarle. Casi levitó de alivio al ver a John y a Blay. El pelirrojo caminaba algo envarado, pero qué mierda, estaba de una pieza. John se acercó a él y extendió el brazo, cogiéndole de la muñeca con fuerza de oso y luego le soltó para poder gesticular.

“Nos has dado un susto de muerte, cabrón”.

-¿Ves? Siempre hago la vida más emocionante a mi alrededor.-joder si no se le estaba poniendo un nudo en la garganta- ¿Tú estás bien?

“Sano y salvo. Tú te has llevado la peor parte”.

Blaylock apareció justo al lado de John, los ojos azules inspeccionándole y la boca fruncida en aquel gesto de “estoy preocupado, pero que no se note”.

-¿Cómo te encuentras?- murmuró.

La imagen del restrictor apareciendo en lo alto del terraplén y apuntando directamente a Blay hizo “pop” ante sus retinas. Joder, en aquella décima de segundo había creído que iba a perderle. Ahora no podía parar de mirarle, como si pudiera asegurarse de que Blay tenía todas las piezas soldadas.

-De fábula.-se dio un golpecito con los nudillos en el muslo vendado-. Dame un sable y seré todo un pirata. Y un parche, ya que estamos…

Mierda, no había pretendido sonar tan patético con aquel último comentario. Debían ser los restos de anestesia. Blay sólo sonrió un poco, la mirada aún clavada en él.

-Tengo que largarme.- Rhage alargó la mano hacia él, estrechándosela hasta casi partirle los huesos, como si fuera un pollito-. Le habéis echado pelotas. Los tres. La Hermandad os da las gracias y Wrath también.- mantuvo el apretón un momento más.

-¿Cómo salió todo?- Qhuinn seguía sentado en la camilla recto como una tabla- ¿El francotirador? ¿El GPS en el coche del jefe?

Rhage movió el cuello, haciéndose crujir las vértebras con una sonrisa. Muy amplia.

-Todos han vuelto a reunirse con el Gran Papi, menos el jefe. A ese le vamos a enviar al infierno esta misma noche. John enganchó el cacharro a su coche y le tenemos, así que nos toca fiesta.

Qhuinn suspiró. Flojito, por si acaso.

-El tejano confesó que habían matado a Rahg y le habían enterrado.

A Hollywood la sonrisa se le borró de golpe. De tío guapo de película pasó a parecer directamente un asesino.

-Hijo de perra. Grandísimo hijo de puta. Se lo vamos a hacer pagar. Vamos a arrancarles los miembros uno por uno, y luego nos traeremos el cuerpo de Rahg a casa.- inspiró fuerte, abriendo y cerrando los puños, hasta que consiguió calmarse. Luego miró a los tres por turnos-. Sería un placer pelear con vosotros. Que lo sepais.- caminó hacia la puerta y se giró un momento antes de salir- ¿Vuelves conmigo, John? Tengo reunión con Wrath.

El chico asintió y se giró hacia Qhuinn.

“Cuídate. Haz lo que te ha dicho Havers. No hagas el capullo, ¿vale?”

-Claro, descuida. Me quedaré en casita y dejaré que mamá me meta en la cama.- torció el gesto.

Chocaron nudillos y luego John salió, los hombros hundidos por el cansancio de un día en la sala de espera. Qhuinn volvió a darse ánimos mentalmente y apoyó las manos en el colchón para moverse muy despacio hasta sacar la pierna sana por el borde de la camilla. Blaylock casi saltó.

-¿Qué estás haciendo?

-Intentar vestirme. No pienso dejar que mi padre me vea con esta estúpida bata de hospital ni que una enfermera juegue conmigo.- bajó la pierna vendada, apoyando el pie en el suelo, y necesitó de todo su orgullo para no gemir como una Nancy. Se quedó con el culo sentado en la camilla y las piernas apoyadas en el suelo, rígidas y temblando-. Cristo…

Blay suspiró y se descolgó la bolsa de deporte que llevaba al hombro, dejándola encima de la camilla.

-Tu padre no te va a ver, ni con bata ni sin ella.- abrió la cremallera, revolviendo el interior. Qhuinn se giró hacia él, jadeando de dolor-. Ha venido tu hermano a firmar los papeles del alta.

-Ya veo…

No por predecible dolía menos. Su padre no se había dignado a ir al hospital a ocuparse de su hijo maldito, aquello habría implicado un reconocimiento que no tenía jodida intención de dar. Y menos, arriesgarse a que algún conocido le viera junto a su crío deforme y tullido. Mierda, la sorpresa era que hubiera enviado a Eckle en vez de a un doggen. Debían estar ocupados abrillantando la cubertería. Por algún motivo, presentarse delante de su querido, perfecto y completo hermano era una humillación superior a presentarse ante su padre.

-Tenemos la misma talla.- Blay estaba sacando un chándal negro de buena marca- ¿Te importa ponerte mi ropa?

-Sí, prefiero los harapos.- Qhuinn tuvo que volver a sentarse en la camilla, con las piernas colgando. Joder, no podía ni respirar-. Claro que no me importa. Gracias, colega.

Blay lo miró un momento de reojo y Qhuinn tuvo la certeza de que había sufrido todas y cada una de las horas que él había estado inconsciente. Le hizo querer abrazarle. El pelirrojo carraspeó.

-La ropa interior está limpia, pero no es nueva.- parecía que el color le había subido a las mejillas.

-No me hace falta.- por algún motivo, Qhuinn bajó la voz-. No voy a impresionar a ningún ligue en bastante tiempo. Los únicos que me van a ver van a ser los doggens.

 

-En cuanto a eso… -Blay jugueteó con una camiseta, mirando su bata blanca de hospital-. Te vienes a mi casa. Si quieres.

-¿Qué?- Qhuinn se tuvo que llevar una mano a las costillas cuando la exclamación le robó el aire.

-Intenta levantar los brazos. Voy a vestirte.

Blay se aprovechó de su sorpresa y sonrió cuando él le hizo caso. Le quitó la camisa de hospital con un suave susurro de algodón. A juzgar por su expresión, lo que no esperaba es que Qhuinn estuviera desnudo debajo. Los ojos azules bajaron instintivamente por su pecho hasta lo que había entre sus piernas y las mejillas pecosas cambiaron de color por completo. Qhuinn oyó perfectamente la respiración de Blay acelerándose.

Aquello no era buena idea. Nop. Cero. Porque su respiración había hecho exactamente lo mismo.

Si Blay seguía mirándole así, miniQhuinn empezaría a saludar en breve. Con restos de anestesia o sin ella.

Fingió un carraspeó, que sacó a Blay de su pasmo con un sobresalto. Sus manos trastearon la pila de ropa hasta dar con la camiseta de nuevo.

-Explícame eso.- Qhuinn levantó los brazos tanto como pudo con aquel dolor en las costillas, enviando órdenes urgentes de “quieta como estás, perra traidora” a su ingle cuando Blay tuvo que acercarse a él para pasarle la camiseta por la cabeza y los brazos- ¡Au!

-Lo siento.- Blay hablaba en un susurro-. Mis padres estarán encantados de que te quedes en nuestra casa mientras te recuperas. Están esperándonos fuera. Si tú quieres, claro.

-No quiero causaros problemas.- Qhuinn casi se ahogó con la camiseta enrollada en el cuello. Blay se la estaba intentando poner sin acercarse demasiado a su cuerpo-. No soy… el hijo predilecto.

-Eres bienvenido y te queremos en casa. Mi madre te lo ha dicho miles de veces.- alargó los brazos todo lo posible para acabar de acomodarle la ropa-. Nos gustaría que te quedaras con nosotros.

Blay tuvo que acercarse a él para bajarle la camiseta, que ahora se le había enredado bajo los brazos. Sus caderas se tocaron, su polla rozando los tejanos del pelirrojo. Qhuinn maldijo en silencio cuando su parte inferior dio un saltito de satisfacción. Su colega seguía esperando una respuesta, mordiéndose el labio mientras miraba la cama, su camiseta, cualquier cosa que no fuera hacia abajo. Qhuinn tragó saliva; lo que menos había esperado era que alguien le ofreciera un refugio. Y estar desnudo y vulnerable delante de Blay no ayudaba a su oratoria.

-Mierda, claro que quiero. Cristo, no sé cómo os lo voy a pagar.

Blay soltó una risita. Nerviosa.

-Vete al cuerno, Qhuinn. No tienes que hacerlo. Mis padres te quieren y yo… -el rosado de su piel subió a rojo grana-… bueno, tendré a alguien a quien machacar con la Xbox.

La mano de Qhuinn se movió sola, posándose en el cuello de Blay, con el pulgar acariciando la piel sedosa de su mandíbula. Los ojos azules volaron a los suyos.

–Juro que honraré la casa de tus padres y que compensaré su bondad de la manera que esté en mi mano. Nunca cometeré deshonor contra ellos, ni contra ti, Blaylock, hijo de Rocke.  

 

Su pulgar seguía acariciando la mejilla de Blay cuando terminó su promesa en el Idioma Antiguo, con la voz temblorosa después del esfuerzo de moverse, pero sincera hasta la médula. Si alguna vez pensaba en la familia que le hubiera gustado tener, los padres de Blay salían en primer plano. El pelirrojo le miró directamente a los ojos un momento, un raro tesoro que Qhuinn no solía recibir, y levantó el brazo para cogerle de la muñeca que tenía apoyada contra su cara.

-No eres lo que tu familia cree de ti.- susurró, para luego desviar la mirada-. Y tus ojos son… bonitos.

Qhuinn pensó que alguien le estaba estrujando los pulmones, y no eran sus costillas rotas. A su pesar, no se le ocurrió nada que decir que no fuera una burla de lo que Blay quería escuchar. Retiró la mano de su cara y permaneció quieto y callado mientras su amigo se agachaba para ponerle los calcetines, notando el aire frío en su entrepierna caliente. Se odió por necesitar que Blay se agachara para ayudarle a vestirse; el lugar que se merecía su amigo nunca sería a sus pies. Más bien a kilómetros por encima.

Blaylock cogió el pantalón del chándal y se arrodilló sin decir palabra, metiendo sus pies en las perneras, y se lo fue subiendo por las piernas. Tal como estaba, Qhuinn tenía en el mismo ángulo de visión su polla y la cabeza de Blay subiendo hacia ella. Los ojos de Blay volaron hacia arriba, tropezándose con su entrepierna.

Fin a aquello. Ya. O la promesa que acababa de hacer de no deshonrar a los padres de su amigo se iría a la puta mierda en un segundo.

Dejó de apoyarse con las manos en la camilla y cogió los pantalones, dispuesto a subírselos de un tirón y a cubrirse de una maldita vez, por amor de Dios. Blaylock hizo lo mismo y sus manos se enredaron. La palma de Blay rozó su polla y Qhuinn siseó.

-Lo siento, no pretendía…- Blay empezó a emanar ondas de calor sexual, mordiéndose el labio mientras miraba hacia otro lado.

Qhuinn se preguntó si también tendría aquel gesto mientras se corría. En sus manos. O en su boca.

Estúpido tarado hijo de puta…

 

Maldiciéndose al infierno ida y vuelta, decidió que ya tenía bastante de ayuda. Plantó los pies en el suelo, incorporándose del todo.

Y se mordió la lengua al reprimir el grito que le subió la garganta cuando la rodilla destrozada pareció desintegrarse en fragmentos aún más pequeñitos.

-¡Qhuinn!- los brazos de Blaylock le rodearon la espalda al momento, sosteniéndole contra su cuerpo cuando se bamboleó – ¿Estás bien?

-De… coña.- a su pesar, apoyó la cabeza en el  hombro del pelirrojo y se aferró a la espalda de su camisa. Para no caerse.

-Deja de hacerte el valiente. Tendrás que esperar en la camilla hasta que te traiga una silla de ruedas.- el corazón de Blay retumbaba como un martillo neumático-. Vamos a sentarte otra vez.

Blay afianzó el abrazo, dispuesto a levantarle lo suficiente como para que se sentara. Lo que le obligó a pegarse a él desde el pecho hasta las rodillas. Caderas incluidas.

Joder.

Qhuinn tenía una erección. Blay también.

Y ninguno podía disimularlo.

Permanecieron como estaban, abrazados rígidamente, con la cabeza de Qhuinn apoyada sobre el hombro derecho de Blay; el pelirrojo con la cara mirando al frente. Inmóviles como estatuas cuando los chivatos de sus cuerpos demostraron lo que nadie quería decir.

En aquel momento, Qhuinn tuvo la certeza de que se encontraba en un cruce de caminos, en uno de esos raros momentos de extrema lucidez en que uno sabe que la decisión que tome en el segundo siguiente cambiará todos los años por venir.

Podía hacer lo que realmente le pedía el cuerpo, cogerle la cara con las manos y besarle y aliviar el dolor que los dos tenían entre las piernas y no sería capaz de despegarse de Blay en los siglos que le quedaran de vida.

O podía cumplir su palabra de no deshonrar al único hijo de una familia noble y de no dar esperanzas a Blay de algo demasiado bonito que Qhuinn era incapaz de ofrecer.

Levantó la cabeza del hombro de su amigo y sus caras quedaron a un palmo, las bocas entreabiertas. Blay inclinó la cabeza a un lado, imperceptiblemente, y Qhuinn apretó con más fuerza su espalda…

…para desviar la cara un segundo después.

-Creo que sí que voy a necesitar esa silla.- murmuró.

Blaylock no dijo nada. Sólo le miró un largo momento y luego las pestañas claras taparon sus ojos cuando bajó la cabeza. Salió de la habitación en silencio, cerrando con suavidad.

-Que me jodan…

Sentado en la camilla, con las piernas colgando, Qhuinn se pasó una mano por el pelo de punta, los hombros hundidos y la cabeza gacha ¿Por qué mierda Blay tenía que sentir eso por él? ¿Por qué tenía tanta fe en su nobleza y en su integridad cuando él mismo sabía que sólo era un montón de mierda inestable llena de complejos?

¿Por qué tenía la maldita impresión de que, no importaba cuántas veces rechazara a Blay, no conseguiría sacarse aquellos ojos azules de la cabeza aunque se follara toda la ciudad de Caldwell?

¿Por qué mierda le daban ganas de rugir con sólo pensar que alguien que no fuera él pudiera hacer lo que había estado a punto de hacer?

OOO

Butch hizo lo posible por disimular que acortaba las zancadas mientras se dirigían al despacho de Wrath, tanto porque el mundo le daba vueltas como para mantenerse a la altura de V. Que, por supuesto, hacía lo posible por disimular que caminar con aire de chulopiscinas después de que le hubiera dado por culo de forma salvaje no dolía. Para nada. Y que llevar unos pantalones de cuero ajustadísimos sin bóxers cuando alguien te había rajado la polla con dos colmillos tampoco dolía. Qué va.

Por supuesto, V se había puesto una camiseta ceñida de cuello redondo, luciendo marcas moradas en la garganta. Y llevaba las mangas remangadas, por si las magulladuras de las muñecas a medio curar no se veían bastante. La larga ducha tampoco había conseguido eliminar del todo su olor de marcaje en la piel de V.

Butch no sabía si encogerse en previsión de la cara que pondrían los demás o inflar pecho porque su chico estuviera orgulloso de lucir su relación.

De momento, ya tenía bastante preocupación con caminar sin desmayarse. Vishous tenía razón: o se alimentaba aquella noche o sería un lastre para todos. Si se había despertado no había sido sólo por los mensajes del Rey, también por la sensación de un cepo apretándole la garganta hasta robarle el aire y espasmos en el estómago. Mierda para él. No sabía qué podía resultarle más violento: aceptar la vena de alguien conocido y querido –Marissa- o de alguna extraña. Porque cabía la posibilidad de que se pusiera… um, cachondo. Eso. Joder, tenía que preguntarle a Rhage cómo lo hacía para alimentarse de Layla sin agraviar a Mary.

-Pareces un puto zombie, poli.

Butch desvió la vista de V para casi darse de morros con Zsadist, que caminaba hacia el despacho de Wrath desde el otro lado del pasillo. Tenía el entrecejo fruncido.

-Ya. Bueno. Tengo algunos asuntos que resolver con mi nueva dieta.

-Hazlo pronto o te perderás la gran fiesta de esta noche.

Vishous enarcó las cejas.

-¿De qué va el tema?

-¿En qué mierda de planeta has vivido desde lo del puente con los restrictores ayer?- Z cruzó los brazos sobre el pecho, mirándole con la cabeza ladeada-. John le enganchó el localizador al coche de su jefe. Le tenemos. Está en una granja de las afueras, así que en cuanto sea noche cerrada vamos a tener baile.

-¿Quién mierda ha estado trasteando con el GPS en mi ordenador?- Vishous se plantó al lado de Butch con las cejas formando una línea sobre los ojos.

-¡DEJAD DE CHISMORREAR EN EL PASILLO COMO VIEJAS Y LO PODREMOS DISCUTIR AQUÍ DENTRO, POR AMOR DE LA VIRGEN!

El bramido de toro de Wrath desde detrás de la puerta de su despacho casi les hizo bailar sobre las punteras de sus botas. Butch suspiró y abrió la puerta. Wrath estaba tamborileando sobre el escritorio con la mano derecha; la izquierda volteando el maldito abrecartas plateado. El poli estaba seguro de que algún día soñaría con que el rey le arrojaba la jodida cosa directa al corazón como si fuera uno de sus queridos shurikens.

Quiso hacer una reverencia burlona pero su cuerpo falto de glóbulos rojos se convirtió en una masa gelatinosa. El brazo de Vishous impidió que Butch acabara en el suelo.

-Joder…

-Veo que tenemos muchos temas que solucionar esta noche.- el tono de Wrath sugería fastidio y preocupación a partes iguales.

V prácticamente le arrastró hasta el sofá y Butch tuvo una vaga conciencia de Phury -tenía que ser él, por el olor a humo rojo- levantándose para dejarle sitio. Se dejó caer como un árbol cortado y respiró a boqueadas hasta que se le aclaró la vista. Vishous estaba plantado delante de él, mirándole fijamente mientras se sacaba la bolsita del tabaco y el mechero de oro de los pantalones.

-¿Enfocas?- preguntó mientras sacaba un cigarrillo ya preparado de entre las hierbas sueltas.

-De puta madre enfoco, claro que sí…

Wrath abrió la boca para decir algo cuando el estruendo de unas botas acercándose por el pasillo anunció a Rhage. El gigante apareció por la puerta mascullando entre dientes como si se le estuviera quemando el culo.

-¿Qué ha pasado?- Phury se sentó en una silla frente a la mesa de Wrath.

-El hijo de perra del hermano de Qhuinn, eso ha pasado. Esa familia es un montón de mierda apestosa. El chico se merece algo mejor.

-Amén.- Zsadist ocupó su sitio habitual, al lado de la puerta.

-¿Cómo está?- Vishous levantó la cabeza para exhalar el humo hacia el techo.

-Necesitará descanso y algo de recuperación.- los ojos de Rhage se pegaron como un imán a las señales de mordiscos en el cuello de V-. Se quedará durante un tiempo en casa de Blay y… -inclinó la cabeza a un lado, fijándose más en las marcas moradas. Luego sonrió como una gallina cotilla y levantó una mano para señalar con el índice-. Me cago en la leche, creo que V se nos ha estrenado…

Butch estuvo a punto de atragantarse con su propia saliva.

Vishous levantó la mano derecha para volver a llevarse el cigarro a la boca, imperturbable. Los ojos de Rhage siguieron su trayectoria detectivesca hasta las marcas de rozaduras en la mano del pitillo. Luego hacia las de la otra muñeca. En el silencio observador que siguió, los ojos de Zsadist se unieron a la exploración. Y los de Phury, que los desvió en seguida hacia sus botas, carraspeando. El ceño fruncido de Wrath sugería que el rey estaba estrechando los ojos, intentando distinguir a qué mierda venía el comentario.

-Claro, Hollywood. Ayer perdí la virginidad en el asiento trasero de un coche.- V contempló cómo se elevaban las volutas de humo-. No te jode…

Butch se encogió un poco más en el asiento.

A Rhage la mandíbula se le salió de sitio.

Vishous se agachó, dispuesto a sentarse en el sofá al lado de Butch.

-Yo no lo haría…

El irlandés no llegó a tiempo de advertirle sutilmente. Vishous se dejó caer en el sofá, justo sobre su culo. Bien usado, por cierto, y sin ninguna delicadeza.

-¡Me cago en la puta!

El hermano volvió a levantarse como un jodido chinche. Si Butch ya se había sentido incómodo sentándose al día siguiente de su, ah, desvirgamiento, lo de Vishous tenía que doler como la mierda.

Todos los pares de ojos de la sala se clavaron en V. Descendieron hacia su mitad inferior. Sopesaron la situación. Luego se desviaron a Butch con el “¿y si resulta que..?” escrito en relieve. Phury se removió en la silla. Zsadist torció una sonrisa que le hizo parecer una calabaza de Halloween y a Rhage la mandíbula le llegó al suelo.

V se quedó de pie, apoyando la cadera contra el sofá con aire casual, justo al lado del hombro de Butch.

-¿Qué mierda miráis? ¿Nunca se os ha clavado un muelle del sofá en el culo?

No pudo evitarlo. Butch se echó a reír como un imbécil, doblándose con las manos en la barriga mientras V torcía la perilla y los demás les miraban como si fueran dos jodidos aliens. Rhage se recompuso la mandíbula mientras olisqueaba el nuevo perfume que los dos debían llevar pegados a la piel.

-¿Estáis… ? Quiero decir, ¿los dos sois…? Um, “eso”…

Butch se limpió las lágrimas de risa con el dorso de la mano y, después de intercambiar una mirada con V, hizo lo posible por recuperar la seriedad.

-Los dos somos “eso”, Hollywood.

Dale otra vez con las miraditas pasando de las marcas de V a él, como si hubiera desbancado al moreno en el trono de la Reinona del Sadomaso. Vishous dedicó Rhage una mirada asesina.

-Deja de pensar cochinadas.

-¿Eh? ¿Me has leído el pensamiento?- mierda, parecía que Hollywood estaba a punto de sonrojarse como las niñas.

-Alto y claro.

Vale, Vishous estaba volviendo a ser Vishous a pasos agigantados lo que, en términos generales, era una buena noticia.

-Que me jodan.- Rhage se desplomó en el sofá, justo donde V había intentado sentarse antes. Luego pareció reparar en lo que había dicho y empezó a hacer aspavientos con las manos-. Em, vale, chicos, es un decir, ¿eh? No es que me importe lo que vosotros, ya sabéis… En realidad…. ¡Joder, mola! Vosotros dos juntos, quiero decir. Moláis mazo.- sonrió como si hubiera hecho el discurso más brillante de la entrega de los Oscar y se sacó una piruleta del bolsillo de los pantalones.

-Eres un jodido poeta, Hollywood.

Butch chocó nudillos con el rubio, observando a V por el rabillo del ojo. El hermano no exteriorizaba nada, para variar, fumando con calma, pero el poli vio el brillo en sus ojos y el arco elevado de su boca bajo la perilla.

-Felicidades, tortolitos.- la sonrisa de Z era sólo un poquito más abierta que la de V.

-Me alegro por vosotros.- el murmullo de Phury pareció quedarse flotando a ras de suelo, en vez de llegar a sus oídos.

-A ver, ¿vivís todos en un mundo distinto al mío o me he perdido algo?- Wrath dio un par de golpecitos con el abrecartas sobre la mesa, sus cejas una uve sobre la nariz-. No es que no me alegre por vosotros, maldita sea, pero ¿no os habéis olvidado de una cosa importante? ¿Lo del Gran Padre os suena familiar?

-Mierda, es cierto.- Rhage se giró hacia Butch y V alternativamente-. Joder, es trabajo de 24 horas, ¿cómo coño lo vais a hacer?

-Renunciando al trabajo.- Vishous dio una calada larga mirando de reojo a Butch.

-¿Puedes hacer eso? Quiero decir, sabemos que Ella es tu… ah, madre.- Rhage casi se encogió, como esperando que un relámpago cayera del cielo y le friera por blasfemo.

-No, no puede.- cortó Wrath-. El hijo de perra dio su palabra.

-Las circunstancias han cambiado.- alegó V, usando la frase que había dicho Butch hacía sólo dos noches.

-Lo cual me parece perfecto a mí. Ahora explícaselo a ella.- Wrath bufó-. Ya fui a hablar con la Virgen y, por si no lo recordáis, me envió a la mierda.

-Si me permitís, señor.- nadie hizo ni caso de la suave interrupción de Phury.

-Creo que no tenías, digamos, la fuerza suficiente como para negociar con Ella.- Butch empezó a frotarse las sienes. Joder, las punzadas habían vuelto.

-¿Qué has dicho?- la cabeza de Wrath se giró hacia él como una cobra.

Mierda, había escogido las palabras equivocadas. Nunca le digas a un rey guerrero medio ciego que no tiene la fuerza requerida para algo.

-Lo que quiero decir es que no podías apretarla en el único punto débil que tiene.- entrecerró los ojos, intentando enfocar la cara cada vez más dura de Wrath-. Esta vez, iremos Vishous y yo a hablar con ella.

-En realidad, eso no sería neces…-Phury alzó una mano.

-¿Y qué coño le vais a decir que no le haya dicho yo?- Wrath parecía estar aumentando de tamaño por momentos.

-Que nos largamos de la Hermandad si no absuelve a V de su promesa de ser el Gran Padre.

De acuerdo, quizás tendría que haber escogido otras palabras para decirlo. Más suaves. Porque Butch casi escuchó los crujidos de Wrath al solidificarse en sal. Los ojos amarillos de Phury volaron a ellos dos y Rhage se quedó con la piruleta a medio camino de la boca. El único que seguía manteniendo la sonrisa era Z.

-Vuelve a repetir eso porque creo que no he oído bien.- los colmillos de Wrath asomaron de entre sus labios cuando habló entre mandíbulas apretadas.

-Has oído perfectamente. La única manera de que la Virgen Escribana suelte a V es amenazarla con algo que ponga en peligro la supervivencia de la raza. Tener dos Hermanos menos supondría la extinción para los vampiros mucho antes de que docenas de miniVishous patrullaran por las calles.- razonó el poli, hablando despacio.

Silencio sepulcral.

La ira se desprendió del rey en ondas tóxicas.

-Por vuestro bien, voy a hacer ver que no he escuchado nada de esto.- el abrecartas, que había quedado encima de la mesa, empezó a vibrar, igual que las plumas y la lupa.

-Haz ver lo que quieras, pero vamos a hablar con la Virgen. En cuanto solucionemos la alimentación de Butch.- V se apagó el cigarro en la suela de la bota y guardó la colilla en un bolsillo.

Los objetos encima de la mesa del rey tintinearon.

-No. Vais. A. Dejar. La. Hermandad.

-Claro que no, porque la Virgen aceptará el trato.- Butch se puso en pie, incapaz de tener el culo quieto durante más tiempo.

Wrath dio tal puñetazo en la mesa que los objetos levitaron.

-¡No podéis chantajear a una diosa, maditos gilipollas! ¿Quién coño os habéis creído que sois?- la enorme mole del Rey se levantó, convirtiendo el despacho en una reducida lata de sardinas cargada de testosterona- ¿Creéis que lo vuestro está por encima de la supervivencia de la raza? ¿De las vidas de civiles inocentes?

-De hecho, si me dejárais…- Phury se puso en pie con las palmas hacia afuera, en un vano intento de conciliación.

Butch dio un paso hacia el Rey, con la sed atizando la rabia.

-No pienso dejar a V, con Hermandad o sin ella…

Vishous dio un paso hacia Butch, los hombros tocándose.

-Seguiríamos peleando.

Wrath dio dos zancadas hasta que estuvo a dos palmos de ellos.

-No después de que os parta los huesos, hijos de perra.

-¡¿Queréis escucharme, por amor del Fade?!- Phury se plantó a un paso del trío.

La rabia de V y Butch hizo temblar los cuadros. Los dos parecían una pared sólida delante de un dragón furioso.

Wrath retrajo el labio y enseñó los colmillos. Butch le imitó. Un brillo blanco trepó desde debajo del guante de V por todo su cuerpo.

Los tres tensaron los músculos.

Rhage y Z se prepararon para saltar sobre ellos.

-¡¡YO SERÉ EL GRAN PADRE!!!

Por un segundo, nadie procesó el grito de Phury. Los cuerpos se inclinaron hacia delante, los caninos se alargaron y la atmósfera se cargó de sangre por derramar.

-¡¡HE DICHO QUE YO SERÉ EL MALDITO GRAN PADRE!!!- Phury casi incendió a los tres con la mirada- ¡Me ofrezco para sustituir a V!

OOO

Blaylock contempló sin ver los copos de nieve bailando bajo la luz de las farolas mientras el BMW de sus padres se deslizaba por aquel gélido principio de noche, rodando despacio entre el tráfico de humanos que volvían a casa después del trabajo.

Qhuinn era una sombra silenciosa, sentado a su lado en la parte trasera del coche. Niguno de los dos había vuelto a abrir la boca desde que habían salido de la clínica de Havers.

El pelirrojo tomó aire y el olor de su amigo llegó hasta sus pulmones, haciendo que el dolor subiera hasta un grado difícil de disimular con una cara impasible.

¿Qué tenía para no estar a la altura de lo que Qhuinn buscaba? Mierda, follaba a pares en cualquier rincón oscuro. Mujeres y hombres, por lo que él mismo había dicho. No hacía distinción de complexión, raza o color de pelo ¿Qué tenía él tan desagradable como para que Qhuinn le rechazara? Porque el tipo sabía muy bien lo que Blay sentía por él, aunque nunca se hubiera humillado lo suficiente como para decírselo.

Estaba claro que Qhuinn también reaccionaba a su contacto. Un chándal sin bóxers no permite esconder demasiadas cosas. Pero aquello no quería decir nada, Qhuinn reaccionaría ante cualquier cosa con agujero que pasara a menos de medio metro de él, a pesar de lo cual siempre le rechazaba.

Algo había en Blay que le repelía.

Apretó los puños sobre los tejanos, obligándose a no mirarle.

¿Por qué tenía que sentir aquello por Qhuinn, entre todos los millones de personas del mundo? ¿Por alguien que no tenía ni puta idea de su propia valía y que hacía pagar sus inseguridades a los demás? ¿Por alguien que jamás le tocaría, no importaba cuántos años pasara Blay siguiéndole con la mirada?

Nunca se lo diría. Jamás. Qhuinn nunca sabría que le amaba.

Porque, si alguna vez aquello pasaba de ser información oficiosa a oficial, Blay estaba seguro de que lo que sufría ahora pasaría a ser un camino de rosas en comparación con lo que le esperaría entonces.

OOO

En el despacho del rey, las caras del trío se giraron muy, muy despacio hacia Phury, congeladas en una surrealista mezcla de agresión y pasmo.

-¿Qué?- Wrath apretó los enormes puños.

Phury se pasó la mano por el pelo, retirándoselo nerviosamente de la cara.

-He dicho que me ofrezco para sustituir a Vishous como Gran Padre. Soy un Hermano, ¿no? Ese es el único requisito.- los miró a todos, uno por uno- ¿Creéis que la Virgen Escribana aceptaría un cambio?

Butch, V y el rey se enderezaron poco a poco. El poli buscó los ojos de Vishous.

-Técnicamente, sí. Supongo que podría aceptarlo.- V ni siquiera parpadeaba-. Lo único que se necesita es tener el ADN de un Hermano y una polla.

Phury bajó la mirada a sus pies al momento y se encogió de hombros.

-Bueno, supongo que es hora de compensar doscientos años de celibato.

-La madre que te parió, jodido hijo de perra.- Zsadist se pasó la mano por el cráneo rapado. Varias veces. Muy rápido. Dios dos pasos arriba y abajo, luego retrocedió y se volvió hacia su gemelo- ¿Por qué? ¿Por qué mierda tú?

Phury volvió a encogerse de hombros y su sonrisa pareció un tic nervioso al hablar. No miró a Z a la cara.

-No estoy enamorado de nadie.-murmuró-. Que yo sea el Gran Padre no provoca sufrimiento y, a cambio, ellos dos -hizo un gesto de barbilla hacia Vishous y Butch- serían felices ¿Por qué no? Como ha dicho V, los requisitos son bastante simples.

Z apretó tanto los labios que se convirtieron en una raja y sus ojos se volvieron brasas negras que atravesaron un instante a Phury hasta que giró la cara, maldiciendo entre dientes.

-Joder, menuda nochecita…- Rhage se volvió a dejar caer en el sofá frotándose el corazón como si estuviera a punto del ataque.

Phury se giró hacia el rey.

-¿Aceptas el cambio, mi señor?

Wrath se quitó las gafas, frotándose la cara con la mano. Luego suspiró tan fuerte que sus hombros se hundieron.

-Mierda, sí. Si la Virgen Escribana lo acepta, por mí de acuerdo.- aquellos focos verdes se concentraron en V y Butch- ¿Ya estáis contentos, soberanos hijos de la gran puta?

Los dos se miraron un momento, los ojos muy abiertos, con la sensación de que habían calentado motores para arrojarse ellos solos contra todo un maldito ejército y, de repente, se encontraban en un prado con flores. Butch soltó una risotada. Vishous sonrió. Una sonrisa tan enorme que el poli pensó que las mejillas le explotarían.

A la mierda la dignidad, momentos como aquel ocurrían una sola vez en toda la vida.

Butch alargó la mano para atraer a V por la nuca y besarle en la boca, delante de todos los Hermanos. Y del Rey. Y, si estuviera el mundo entero mirándoles, mejor.

Amaba a aquel cabronazo y ahora tenían un 99% de posibilidades de estar juntos. En la Hermandad. Un futuro como pareja peleando con honor.

Joder, si hubiera podido saltar mientras besaba a Vishous, lo habría hecho.

Cuando se separaron, V frunció los labios, intentando borrarse de la cara la estúpida sonrisa que tiraba de sus comisuras hacia arriba y bajando la mirada. No fuera a ser que todo Dios viera que los ojos blancos resplandecían. Claro que no. Como si el brillo de bombilla halógena que despedía no gritara que, por una vez en 303 años, estaba feliz. A secas y sin matices, a lo grande. Vishous carraspeó.

-Mierda, ahora me vendría bien un Goose.

-Largaos a la Guarida, por todos los santos…- Wrath gruñó.

Phury les miraba con una media sonrisa, con incomodidad y satisfacción mezcladas a partes iguales. Vishous alargó el brazo, cogiéndole de la muñeca en un apretón que pareció un pulso entre dos osos.

-Cómo coño vamos a poder agradecértelo…-murmuró.

-Diría alguna cursilada como “siendo felices”, pero me partirías la boca.- Phury frunció el ceño-. Aún tienes que hablar con la Virgen, no sabes si lo aceptará.

-Tenemos, querrás decir.- Butch le dio otro apretón al Hermano-. Quiero ir.

Wrath hizo un gesto con las cejas que sugirió que ponía los ojos en blanco.

-No es prudente, poli. Deja que V se aclare con Ella a solas.

-No.

El rey se giró hacia Vishous con una ceja enarcada y el Hermano meneó una mano.

-A mí no me mires, mi poli es tozudo como una mula. Si quiere venir, pediré permiso a la Virgen y me lo llevaré conmigo.-se giró hacia él y debió ver que Butch estaba adquiriendo rápidamente el color de una losa de mármol, porque perdió todo rastro de humor ligero-. Y, de paso, pediremos a una Elegida que le sirva. Rhage, ¿esa tuya, Layla, está disponible?

Hollywood meneó la cabeza.

-Negativo. Ha servido a Qhuinn en el hospital y el chico debe haberla dejado seca, tal como estaba.-se crujió los nudillos-. Pero me ha hablado muy bien de una tal Amalya.

-La conocí en la clínica de Havers.- Phury asintió-. Fue quien me ayudó cuando me volaron el hombro. Es buena.

Tan pronto dijo aquello, apretó los labios. Una cosa es valorar a una Elegida a quien no volverás a ver y otra a alguien que te tendrás que tirar. Butch no le envidió el pellejo a Phury y, espiando de reojo a Z, vio que había seguido perfectamente el hilo mental de su gemelo. Tampoco le gustaba un pelo.

-Vale, largaos al Otro Lado y solucionadlo. Todo. Os quiero de vuelta y preparados en un par de horas.- Wrath volvió a acomodarse en el sillón tras su escritorio, arrancándole un penoso crujido-. Esta noche tenemos fiesta grande. Vamos a asaltar esa maldita granja. Esta vez no quiero que se escape ni un restrictor, empezando por ese tejano de mierda.

-Me pido media docena de bastardos desteñidos-. Rhage flexionó el brazo, luciendo bíceps-. Vamos a dejar esa granja limpia como una patena.

-Tú aprovecha para dormir mientras los chicos están de visita en el Otro Lado. Te has pasado el día en el hospital.

Hollywood se llevó una mano a la frente en un saludo militar y se levantó con una sonrisa.

-Nos vemos, parejita.- pasó entre V y Butch dándoles una palmada en los hombros-.Eh, quiero ser el padrino de bodas.

-Lo que eres es un grano en el culo…

-…pero te dejaremos ponerte la coronita de flores.

-Mierda, miradles, ya vuelven a acabarse las frases. Dais repelús…- Rhage les guiñó un ojo y les apuntó con el dedo mientras salía del despacho caminando hacia atrás.

-Voy a preparar las armas.- Zsadist salió del despacho sin añadir media palabra más, mirando al frente.

Él sabía más que nadie lo que debía haber de fondo en la oferta de Phury, pensó Butch. Y aquello iba a costar a los gemelos otra cicatriz más en su relación. Estaba a punto de sentirse como una inmunda sabandija egoísta por no pensar en nada más que en su felicidad, cuando percibió un cambio en Vishous, de pie a su lado. Al mirarle, los pelos se le pusieron de punta: tenía los ojos fijos en Phury, y la pupila del derecho había aumentado de tamaño hasta ocultar el iris blanco.

Oh-oh.

Phury pareció pensar lo mismo al verle porque el color se le escurrió de la cara.

-Has visto mi muerte.- afirmó.

Para sorpresa de todos, V torció la perilla en una sonrisa reservada.

-No. He visto tu futuro.

-Ya… Bueno, no me lo cuentes, ¿vale? No creo que pueda soportar tantas emociones la misma noche.

-Como quieras, Hermano.

Vishous seguía con la misma mueca cuando le pasó un brazo por encima de los hombros a Butch para salir del despacho.

-Tus visiones han vuelto. Y vuelves a leer el pensamiento.

-Sip. Parece que he vuelto a la normalidad.- torció el gesto-. A mi normalidad. Supongo que mi mamaíta tenía razón en eso.-bajaron las escaleras-. Dijo que las había perdido porque estaba bloqueado por las emociones o alguna mierda. Que las recuperaría cuando encontrara mi camino.

-¿Y qué camino es ése?

Vishous no contestó, pero se giró a mirarle y el brazo que ceñía sus hombros apretó un poco más.

Mierda, esto es lo que siente al ser feliz, pensó Butch.

OOO

Si había algo que el señor D odiaba más que a los vampiros, a los tipos musculosos, a los cabrones inteligentes y a los imprevistos que le jodían los planes, era a la Hermandad de la Daga Negra.

Aquellos mamones eran la suma de las partes, el catálogo de “escoja lo que le dé más dentera”.

Masculló un juramento, sentado en una silla carcomida en el comedor de la granja roñosa, mientras se frotaba el muslo herido. Al menos, la porquería apestosa que corría por sus venas hacía bien su trabajo: los dos balazos habían sanado y ahora la pierna sólo le dolía si daba patadas rabiosas en el suelo, cosa que era una tentación casi irresistible, dado su mal humor.

Entrecerró los ojos cuando un último restrictor entró en la granja con el macuto al hombro, saludando con la cabeza sin despegar los labios, y se encaminó a la parte superior en busca de algún rincón que poder reclamar temporalmente como su catre. Aquella había sido la única sorpresa positiva del día: los últimos doce restrictores que quedaban con vida en Caldwell habían celebrado una especie de Conferencia de Frikies y habían decidido que sus posibilidades de supervivencia mejorarían si, en vez de salir solos a las calles todas las noches, se asociaban bajo un liderazgo oficioso.

¡Yupi! D acababa de conseguir un Club de Fans.

A buenas horas mangas verdes, pensó. Porque malditas las ganas que le quedaban de volver a reorganizar a la Sociedad Restrictora de Caldwell y volver a machacarse la materia gris con otro plan maquiavélico para descabezar a los vampiros. El último se había ido a la mierda la noche anterior.

En cuanto había llegado al refugio de la granja, después de salir con el rabo entre las piernas del puente, había llamado a todos los restrictores que tenía en las calles. Ninguno había respondido. Ni esa llamada ni todas las que hizo durante horas. Lo cual sólo podía querer decir que sus sospechas habían sido correctas, que los dos chiquillos a quienes había pretendido secuestrar se habían traído a la Hermandad y aquellos gorilas habían hecho tabla rasa con sus muchachos. Y aquellos chupapollas de alto nivel también debían haber estado vigilando las mansiones de los nobles y habían borrado del mapa a sus dos chicos con ballesta.

D era un capitán sin soldados.

Y con cero éxitos en su expediente.

Así que no tenía ni puta idea de qué coño iba a hacer con aquellos doce tipos que se habían presentado en su granja aquel amanecer, esperando alguna especie de Comando Restrictor Aniquilador de Vampiros.

Empezaba a pensar que decir “sí, señor” estaba mucho mejor que tener que ser el cerebrito. Al menos, podías maldecir a alguien que no fuera tú mismo cuando las cosas salían rana.

D se quitó el sombrero tejano y se pasó la mano por la frente, reminiscencia de sus años humanos al calor de Dallas. Estiró la pierna y maldijo cuando las heridas le dieron dos punzadas. En cuanto dejaran de dolerle pensaría algo. Ahora iba a pasarse al menos un par de horas viendo caer la nieve por la ventana.

OOO

-¿Preparado?- Vishous se giró hacia Butch mientras manoseaba el maldito collar de cuentas negras, en el salón de la Guarida.

Acababa de recibir permiso materno para una excursión con acompañante al Otro Lado después de una consulta rápida de las Crónicas de la raza. Su poli asintió, y V habría jurado que se apoyaba con la mano en su hombro no sólo para poder acceder a través de él al reino de la Virgen sino para no irse al suelo. Le iba a joder cosa mala pedirle a su madre una de sus Elegidas.

Inspiró, reuniendo la serenidad necesaria para enviar sus moléculas a través de los planos junto con las de Butch.

-Mierda divina, qué mareo…

Tomaron forma sobre unas losas de mármol blanco que el poli estuvo a punto de besar de cerca. Vishous lo sostuvo de la cintura hasta que el mundo dejó de girar para él. Al cabo, Butch resolló y se incorporó, parpadeando al ver su entorno. Una enorme fuente de mármol blanco de la que brotaba una cascada de agua cristalina, gigantescos edificios níveos salidos de una guía de viaje a la Atenas clásica, y un árbol de tronco gris plata con hojas blancas donde gorjeaban docenas de pajarillos. Sobre ellos, un cielo azul sin nubes ni matices, de dibujos animados, derramaba la luz precisa, ni mucha ni poca.

-¿Qué tienen aquí… en contra de los colores?- Butch intentó sostenerse de pie él solo.

-Bienvenidos, guerreros. Llegáis pronto para la ceremonia. Las Elegidas se están preparando.

Ambos se giraron para ver aparecer por uno de los caminos enlosados a lo que Vishous sólo era capaz de definir como una solterona frígida con una túnica de Venus. Aquella mujer parecía que masticara continuamente límones, a juzgar por su gesto rígido y sus andares envarados. De su cintura pendía un manojo de llaves.

-Directrix.- saludó, con tanto calor en la voz como ella-. No venimos a la ceremonia. Queremos ver a la Virgen. Teníamos cita.

La hembra disimuló su sorpresa por sus modales poniendo la espalda aún más recta. Mierda, si la Virgen Escribana aceptaba el trato y Phury le sustituía, no querría estar en su piel cuando tuviera que follársela. Aquella hembra parecía capaz de meterle un tiro en el corazón sólo por osar pisar sus dominios. La perra.

-Por supuesto. Voy a avisarla-. hizo una pequeña reverencia que pareció requerir toda su fuerza de voluntad para desaparecer como un fantasma silencioso por donde había venido.

-Joder, V, de la que te has librado.- Butch encogió la nariz a su lado.

-No cantes victoria antes de tiempo. Y será mejor que te sientes en el borde de la fuente antes de que te desmayes.

-Gracias, pero no. Yo..

-La aceptación de tu destino te honra, Vishous, hijo de mi carne. Llegas antes de la hora.

V vació la cara de toda expresión antes de girarse hacia la Virgen Escribana. Su pequeña silueta encapuchada flotaba a un metro del suelo, justo bajo el árbol. Los pájaros la recibieron con una sinfonía de trinos y gorjeos. Los muy vendidos. A su lado, Butch hizo serios esfuerzos por ofrecer una pose digna y V mandó a la mierda el protocolo. Pasó un brazo por encima de sus hombros, acercándoselo al cuerpo en un gesto que no sólo decía que pretendía sostenerle en pie.

-Vengo a tratar asuntos contigo.-respondió, consiguiendo mantener, al menos, un tono neutro.

La cabeza encapuchada se giró hacia ellos y V distinguió el brillo blanco debajo ¿Cómo mierda no se había dado cuenta del parecido en todos aquellos siglos?

-Tu educación sigue siendo deficiente. Querré que te esfuerces más cuando tengas conocimiento carnal de mis Elegidas. Se merecen mejor trato.

Por eso les vamos a traer a otro compañero de cama, no te jode. V apretó las mandíbulas, ignorando la pulla.

-Bu… Dhestroyer precisa los servicios de una Elegida.

La Virgen alargó un brazo cubierto por la túnica, asomando uno de sus dedos luminosos, y un pequeño jilguero rosado avanzó a saltitos hasta posarse en él.

-Dhestroyer es un guerrero de la Hermandad, será un placer para las Elegidas servirle, así como una antigua tradición.- se giró hacia el poli con el pájaro en el dedo-. Nombra a tu preferida, si la tienes.

-Er, ¿puede…?- Butch miraba a la Virgen, el jodido bicho y los alrededores desteñidos como si estuviera dentro de una pesadilla surrealista , pero se refrenó de preguntar justo a tiempo-. Este… nos gustaría que fuera Amalya. Rhage nos la ha recomendado.

La diosa acarició el pecho del jilguero con otro dedo, suavemente, y V la odió por ello. Más ¿Qué mierda tenían los pájaros que no había tenido él cuando era un niño?

-Amalya es una buena elección. Mandaré llamarla.- movió el dedo, animando al pajarillo a que volara de nuevo a la rama antes de que la capucha se girara hacia ellos. V intuyó que no sonreía- ¿Por qué usas el plural, guerrero? Has venido a pedir alimentación para ti, no para mi hijo.

Vishous estaba a punto de tirarle las cosas a la cara con mucho “jódete” y “sádica” y “perra” por medio, cuando Butch se le adelantó.

-Ya sabe… es lo que pasa en las parejas. Acabas hablando en plural.- se pasó una mano por la frente sudorosa. La luz que emanaba de la Virgen aumentó un poco, pero el poli no lo vio o no le importó-. Vishous y yo estamos juntos. Er, vinculados. Como pareja, quiero decir. No sé muy bien como llamarle, pero supongo que sería mi hellren. No es que yo sea una shellan, claro. O mi nallum.- se bamboleó un poco sobre los pies.

-Creo que ha captado la idea, Butch.- susurró V a su oído, intentando estabilizar al poli.

La Virgen Escribana se giró completamente hacia ellos, muy despacio, con las manos enlazadas al frente bajo la túnica.

-Mi hijo es el Gran Padre de las Elegidas, guerrero. Al margen de cómo considere ese tipo de uniones estériles, su fidelidad ha de estar con mis hembras.- sus palabras resonaban con algún eco cavernoso.

-Por eso vamos a hacer un cambio.-el brazo de V seguía alrededor de Butch y, mierda, ahí iba a quedarse-. Yo por Phury. Es un Hermano y se ha ofrecido de buen grado. Sabes que tratará a tus Elegidas mejor que yo.

-Diste tu palabra, hijo del Sanguinario. Deja de rehuir tu destino.

Los colmillos descendieron por sí solos de sus encías.

-Pusiste unos requisitos muy fáciles para ser Gran Padre. Y el cambio está dentro de la legalidad, ya se ha hecho otras veces.- joder, para eso se había revisado las Crónicas antes de venir al Otro Lado-. Exigiste que fuera un Hermano y un Hermano tendrás.- enseñó los caninos-. Pero mi destino lo hago yo.

-Naciste con una misión. Fuiste concebido con la finalidad de aportar la mejor sangre a la raza.- el aire alrededor de la Virgen se cargó con electridad cuando flotó hacia ellos-. Tienes un propósito y te resientes cuando no lo cumples ¿Acaso no has perdido tus visiones, tu don?

Te pillé, hija de la gran puta. La sonrisa de V fue de lobo.

-Mis visiones ya han vuelto. Junto con todos mis dones. Tú misma me dijiste que lo harían cuando escogiera mi maldito camino. Y admitiste que no sabías cuál tenía que ser. Yo sí. Ahora lo sé.- a la mierda con todo. Su masculino olor de marcaje rompió la femenina armonía del entorno-. Escojo a Butch.- metió la mano en el bolsillo trasero de los pantalones para sacar el medallón dorado del Gran Padre. Lo dejó sobre el mármol de la fuente con un tintineo-. Tú perdiste cualquier derecho sobre mí cuando me entregaste en aquel jodido campamento.

-Tu entrenamiento era necesario para moldearte como guerrero…

La cagó. La Virgen la cagó. Vishous venía dispuesto a hacer las cosas de forma civilizada. Hasta que las palizas, el hambre y la soledad de sus años más vulnerables de vida se combinaron con la palabra “moldearte”, el concepto “madre” y el ser que tenía delante.

El fulgor de su mano estalló en todo su cuerpo, recubriéndole con el mismo brillo que la Virgen Escribana.

-¿Moldearme?- escupió la palabra- ¿Me ves? ¿Ves en lo que me he convertido gracias a cómo me moldearon?- soltó a Butch, poniendo los brazos en cruz hasta abarcarse por entero, los tatuajes de su cara destacando contra el brillo-. He matado. He vivido solo. He hecho daño y, por todos los dioses, he disfrutado con ello. He torturado a hembras y a machos por el puro placer de sentir que controlaba algo de mi jodida vida ¡Algo!- caminó hacia la Virgen con los músculos en tensión- ¿Así es como querías que me moldearan? Bien. Pues ahora escoge: o aceptas el puto cambio o tomaré a tus Elegidas y les haré pagar todos y cada uno de los malditos años que pasé en el campamento. Cuando acabe con ellas darás gracias por lo amable que fue el Sanguinario cuando te folló.-siseó entre dientes.

La figura de la Virgen se encogió un momento para luego expandirse con pura fuerza bruta. Vishous salió despedido dos metros hacia atrás, literalmente con los pies en el aire, pero consiguió aterrizar en cuclillas, jadeando. Sangre caliente le brotó de un labio y notó el cuerpo como si le acabaran de asar en una parrilla.

Justo en aquel preciso momento, con la piel humeándole y la Virgen flotando frente al estúpido árbol con pájaros, el concepto “madre” se borró de la mente de V. Para siempre. Lo poco que había subsistido de aquella idea, la imagen fantasmal que él se había creado de niño, cuando intentaba darse calor y fuerzas acurrucado sobre una piedra, se disolvió.

Él no tenía madre.

El ser que tenía delante era un enemigo.

Y, diosa o no, las iba a pagar todas juntas.

Lentamente, Vishous se puso en pie, quitándose el guante para que el resplandor fluyera sin restricciones.

OOO

Vale. Tiempo muerto.

A riesgo de acabar frito, Butch dio un salto inestable para colocarse entre un Vishous completamente fuera de sus cabales y una Virgen Escribana a punto de hacer uso de todos sus poderes divinos. A la vez. La diminuta figura pulsaba, como un jodido agujero negro.

-¡V!- puso las manos sobre el pecho de su guerrero, apretando los dientes cuando el brillo le erizó el vello del cuerpo-. Mírame, V. Mírame.- le cogió la cara entre las manos, murmurando-. Déjalo estar. No te devolverá lo que te quitaron pero puede quitarnos lo nuestro.- lo zarandeó de lado a lado-. No. Vale. La. Pena. Ahora respira, ¿sí? Vamos, eso es, tahlly, eso es…

Vishous se enderezó en toda su brutal estatura inspirando la mitad del aire de aquel lugar, los ojos entrecerrados en dos ranuras de fuego blanco. Se sacudió las manos de Butch de la cara, mirando a la Virgen con puro odio. El irlandés decidió que ya era hora de coger las riendas.

-Acepte el cambio. O nos largamos de la Hermandad. Eso sí está en nuestra mano hacerlo. No vamos a luchar en nombre de alguien que pretender forzar a su propio hijo. Le quedarían tres guerreros para proteger a miles de civiles.- masticó las palabras.

La Virgen Escribana alzó una mano diminuta de la que surgió un resplandor moribundo.

-Basta. Silencio.

 

Butch abrió la boca… y no salió ningún sonido. Se giró hacia V con el pánico en los ojos para ver al Hermano enseñándole los colmillos a la diosa, con los puños apretados a los lados del cuerpo, irascible pero sin miedo. Vale, aquello podía querer decir que, si no les había matado todavía, y sólo les había robado el habla, tenían alguna posibilidad.

O podía querer decir que a V se le había ido la olla y le importaba un carajo todo.

La Virgen Escribana flotó de nuevo hasta el pie del árbol, apoyando una delicada mano traslúcida en su corteza plateada. Permaneció inmóvil y cabizbaja, acunándose en el murmullo del agua y el suave piar de los pájaros. Al cabo de los dioses sabían cuánto tiempo, se giró hacia ellos.

-¿Cuál es la naturaleza del amor, Dhestroyer?- murmuró-. Has sido humano ¿Acaso no es el deber de un hijo amar y obedecer a sus padres?

Las cejas de Butch se dispararon hacia arriba ¿Tenía delirios o la diosa le estaba pidiendo que hiciera de terapeuta familiar? Vishous tenía la misma expresión de pasmo cabreado que él. La filosofía profunda nunca había sido su fuerte y tratar con dioses ni siquiera había estado en la agenda de sus peores pesadillas hasta hacía pocos meses. Así que tomó la única decisión que le pareció cabal: decir lo que pensaba.

-El amor no es una obligación, es una elección.- encontró que volvía a tener voz y por Dios que iba usarla-. No puede imponer que su hijo le quiera. Joder, mi padre nunca lo consiguió conmigo, ni mis hermanos. Para querer a un padre o a una madre, primero has de sentir que te protegen y te cuidan. Y también te tienen que respetar como eres. Forzar a alguien a fo… ah, a reproducirse contra su voluntad no es respeto.- miró a V de reojo-. Nunca conseguirá nada de Vishous si no le deja en paz.- volvió a bambolearse y se agarró al brazo de V.- Mierda…. Oiga, usted me ha preguntado, así que diré lo que pienso.

-Esa es una muy rara virtud que sólo aprecio puntualmente.- contestó Ella, con voz apagada-. Por suerte para ti, ésta es una de esas ocasiones.

-Vale. Pues entonces le diré una cosa. No sé cómo piensa un dios, pero sé cómo siente un hombre, o un vampiro.- apretó los dientes-. Vishous tiene razón. Usted perdió toda oportunidad de que él la quisiera en el momento en que se lo entregó a su padre.- tomó aliento en un par de boqueadas cuando la garganta se le cerró con un espasmo de sed-. No va a poder borrar eso. Pero puede, y sólo puede, que consiga que la respete en algún momento de su existencia si ahora acepta el cambio como Gran Padre. Por amor a él.

El rostro oculto bajo la capucha le miró un largo momento para luego desviarse pensativamente hacia V. El Hermano la ignoró. Estaba mirando a Butch como si no lo hubiera visto jamás.

La Virgen alzó las manos para retirarse la capucha que le cubría el rostro exquisito, delicado como una atemporal estatua de mármol y totalmente inhumano en su perfección. Se acercó a Butch con expresión triste.

-Habría dado mi bendición a tu unión con Marissa, guerrero. Habría sido fructífera.

Butch oyó la inspiración de Vishous a su lado y rogó porque su muchacho no perdiera el control. Aquel comentario habría sido una puñalada trapera hacía sólo una semana. Ahora sólo le arrancó una sonrisa nostálgica.

-Gracias, pero no habría sido una unión feliz.- respondió en voz baja-. A veces, lo que parece más normal o más predestinado no es lo mejor. Escojo a Vishous.

-No tendréis una ceremonia de emparejamiento como la de hellren y shellan. No doy mi consentimiento.

-No se lo pedíamos.- curiosamente, Butch había alcanzado un estado de total tranquilidad kármica.

La Virgen contempló a Vishous un buen rato, con alguna emoción lejanamente emparentada con la tristeza en los ojos luminiscentes. Luego se subió la capucha.

-Mierda…- V se llevó la mano a la garganta en cuanto recuperó la voz.

-Acepto tu cambio como Gran Padre por el Hermano Phury.- susurró la diosa-. Y te hago un regalo, guerrero. Desde este momento, quedas liberado de la carga de considerarme tu madre, Vishous, hijo del Sanguinario. Sigue el camino que has escogido.- la figura empezó a alejarse, solitaria, por un camino embaldosado y su voz les llegó a duras penas-. Amalya acudirá enseguida.

OOO

-Rhage…- Mary murmuró, desperezándose entre las sábanas, aún medio dormida, en cuanto él entró en su habitación. Se acostó de lado, con la melena castaña desparramada sobre la almohada, un tirante del camisón resbalando por su hombro- ¿Cómo están tus heridas? ¿Y los chicos?

Hollywood se dejó caer en la cama, hundiendo el colchón con un miserable quejido de los muelles, y dejó que sus dedos vagabundearan por el hombro descubierto. Se habían enviado varios mensajes durante el día, pero aún no había podido explicarle las últimas noticias.

-Blaylock está bastante bien, sólo algo apaleado. Qhuinn es el que está más jodido, esa rodilla le va a dar guerra unas cuantas semanas.- se inclinó para besar la piel sedosa-. El hermano del chico es un pedazo de mamón. Suerte que los padres de Blay le han invitado a quedarse en su casa mientras se recupera. Mmmm…- olisqueó el cuello de Mary- ¿Llevas colonia de vainilla?- cuando ella rió, se incorporó de golpe- ¡Espera! No te imaginarás lo que ha pasado con V y Butch.

Ahora fue Mary quien se recostó de lado, con la cabeza sobre una mano y una sonrisa peculiar.

-¿Que están juntos?

Mierda, entre todos le iban a dislocar la mandíbula aquella noche. Rhage se sentó en la cama haciendo aspavientos.

-¿Cómo lo sabes? Joder, creí que Butch seguía obsesionado con Marissa.

Su shellan se encogió de hombros.

-Creo que los dos estaban obsesionados con una idealización.- Rhage debió poner cara de póker porque Mary rió, apoyando la mano en su brazo-. No era lo que ambos necesitaban, sólo lo que creían necesitar. Marissa está tranquila y bien, y sé que Butch será feliz. Tanto como pueda serlo con Vishous.

-Ya, es un auténtico cabronazo.- Rhage rió-. Pero el poli sabe manejarlo, eso es verdad. Joder, lo que debe haberle hecho para dejarle como lo ha dejado.- silbó por lo bajo-. Espero que realmente lo consigan porque con eso del… –dio un salto en la cama- ¡Mary, no lo sabes!¡Phury se ha cambiado por V! ¡Como Gran Padre! Hostia, han pasado tantas cosas en esa reunión que no sé por dónde empezar.

Mary se sentó, con los ojos muy abiertos.

-¿Puede hacerse? ¿Crees que la Virgen lo aceptará?

-No lo sé. V dice que sí y, si él lo dice, pues Amén.- se encogió de hombros-. A Butch se le veía muy convencido, ojalá tengan razón. Va a ser muy raro verlos… juntos. En ese sentido.- gesticuló con la mano.

Mary sonrió.

-¿De verdad? Dejando a un lado lo que hagan en su habitación, ¿qué es lo que va a cambiar en comparación a la relación que tenían hasta ahora?

Rhage la miró un momento,meditando. Después meneó la cabeza.

-Nada. Es cierto, no va a cambiar nada. Esos dos están pegados por el culo desde que Butch apareció. Sólo que V sonreirá más y a lo mejor Butch deja de aspirar whisky a litros.

-Quien me preocupa ahora es Phury.- Mary se dio golpecitos en el labio con un dedo.

-Se ofreció libremente…

-¿Y crees que lo hizo porque le guste de verdad ser el Gran Padre?-los ojos grises de ella le miraron solemnes- ¿Te gustaría a ti tener que volver al Otro Lado todos los días y tener que acostarte por obligación con cuarenta mujeres por las que no sientes nada?

-No.- las cejas rubias se fruncieron-. Entonces, ¿por qué lo ha hecho? Supuse que por ayudar a V y a Butch.

-Seguro que por eso también. Pero creo que acabamos de cambiar un problema emocional por otro.

-Ojalá te equivoques ¿Cómo puedes saber siempre cómo están los demás?- Rhage se acomodó contra el cabecero de la cama, atrayendo a Mary contra él hasta que casi desapareció en su enorme corpachón.

-Deberías descansar un poco, llevas todo el día en esa sala de espera.

-Wrath me ha dicho lo mismo, pero no tengo sueño.- le acarició el pelo-.Han pasado demasiadas cosas como para que pueda cerrar los ojos y dormir.-su mano empezó a bajar por la espalda de Mary-. Siempre podemos encontrar alguna manera de entretenernos…-murmuró contra su oído.

Mary culebreó para escaparse de entre los brazos de su hellren, meneando un dedo delante de su cara cuando él hizo un puchero.

-Ah-ah. Le prometí a Marissa que comentaríamos los apuntes de mi curso de Graduado Social, ¿te acuerdas? Tengo que ir al Refugio.

Él gruñó.

-¿Por qué tengo una shellan tan trabajadora, maldita sea?

Ella le dedicó una sonrisa burlona mientras abría el armario.

-Aún tengo que desayunar ¿Por qué no te das una ducha mientras tanto? Puede que luego todavía me quede algún ratito libre antes de marcharme.

Por Dios que Rhage pensaba ducharse rápido.

OOO

Vishous se quedó plantado justo donde estaba como si hubiera echado raíces hasta que la figura de la Virgen Escribana se fundió con aquel paisaje de cartón piedra pintado de blanco. Sin que sus millones de conexiones neuronales consiguieran, o se atrevieran, a procesar lo que acababa de pasar allí. Era demasiado enorme.

Era posible que fuese… ¿libre?

¿Para vivir como le saliera de los cojones?

¿Con… Butch a su lado?

Mierda, no, no era posible. Había pasado por alto algún punto, alguna letra pequeña, porque los milagros en su mundo no existían. Se llevó una mano a la nuca nerviosamente, la otra apoyada en la cadera, con la vista perdida en el horizonte monocolor y deseando como la mierda poder encender un cigarro.

-Joder…

La maldición estrangulada de Butch, a su lado, le sacó de su sopor incrédulo. El poli se había apoyado en la fuente de mármol y se llevaba una mano al pecho.

-Duele…. mierda, V, tengo la garganta tan seca que duele… al respirar.

Vale, luego la fiesta de confetti. Ahora, su poli. Lo sostuvo por la cintura pasándose uno de sus brazos sobre los hombros.

-Vamos a buscar a esa Elegida y…

-Saludos, guerreros. Soy Amalya ¿Me habéis llamado para servir?

Una delicada figura femenina caminaba hacia ellos, procedente de un pequeño templete. Vestida con una de aquellas túnicas plisadas blancas, el pelo castaño recogido en un moño alto, podía ser hermana gemela de las otras treinta y nueve hembras de aquel lugar.

-Butch necesita alimentarse. Ahora.- al infierno la educación.

La Elegida sonrió, los ojos azul oscuro chispeando.

-Pero por supuesto, es mi honor servir a la Hermandad.- extendió el brazo derecho en un gesto grácil, señalando al templo-. Por aquí, guerreros, podréis acomodaros.

Por el rabillo del ojo, V vio la manera en que los ojos de Butch seguían los movimientos de la muñeca de aquella hembra… y se cagó en sus muertos. Aquello no iba a ser divertido de ver. Después de que la Virgen le acabara de despejar el camino para estar con Butch, verlo amorrado a la vena de una hembra no era precisamente lo que le pedían sus instintos.

Jodeos, hormonas territoriales, Butch necesita sangre. Afianzó mejor su peso.

-Vamos.- prácticamente lo arrastró hasta el templete y escalones arriba.

-No pienso… alimentarme… aquí.- Butch apoyó la mano en una de las columnas de mármol blanco, apretando las mandíbulas.

-Poli…

-Una… mierda. No voy a darle… a la Virgen la satisfacción de ver que no…- intentó tragar saliva-… podemos vivir el uno del otro.

Genial, gracias a la cabezonería del irlandés, podían perder el tiempo discutiendo hasta que la sed le venciera. Entonces se abalanzaría sobre la frágil Elegida hasta aspirarle las venas. Vishous juró por lo bajo, maldijo tres veces y sostuvo al poli pegado a su cuerpo.

-Muy bien, amigo. Vamos a hacer esto en casa.- levantó los ojos hacia la Elegida-. Síguenos.

Amalya escondió un respingo, pero asintió mansamente. Algo de bueno tenía que tener que todas estuvieran tan jodidamente bien educadas para servir.

-Como digáis, sire.

Vishous forzó a sus moléculas de vuelta a su mundo, sabiendo que la Virgen Escribana estaría encantada de darle una patada también a Butch en cuanto sintiera que su hijo desaparecía. Así fue. Tomaron forma justo ante las puertas de la mansión, para ver aparecer a Amalya a su lado. V no perdió el tiempo en hacer de guía turístico con la Elegida: abrió las puertas principales de una patada y arrastró a Butch por el recibidor multicolor.

-La madre que lo parió…- Rhage, con el pelo húmedo y una toalla sobre los hombros, caminaba a zancadas hacia el comedor, con algún propósito en mente. Frenó en seco al verles-. Se ha puesto chulo con la Virgen y lo ha frito, ¿verdad? Mierda, ya sabía que…

-Cierra la boca y ayúdame. Necesita alimentarse.- V se acercó a Hollywood, cargándole la mitad del peso muerto del poli.

El rubio miró por encima del hombro a tiempo de ver a la Elegida disimular su expresión de asombro ante el arcoiris multicolor del recibidor.

-OK, tú mandas, Hermano ¿Dónde dejamos el paquete?

Buena pregunta. Si por V fuera, harían aquello en la Guarida, en su habitación y con las puertas termoselladas. Nadie tenía por qué saber que Butch se estaba alimentando de alguien que no era él. De acuerdo, pensamiento poco racional, estúpido y más bien primitivo, pero qué carajo. Ya iba a ser bastante duro ver los colmillos de su poli en la muñeca de aquella hembra. De cualquier forma, no tenían tiempo de arrastrar a Butch por el patio hasta la Guarida; oía los gruñidos que se escapaban de su garganta.

-En la primera habitación libre que encontremos en el primer piso.

-A sus órdenes.

Cargaron al poli por las escaleras de mármol alfombradas, con la silenciosa sombra de Amalya siguiéndoles, hasta que Rhage empujó con el hombro una puerta que les condujo a una pequeña habitación de invitados en desuso. Vishous escaneó el cuarto: un gigantesco sofá chaise-longue tapizado en verdidorado –útil-, un par de mesitas redondas antiguas contra las paredes –inofensivas-, un secreter de caoba –vale– y una pequeña… cama.

Altamente peligrosa.

 

V inspiró con los ojos entrecerrados cuando no pudo reprimir las imágenes que se asociaron como las cuentas de un collar: Elegida. Alimentación. Butch. Cama. Estuvo a punto de dar la vuelta en redondo y arrastrar a su poli hasta la Guarida y que le dieran por culo a las prisas cuando el cuerpo de Butch tembló de pura necesidad.

-Mierda. Vale, poli, vamos a sentarte en un sofá, ¿sí?

-Donde… quieras…

Dejaron que Butch se derrumbara en el chaise-longue y luego V se apartó el pelo de la cara, luciendo tatuajes en las sienes y una mirada de cubitos de hielo cuando se giró hacia Amalya.

-Le alimentas de la muñeca. No le tocas en ningún otro sitio. Delante de mí.-gruñó.

La Elegida paseó la vista entre Butch y él un segundo, sumando sus palabras con lo que debía haber oído de su conversación con la Virgen Escribana, y asintió.

-Descuidad, sire. Estoy aquí para serviros en la forma en que consideréis más apropiada, nada más. Se hará como queráis.

¿Más apropiada? V fantaseó con la imagen de extraer una bolsita de su sangre y dársela a beber a Butch de una pajita con la maldita hembra a tres mundos de distancia pero, por desgracia, no era posible. Se limitó a asentir y la Elegida pasó a su lado para arrodillarse entre las piernas de Butch.

Entre sus piernas…

V consiguió que el rugido se le quedara en el estómago.

Desde sus más de dos metros de estatura, tuvo una perfecta visión del escote de la Elegida, un profundo valle que la jodida túnica de virgen vestal que llevaba sólo destacaba aún más. Sus pechos llenos asomaban lo justo como para provocar a cualquier varón normal del mundo, complementados con una buena extensión de piel nívea y un cuello largo, elegante.

Y Butch era un macho normal, a quien le gustaban las hembras como regla general con una sola excepción.

Si se le ponía dura al ver a la Elegida…

El rugido de V subió hacia su garganta.

-Eh, amigo, ¿por qué no esperamos fuera?- Rhage se colocó a su lado de una zancada-. No es necesario que hagas de segurata, ¿no crees?

Vishous no contestó. Siguió mirando a la Elegida arrodillada entre los muslos abiertos de su poli. Amalya inclinó la cabeza y extendió el brazo hacia Butch, con la muñeca hacia arriba.

-Bebed, sire. En verdad vuestra necesidad es grande y es mi placer serviros.

-No quiero… hacerte daño. No tengo… mucha práctica.

Sólo cuando bebiste de mí mientras me apretabas la polla… Vishous tragó saliva y cerró los puños para evitar dar un paso adelante, sacar a la Elegida a rastras y apretar la boca de Butch contra su vena… cosa que no le serviría de nada.

-No soy tan frágil como parezco, sire.- Amalya seguía mostrando las venas azuladas de su muñeca-. Tomad el sustento que necesitáis.

El labio superior de Vishous se retrajo por voluntad propia, haciendo asomar los colmillos y consiguiendo que todas las caras de la habitación se giraran hacia él. Butch, medio inclinado hacia Amalya, meneó la cabeza débilmente.

-Ojalá fueras tú, V.

Rhage tosió por lo bajo. Vishous se limitó a aspirar a Butch por los ojos y luego retrocedió hasta apoyar la espalda contra la pared al lado de la puerta cerrada.

-Hollywood, asegúrate de que no haga nada violento.-masculló, sin desviar la vista de la pareja en el sofá. Crujió los puños y notó que el resplandor de su mano subía por el antebrazo.

-Joder, hermano, tendrás que poner algo de tu parte. No puedo parar ese cañón láser tuyo.- Rhage se le acercó hasta casi tocarle con el pecho y puso las manazas contra la pared, a ambos lados del cuerpo de V-. Tienes el mejor autocontrol de todos, tío, no me falles.

-Haré lo posible.- ni siquiera se reconoció la voz.

Le habría gustado poder girar la cabeza. Le habría gustado poder taparse los oídos. Pero fue incapaz de desviar los ojos de Butch y Amalya. El poli contempló un rato a la Elegida, con las mejillas rojas, y luego le cogió el brazo, vacilante. Ella le ofreció una pequeña sonrisa de ánimo. Vishous empezó a pensar en cálculo infinitesimal. En logaritmos. En física cuántica. Mierda, en lo que fuera. La boca de Butch se acercó a la muñeca de Amalya y V vio sus colmillos alargados.

-Joder, V…

Rhage juró en voz baja, sin mirarle, cuando su olor de marcaje ahogó el cuarto en especias.

Crac…

 

El suave sonido de la piel de la Elegida al rasgarse bajo los colmillos de Butch resonó en su cabeza y se lanzó hacia delante sin poder reprimirse ¿Razón? ¿Civilización? Todo aquello desapareció al ver la boca de su pareja en la piel de otro ser vivo, a punto de satisfacer su necesidad con alguien que no era él.

El cuerpo de Rhage se pegó al suyo en el mismo momento en que el resplandor blanco se extendió como un ramalazo y V oyó el gruñido dolorido de Hollywood al recibir las quemaduras como un eco en la niebla. Le enseñó los colmillos a la Elegida mientras empujaba contra la presa de Rhage como una bestia enfurecida.

-¡Cálmate! ¡V, no puedo… pararte… si no… te calmas!- Rhage mantuvo la jaula de hierro de sus brazos tal como estaba, a pesar del dolor del contacto con su fuego blanco.

Butch se separó de golpe de la muñeca de Amalya, con los labios ensangrentados, apoyando la cabeza contra el sofá.

-No puedo…- su pecho subía y bajaba y se pasó las manos por la cara. Luego se giró hacia Vishous con una mezcla de impotencia y hambre voraz-. No puedo hacerlo. Quiero la tuya, no la de ella.- bajó los ojos a la Elegida-. No es un desprecio, es que no…

-¡Maldita sea, Butch, hazlo antes de que pierda el control por completo!- V apretó los ojos, intentando dejar de temblar y de pensar en descuartizamientos y en…

-Si me permitís una sugerencia, sires.- a su favor, había que decir que la voz de Amalya sólo temblaba un poco- ¿Por qué no os alimentáis ambos de mí?

Vishous abrió los ojos de golpe.

-¿Qué quieres decir?

-Vos desconfiáis de mí porque me veis como una tentación para él.- habló en voz baja, con los ojos entre Butch y él-. Si los dos os alimentáis de mí a la vez, estaréis en igualdad de condiciones.

V estuvo a punto de mandarla a la mierda. A punto. Pero si no lo intentaban él podía acabar friendo a Rhage y Butch no conseguiría el sustento que necesitaba. Puta biología. Gracias a su madre, una vez más, los machos necesitaban hembras de las que alimentarse, una traba más. Pues que la jodieran en eso también. Iban a hacerlo. Iban a conseguir estar juntos aunque tuvieran que pasar por encima de la guerra de sexos.

-Suéltame, Rhage.

-¿Seguro?- Hollywood le miraba como si fuera un cóctel molotov con la mecha encendida.

-Fijo.

-Vale, pero me quedaré para, em, asegurarme de todo vaya… ya sabes, bien.

-Lo que sea.- Vishous caminó hacia el sofá con los ojos fijos en los de Butch-. Sólo asegúrate de sacarla de aquí en cuanto acabemos.

O tendréis una sesión porno en directo porque pienso follarle hasta borrarle a esa zorra de las retinas.

 

-Hecho.

Los ojos de Amalya, arrodillada, subieron por sus piernas hasta el bulto en sus pantalones cuando estuvo a su lado. Vishous metió los pulgares en el cinturón y se ajustó el cuero de un tirón, marcando erección, sin desviar los ojos de los de Butch, dejando bien claro por quién era aquello. Por si acaso. Se sentó en el sofá, pegado a Butch, y sus cabezas de inclinaron una hacia la otra.

Vishous alargó la mano, tomando la muñeca que Amalya le extendía mientras Butch hacía lo mismo. Empezaron a respirar el calor del otro. V olió el preciso momento en que el poli se puso duro. Sonrió con la punta de los colmillos apoyados en la muñeca de la Elegida. Butch lamió las heridas que había hecho antes en la otra muñeca con la punta de la lengua.

Los dos mordieron a la vez.

Ninguno prestó atención al siseo de Amalya. Aún menos a la maldición de Rhage. Ni al sabor de la sangre que bajaba por sus gargantas.

Las bocas succionaron y lamieron, jugueteando con la piel de ella, alternando los sorbos con las caricias. Los ojos fijos en la boca del otro, en los colmillos y las lenguas. La mirada de Butch bajó a la entrepierna de V y su mano libre se apoyó en su muslo, peligrosamente cerca de su polla, antes de desviarse hacia un Rhage totalmente mudo y dejarla quieta. Vishous gruñó mientras tragaba, con los ojos bajando por los pectorales de Butch, marcados bajo la camiseta, hacia los pezones que resaltaban y hasta su ingle. Su lengua lamió en círculos la blanca piel de la hembra mientras sus ojos se concentraban en la bragueta del poli.

Vishous jugueteó con la lengua, cerrando las heridas que había causado, mientras Butch seguía saciándose a grandes tragos punteados con gemidos. El olor de marcaje de V era cada vez más fuerte en la habitación, la mano del poli seguía en su muslo y la suya sin guante hundida en la nuca de pelo castaño.

No podía esperar a que Butch acabara de una jodida vez.

Minutos más tarde, Butch soltó la muñeca con un jadeo ahogado de satisfacción, con la sangre de la Elegida resbalando descuidadamente por la comisura de su boca. A Amalya se le escapó un gemido cuando se incorporó para alejarse un paso de ellos.

Vishous no esperó a ver si la hembra se desmaterializaba o si Rhage abandonaba la habitación. Inclinó la cabeza del poli hacia atrás y su lengua lamió el reguero de sangre con posesión hasta hundirse en la boca húmeda de Butch.

El poli rió mientras sus lenguas limpiaban la sangre extraña de la boca del otro, las manos de Butch aferrando las nalgas de V con fuerza, las manos de Vishous desabrochando su cinturón, los botones del pantalón. Prácticamente se arrancaron la camiseta y el jersey. Luego la palma tatuada de Vishous se metió bajo los bóxers negros del poli, cerrándose alrededor de su polla dura con una descarga. Butch juró entre dientes.

-Vas a tener que demostrarme…- V le sacó el pene de la ropa interior, moviendo su mano alrededor de él- que esto… no era por ella.

La mano derecha de Butch soltó el culo de Vishous para cerrarse sobre su polla a través del pantalón.

-Lo mismo digo…- el poli le dedicó la sonrisa torcida más guarra que V hubiera visto, con el color de salud bien vivo en su cara, los ojos abiertos y atentos.

-Tuviste tu turno este mediodía… ahora es el mío.- amenazó.

-Celoso…¿mmm?- Butch le quitó el cinturón y le bajó la bragueta, liberando su polla mojada, que quedó recta entre ambos, señalando al poli.

-Territorial.

Vishous se puso de pie y forcejeó para quitarse las botas y los calcetines. Luego se bajó los pantalones por las caderas justo delante de las narices de Butch, espatarrado en el sofá con el pene saliendo de su bragueta y una sonrisa de puro sexo en la cara. V no tuvo que preocuparse por cómo era entre las piernas: por la forma en que el poli le miraba, podría haber sido un jodido helado de crema.

Butch alargó la mano y le cogió de la muñeca, tirando de él hasta hacerle  ponerse de rodillas en el sofá, con una pierna a cada lado de las de Butch. V llevó la mano tatuada a su ingle. El brillo blanco iluminó sus movimientos mientras se acariciaba a un palmo de la cara del poli, acercando la punta a su boca sin llegar a tocarle.

-Hijodeperra…- murmuró el irlandés.

Las manos de Butch subieron por sus muslos tatuados y se cerraron sobre su culo, intentando atraerle. Vishous le cogió del pelo, levantándole la cabeza para hablar contra sus labios mientras los lamía con la punta de la lengua.

-Pienso follarte, poli, y aquí no hay nada para hacerlo más fácil.- sus lenguas compartieron saliva un momento, dando sentido a las palabras de V-. Así que vas a tener que hacer que me corra primero si quieres tener algo con lo que pueda mojarte.

-Eso es bastante fácil…

V vio la sonrisa de medio lado de Butch y tuvo el tiempo justo de prepararse para lo que venía antes de que el poli se hundiera un poco más en el asiento, hasta que su boca estuvo a la altura necesaria.

-Joder…

Hundió los dedos en el pelo castaño echando la cabeza hacia atrás cuando la boca de Butch se cerró alrededor de su polla. Mierda, no iba a acostumbrarse nunca a que su poli le hiciera aquello, era demasiado bueno ¿Lo bueno de haber acabado de alimentarse? Sus heridas después del polvo de la noche anterior se habían cerrado de golpe. Así que podía disfrutar lo que su Butch le estaba haciendo entre las piernas.

El hijo de puta no se limitó a chupar, le lamió como un jodido caramelo todo lo largo que era, mirándole a los ojos con la lengua resiguiendo su pene. Luego bajó hasta su testículo y algo más allá, haciéndole abrirse de piernas por completo para dejarle espacio. Así que el jodido quería explorar nuevo territorio ahí abajo… pues iba a quedar servido.

En cuanto le soltara la polla, Cristo…

Cuando V se dio cuenta estaba con las manos apoyadas en el respaldo dorado del maldito chaise-longue, con Butch escurrido hacia abajo en el sofá, la cara enterrada en su ingle y él jadeando como un alma en el purgatorio. Las manos del poli se unieron a su lengua y sus labios y V empezó el baile de sus caderas, follando la boca de Butch. El calor se concentró en su bajo vientre con traidora velocidad y maldijo cuando casi no le dio tiempo a retirarse de aquel calor húmedo.

-Mierda, voy a… correrme.

-Me gusta verlo…

La mano de Butch acabó de extraerle el orgasmo y el poli no desvió la mirada de su polla mientras V se derramaba sobre su estómago y su pecho.

-Te estás… volviendo… asquerosamente bueno… en esto.- Vishous jadeó, con el pelo pegado a la frente, sentado sobre los muslos del poli mientras aún latía en su mano, la jodida mejor sensación del mundo.

Butch le acarició un par de veces más, largo y suave, mientras su otra mano deambulaba perezosamente por los tatuajes de su muslo.

-Bueno, voy a tener que aguantarte muchos siglos. Tendré que aprender cómo entretenerte.

-Voy a enseñarte algo, entonces…

Vishous empujó a Butch hasta que el poli estuvo sentado en la esquina del chaise-longue y resbaló entre sus piernas hasta arrodillarse en el suelo alfombrado, lamiendo el pecho del irlandés mientras bajaba. Tiró de él hasta que el culo del poli quedó algo salido del sofá y le abrió las piernas.

-¿Qué coño vas…? Oh, mierda, eso está bien…

V se sintió tentado de sonreír pero se reprimió. Era difícil cuando su lengua bajaba por toda la longitud de Butch lentamente, y siguió bajando hasta los potentes testículos. El poli masculló un “Cristo” y sus manos se enredaron en el pelo negro. La lengua de Vishous siguió bajando. Un solo roce en la suave piel entre las pelotas y la entrada de Butch hizo que el poli saltara del asiento, haciéndole levantar la cabeza. Tenía los ojos muy abiertos.

-¿Qué mierda ha sido eso?- estaba empezando a sudar.

Vishous lo cogió de las caderas, tirando de él hasta volver a acercarlo, hablando contra su polla.

-¿Confías en mí?

-Mierda, V. Hostia puta, sí, ¿pero qué…?- las manos de Butch estaban cerradas en puños sobre la maldita tapicería verde rococó.

-Entonces relájate.- volvió a hundir la cara en la entrepierna del poli.

-¡JODER!

Justamente, pensó V, justamente.

 

OOO

Rhage tenía que admitirlo: allí había un problema.

De cierta longitud y apretado contra los pantalones de cuero.

Mierda, él no era gay. Joder, era lo más alejado de “gay” que alguien podría plantar sobre la faz de la tierra, pero ver a V y a Butch así… Era erótico del demonio verles alimentarse a la vez. Punto.

Por no hablar de las hormonas que exudaba Amalya. La Elegida mantenía las manos enlazadas delante de la túnica, con las marcas de mordiscos en las muñecas aún en carne viva, y la cabeza gacha mientras le seguía por los pasillos de la mansión, alejándose de la Habitación del Pecado a paso vivo. Aún así, Rhage vio que tenía las mejillas arreboladas y la respiración agitada.

Hablando en plata, llevaba un calentón del demonio. Igual que él.

Carraspeó, moviendo disimuladamente las piernas para intentar acomodar mejor la sorpresita imprevista de su parte sur, en cuanto llegaron ante la puerta principal.

-Er, Amalya. Gracias de parte de… ah, los chicos.- se metió las manos en los bolsillos, intentando ahuecar un poco la parte delantera-. Seguro que te lo habrían dicho si no hubieran estado…um… tan tensos.

Saca esas imágenes de tu cabeza. Saca esas jodidas imágenes de tu cabeza…

La Elegida levantó la cabeza con aire despistado, como si no se hubiera dado cuenta de que habían llegado a la puerta. El sonrojo subió un poquito más.

-Ha sido mi… placer.-volvió a bajar la vista-. Por favor, decidles que si precisan de mis servicios de nuevo… acudiré de buen grado.

Por la medio sonrisilla nerviosa que flotó en sus labios antes de desaparecer en el aire, Rhage sospechaba que sería de MUY buen grado.

Hollywood tomó aire, se sacó las manos de los bolsillos y giró sobre sus talones con la mirada puesta en la puerta del comedor.

Que le jodieran a los restrictores. Si V y Butch se tomaban su rato de tiempo de calidad, él también.

Rezó por que Mary hubiera acabado ya con su bol de cereales.

OOO

Butch tenía la vista fija en la cabeza morena de Vishous, intentando entender qué coño estaba haciendo exactamente el hermano. Y no sabía si se refería a algo con su cuerpo o a sus ideas sobre el sexo. De golpe, se sentía virgen. Como si hubiera estado viviendo en un mundo sexual con unas dimensiones muy, muy pequeñitas que V estaba ensanchando con cada polvo.

-Dios bendito…

Soltó el aire de golpe al notar aquella lengua donde no debería notar ninguna lengua. O no había notado hasta entonces. Y no pensaba notar de nadie más.

-Eso es… es guarro…– gimió cuando V trazó círculos con la lengua alrededor de su entrada, la perilla arañándole la piel.

-No, eres tú. Y ahora eres mío.- sonrió mostrando los caninos-. De verdad…

Vishous hundió la cabeza donde la tenía y Butch soltó la maldición más sádica que conocía, desmadejado en el sofá mientras sus prejuicios chocaban con las sensaciones y perdían miserablemente.

Las ondas de placer empezaron a emanar de lugares desconocidos, al ritmo de la lengua de V entrando y saliendo de él, de su boca desviándose de vez en cuando a sus testículos, mordiendo, y a su pene. Las manos del hermano no paraban, intentado abarcarle por completo, acariciando arriba y abajo.

-Cristo…

Cuando los dedos largos de V se unieron al baile de la lengua en aquellas regiones sensibles, primero uno y luego dos, Butch gimió y juró y maldijo sin pensar que estaba en una habitación de la puta primera planta de la mansión, donde el rey tenía el estúpido despacho. Dio las gracias por tener los ojos cerrados porque joder si quería verse como estaba y pensar si aquello era digno o no. Sólo acabó tumbado en la esquina del sofá verde, con las piernas abiertas, V lamiéndole allí, ensanchándole y chupando, y empezó a temblar y a golpear la tapicería con los puños.

Aquella lengua caliente se hundió en su interior tan profundamente como podía llegar.

-Oh, mierda…

La sensación resbaladiza, el roce de la perilla de V y sus manos apretándole los testículos le enviaron directamente de cabeza a un orgasmo animal. “Made in Vishous”, como todos desde hacía unos días. Sintió que su alivio tibio se mezclaba con lo que había dejado V en su vientre y se mordió la lengua de puro placer.

Al abrir los ojos, intentando respirar con algo de dignidad, se encontró sentado en el suelo, con la espalda contra el sofá, el rostro sonriente de Vishous cerca del suyo. Se había resbalado del asiento mientras se corría. Butch parpadeó, retomando la visión del mundo.

-Bienvenido al planeta Tierra, poli… -el muy cabrón le dedicó la sonrisa retorcida con colmillos brillantes marca de la casa.

-Joder, ¿qué mierda ha sido eso?.- Butch seguía con los ojos muy abiertos, sin saber si tenía que fundirse de vergüenza masculina o dejar que V siguiera con lo que hacía tan bien.

-Mmm… ¿qué? ¿No te ha gustado?- enarcó una ceja morena.

Butch acabó de resbalar para tumbarse sobre la alfombra, con cara de “he visto las estrellas de cerca”, y un Vishous muy desnudo, muy duro y muy sonriente a horcajadas encima de él. Se lo comió con los ojos.

-Creo que me has llevado… al lado oscuro… de la fuerza.- esperaba que no se tomara a mal el comentario.

No lo hizo. La sonrisa de V se hizo más torcida, los ojos chispearon.

-Aún te queda mucho camino para eso.

Bueno, si se parecía al que había recorrido, Butch estaba más que dispuesto a seguirle cantando y saltando de puntillas. Se untó los dedos con lo que había salido de ambos y alargó la mano para ceñirla, mojada, alrededor de V, lubricándolo con suavidad. Había algo excitante en mirarse a los ojos mientras le masturbaba; le permitía observar la expresión de su amante.

-Vas a tener que enseñarme.- murmuró Butch, para llevarse un momento los dedos a la boca y lamerlos antes de volver a su recorrido arriba y abajo. Luchó contra su incomodidad de novato en aquello, que le impedía decir directamente lo que quería. Atrajo a Vishous hasta juntar sus labios sin soltarle la polla-. Creo que es hora de que te cobres venganza por lo que te hice ayer…

El cabrón gruñó mientras Butch le besaba, largo y profundo. Estaban sin aliento cuando se separaron.

-¿Lo quieres de verdad?- jadeó V, apartándole la mano.

-Mierda, sí.- Butch sonrió- ¿No te ha quedado claro en quién pensaba cuando me alimentaba?

Los ojos de Vishous se volvieron serios un instante y luego desmontó de él, empujándole hasta que el poli acabó tendido en la alfombra sobre el costado derecho, con V pegado a su espalda. Butch tembló cuando le notó, duro, caliente y resbaladizo, contra sus nalgas. A pesar de todo lo que habían hecho, de lo que sabía que compartían y de desear lo que les esperaba en el futuro, la aprensión le encogió el estómago.

El brazo derecho de V se coló bajo su nuca, el izquierdo sobre su cuerpo, y notó al hermano apoyar la cara contra su espalda, inmóvil durante un largo momento. Al cabo, Vishous suspiró, erizándole la piel, y ciñó el abrazo.

-No lo suficiente. Mierda, nunca tendré bastante de ti. Aún no me lo creo.-murmuró, en un tono tan bajo, quebrado, que Butch casi no le oyó. Frotó la cara contra su espalda-. A veces parece sólo otra jodida pesadilla. Que no es real. Joder, no puedo creer que podamos… tú y yo.

Butch sonrió. El muy imbécil… A tomar por culo la aprensión de machito. Literalmente. Alargó la mano hacia atrás y apretó la cadera de Vishous contra sus nalgas. La sensación de aquella barra dura contra su piel le provocó un escalofrío, esta vez de anticipación.

-Tendremos que hacerlo más veces hasta que te convenzas de que esto va en serio.

-Joder, lo quiero…

Butch tomó aire varias veces, forzándose a relajarse, cuando Vishous cogió su muslo, separándoselo, y empezó a presionar en serio, mortalmente lento, con la cara contra su espalda. Descubrió que, si no se tensaba, entraba más fácilmente. Jadeó. V paró, respirando fuerte contra su piel, dejándole tiempo. Volvió a empujar, lentamente. Aquella vez, Butch reconoció la sensación de una parte de V entrando en él, llenándole, y ya no le pareció una agresión.

Vishous tocó fondo y no se movió. Permaneció como estaba, con el rostro enterrado contra su espalda, el enorme cuerpo temblando tanto como el suyo. Butch entendió una cosa: no necesariamente quien recibía era el más vulnerable. En aquel momento, se sintió mucho más fuerte que V.

-Quiero notarte. Hazlo lento…

-No me jodas.

Vishous masculló y Butch soltó una risa lasciva, intuyendo lo que le fastidiaba a su amante que le refrenaran. Pero era cierto: él controlaba. Vishous salió de él despacio y volvió a entrar, apretando hasta el fondo. A pesar de eso, la postura ayudaba a minimizar las molestias: de lado, V no podía metérsela entera, era demasiado grande. Butch tembló de pies a cabeza al notar todo el recorrido en su interior; la mano que tenía hacia atrás, cogiendo a V del culo, apretó.

-Oh, Dios…

Los dientes de Vishous mordieron el lóbulo de su oreja entre jadeos. Volvió con aquel vaivén lento y profundo.

-Vamos a jugar, poli… -retirada-… si yo voy lento -empujón hasta el fondo, temblor-… tú te la tocas por mí… A mi ritmo… Quiero verte.

Cabrón ¿Que Butch controlaba? Y una mierda.

Nunca se había masturbado delante de sus parejas ¿Para qué? Mejor que te lo hiciera otro. Pero tampoco se había acostado nunca con un tío y ahí estaba. Soltó las nalgas de V y empezó a mover la mano sobre su propia polla, lentamente.

Empujón de Vishous. Caricia hacia abajo.

Retirada. Hacia arriba.

Lento, muy lento.

-Eso es… Butch. Me gusta ver cómo te lo haces…

Los colmillos de Vishous le arañaban el cuello, su cuerpo caliente se pegaba al suyo, aquella polla enorme entraba y salía con suavidad, poniéndole los nervios de punta hasta que creyó que le saldrían por la piel, y su pene empezó a supurar. Vishous le dilató al máximo y se quedó quieto.

Basta. Butch apretó a los dientes, soltándose para volver a coger a V del culo y girar la cara hacia él tanto como podía.

-Tú… ganas, cabrón. Duro.

V rió contra su oído y le mordisqueó el hombro. Movió las caderas en círculos, sin retirarse.

-¿Qué has dicho?

-Que lo quiero duro. Y rápido. Te quiero a ti. Como eres.

OOO

Vishous sonrió como un demonio un momento. Al siguiente, tenía a Butch completamente boca abajo sobre la alfombra, jurando. Le levantó las caderas, se retiró casi por completo y luego se estrelló en su interior con todas sus fuerzas.

-¡Ua, hijodelagranperra!

Butch quedó sobre manos y rodillas, la cabeza gacha, los músculos brillantes de sudor, y Vishous le dio el gusto. Lo folló con violencia, cada embate más fuerte que el anterior, las manos magullando sus nalgas, empujándole contra el sofá hasta que el poli tuvo que apoyar los brazos encima para no darse con la cabeza.

-¿Te gusta… así?- mierda, iba a correrse porque no podía creer que Butch se lo pidiera, que le gustara, que ahora estuvieran juntos, que el poli no creyera que era un pervertido de mierda, que…

-Tú… me gusta cuando eres… tú.

Butch recostó la cabeza sobre su brazo izquierdo, apoyado en el sofá, y llevó la derecha a su polla, masturbándose mientras V se estrellaba contra él, jadeando y sudando. A la mierda los prejuicios del poli, parecía. A su chico le gustaba aquello, le gustaba él y todo era verdad.

La habitación se llenó de gemidos sincronizados, roncas voces de macho subiendo y bajando con los sonidos húmedos del sexo, mezcladas con juramentos. Butch apretó la mano en un puño cuando V alcanzó los nervios en su interior y Vishous le clavó los dedos en las nalgas intentando reprimir el orgasmo al notar los músculos del poli contrayéndose, apretándole la polla, manteniéndosela anclada en él.

Desnudó los colmillos echando la cabeza hacia atrás, el pelo negro húmedo tapándole los ojos, los músculos tensos, marcados. Se estaba corriendo cuando levantó a Butch hacia arriba, cogiéndole del abdomen. Y el poli se estaba corriendo en su propia mano cuando V le clavó los colmillos en la garganta.

Seguían corriéndose cuando Vishous empezó a beber, gruñendo, a tirones.

-Oh, joder.- las manos de Butch fueron hacia atrás, cogiéndole de la cabeza y manteniéndole pegado a su cuello mientras su amante le llenaba y le vaciaba al mismo tiempo.

Cuando acabó de saciarse, Vishous seguía duro. Se quedaron de rodillas sobre la alfombra, Butch derrumbado de espaldas contra su pecho, él dentro del poli, notando sus contracciones. V apoyó la cabeza en el hombro de su pareja y vagabundeó con las manos por el cuerpo del irlandés, por sus pectorales, por el estómago, más abajo.

-Mierda… es… de locos…- Butch jadeó cuando las manos de V se cerraron alrededor de su pene. Estaba tan duro como él.

El poli se dejó caer al suelo, sobre el estómago, V encima de él, con las manos en la alfombra. Contrajo las nalgas y se movió dentro de él. Butch jadeó. En aprecio al gesto.

Ninguno de los dos tenía bastante.

-Más.- V recorrió con la lengua la columna de Butch, mientras volvía a moverse.

El poli fue más rápido. Se dio la vuelta, haciendo que Vishous resbalara fuera de él, y les hizo rodar por el suelo con las lenguas unidas hasta que V acabó de espaldas en el suelo. El poli sonreía encima de él, el pelo castaño colgando desordenado, el color subido.

-¿Cómo está tu parte inferior?

-¿Por qué? ¿Quieres usarla?- mierda, después de su desvirgamiento a lo grande la perspectiva había dejado de encogerle las tripas. Ahora quería notar a Butch dentro.

El irlandés sonrió un momento antes de lamerle la vena del cuello.

-Te dejo escoger… con preparación o sin ella.

Las manos de Vishous bajaron por la espalda de Butch hasta sus nalgas, aferrándolas. Estaban pringosas. V nunca había dejado que le tocaran ahí, pero tampoco había dejado que nadie le tomara hasta ayer. Y, qué mierda, quería ver a Butch así, totalmente reconciliado con la idea de ser su amante. Le atrajo la cara y jugó con su lengua un momento.

-Enséñame qué sabes hacer.- retó.

El poli enarcó una ceja y frunció los labios para desmontar de él. Alargó el brazo para levantarlo del suelo.

-Te quiero de rodillas, de espaldas a mí.- le empujó hasta que V estuvo arrodillado mirando al sofá-. Los brazos ahí encima.

-Cabrón dominante.

-Habló el maestro.

Butch sonreía, y él también, qué coño. El poli le dio un empujón brusco que le hizo doblar el cuerpo, apoyando la frente sobre sus brazos doblados. V apretó los puños. Algo húmedo y caliente bajó por su espalda despacio: la lengua de Butch. Arqueó la espalda, levantando las caderas de forma inconsciente. Los labios del poli le pusieron los pelos de punta mientras una de aquellas manos anchas acariciaba sus nalgas, apretando con posesión.

Notó el primer dedo de Butch húmedo jugando con él, bien lubricado, y miró hacia atrás por encima del hombro. Si la boca del poli había estado lamiendo su espalda…

-¿De dónde has… sacado eso?- mierda, el dedo entró en él y Vishous dejó ir el aire en un jadeo ahogado.

Butch se apoyó contra él, susurrándole al oído.

-De lo que tú has dejado dentro de mí ¿Te he comentado que resbala?

Lo consiguió. Butch consiguió que Vishous gimiera de puro calor sexual ante la imagen y no se resistió cuando el poli usó otro dedo, dejándolo dentro de él para luego moverlo con suavidad mientras le mordía el hombro.

-Joder…

De repente el poli estuvo en todas partes. Sus dedos entrando y saliendo, su otra mano en sus pelotas, en su polla, apretando y acariciando. Su boca besándole la espalda, el cuello, haciendo que V ofreciera sus caderas y su cuello y Dios sabía qué más.

-Vamos a ver… si lo he aprendido bien.

Los ojos de V se abrieron como platos, fijos en la jodida tapicería rococó, cuando los dedos de Butch se retiraron para dejar paso a su lengua. Un solo roce. La polla de Vishous pulsó en la mano del poli y Butch se la apretó, cortándole la carrera al orgasmo.

-Mamóndemierdatevoyaarrancarloshuevos…Coño.

La lengua de Butch inició su lento recorrido alrededor de su testículo, de su entrada, tentando y retirándose mientras usaba los dedos en él con una mano y le acariciaba la polla con la otra. Vishous cerró los ojos, apretó los puños y tragó todo el aire que pudo con la boca abierta, moviéndose hacia atrás y adelante hasta que aquella lengua entró en serio en él y perdió el oremus y empezó a brillar, a sudar y a cagarse en él mismo por haberle enseñado aquellas cosas a Butch, como si el muy hijo del gran puta lo necesitara.

-Voy… a…

El poli le soltó.

Vishous se giró hacia él con muerte en los ojos justo a tiempo de ver a Butch incorporándose, con la polla como un puto mástil.

-Arriba. No pienso prepararte tanto. No vaya a ser que sea fácil y no lo disfrutes. En el sofá.

Cabróncabróncabrón…

V se sentó en la jodida esquina del jodido chaise-longue, sin tiempo para acomodarse. Butch tiró de él, acercándolo al borde. Si el poli se arrodillaba en el suelo, le tenía justo a la altura.

Bien expuesto y abierto de piernas.

Antes de que pudiera poner ningún pero, Butch cogió sus muslos, manteniéndoselos abiertos, y empezó a presionar. A la puta mierda. Vishous llevó los brazos hacia atrás, agarrándose al cabezal del sofá, mientras el poli empezaba a entrar. Cerró los ojos.

-Ni… se te ocurra. Quiero que lo veas. Quiero que sepas que es… real.

Los abrió de golpe, mirando hacia abajo. Vio su pene tostado con las venas gruesas, las cicatrices entre sus piernas y a Butch, su Butch, empalándole.

-Mi-er-da.- separó la espalda del sofá cuando el orgasmo le golpeó sin previo aviso, chorreando delante de su pareja, viendo cómo se la metía mientras su pene seguía derramándose y el poli sonreía, jadeando.

Aún no se había recuperado cuando el irlandés llegó hasta el fondo con un empujón de caballo salvaje.

-Sigue mirándome, V. Tócate… mientras miras… cómo te lo hago.

Y a quién coño le importaba que aquello fuera una locura o que no pudiera volver a correrse en una semana después de vaciarse hasta la reserva de los depósitos. Vishous lo hizo. En cuanto Butch empezó a moverse en recorridos largos, manteniéndole las piernas inmóviles, abiertas, su polla volvió a la vida.

Supo que tenía la sonrisa más guarra del mundo pintada en la cara porque Butch lucía el mismo gesto. Se mantuvo agarrado al cabecero con la mano izquierda mientras la derecha dialogaba con su polla resbaladiza exactamente al mismo ritmo que marcaba el poli, los ojos blancos fijos en los castaños.

Fue en ese justo momento cuando Vishous dejó de sentirse un sucio pervertido por primera vez en mucho tiempo.

Butch le estaba haciendo el amor de frente, mirándole a los ojos, le tenía de piernas abiertas y le había tocado justo como lo había hecho él antes. Y le gustaba. Si a su pareja le gustaba, lo que pensara el resto del mundo era un montón de mierda apestosa.

Onduló con un jadeo sensual, provocando a Butch con la mirada mientras se tocaba delante de sus narices, golpeándose contra el sofá con cada empujón, rápido, cada vez más rápido. Las venas del cuello de su poli se marcaron, sus pectorales se hincharon y los empujones se aceleraron hasta que a Vishous le casteñetearon los dientes.

-Oh, Dios.. estoy a punto de irme… ¡Oh, joder!

Butch se estrelló contra su interior como si hubiera clavado una pica, enviando ecos de dolor que subieron justo hasta su polla. Vishous juró cuando volvió a irse sobre su mano, en agónicas contracciones de esfuerzo dolorido. El poli siguió anclado dentro de él, con la cabeza gacha, sin moverse, aferrado a sus muslos, mientras seguía derramándose. V dejó caer los brazos sobre el sofá, exhausto hasta el tuétano, mirando a Butch metido entre sus piernas con una sonrisa torcida.

-Lo siento… es… no puedo… ¡Mierda!- al final, Butch se dejó caer encima de él como si le hubieran robado la vida.

Menudo cuadro.

Siguieron como estaban, igual que si hubieran caído desde un ático, incapaces de moverse. Vishous espatarrado en el sofá, su abdomen un amasijo pringoso. Butch aún dentro de él, arrodillado en el suelo con el cuerpo desplomado encima de sus abdominales resbaladizos. Los dos boqueando por su vida.

-A ver… quién cojones…- el poli murmuró- sale a… patear culos… hoy.

V rió. A bocanadas libres que salieron de su misma alma.

-Ven aquí, poli…

Tiró de él, sacándoselo del cuerpo con una mueca. V se acomodó todo lo largo que era tumbado en el sofá, con Butch encima de él. La cabeza castaña estaba apoyada sobre su corazón, estaban sudados y pringosos, tenían punzadas en regiones sureñas de la anatomía y parecía que les hubiera atropellado un autobús.

Vishous no se había sentido tan feliz en la vida.

Levantó los brazos con torpeza, abrazando a Butch mientras aspiraba su olor.

-¿En qué piensas?- el poli pasó los brazos debajo de su cuerpo, estrechando el abrazo después de un buen rato de silencio comatoso.

-En que nunca, por muchas visiones que tenga, había sido capaz de predecir esto.- su mano tatuada se deslizó por el pelo castaño, acariciando a la única persona que podía tocar con la piel desnuda.

-Yo tampoco. Y eso que no tengo visiones. Pero, ¿sabes? Es lo que quiero.

V forzó los abdominales para poder levantar el cuello y Butch alzó la cabeza para mirarle.

-No soy un regalo, Butch. Puedo ser un maldito cabrón distante. En algún momento me retiraré, cerraré la boca y te haré daño.- confesó en voz baja-. Me gustaría poder prometerte que seré un buen tipo, pero no es verdad. Puedo ser un hijo de puta.

El poli apoyó un brazo en su pecho, mirándole con seriedad.

-Lo sé. Pero así eres tú. Acepto el trato con la dosis entera de V, no por partes. El día que pase eso, te traeré de vuelta aunque sea a hostias. Empiezo a tener práctica.- se encogió de hombros-. Ni yo soy una blanca princesa ni lo eres tú. Los dos hemos tenido una vida antes de llegar a donde estamos ¿Y qué? Nos ha hecho lo que somos, y no está nada mal.

-¿Orgulloso de ti mismo?- V rodó hasta que ambos estuvieron de lado en el enorme sofá, mirándose a los ojos-. Nunca creí que te oiría hablar así.

-Y yo nunca creí que por fin dejarías de pedir disculpas por creerte un pervertido.

-A lo mejor no lo soy.

-Nop, eres la Bestia Sexual más Caliente del siglo.-ambos ladraron una risa-. Me alegra de que empieces a verlo así.

-Me siguen gustando las cadenas.- enarcó una ceja oscura.

-No tengo nada en contra, siempre que yo tenga las llaves.- Butch le dedicó una mirada profunda bajo las pestañas y, antes de que V pudiera decir nada, levantó las cejas como si se le hubiera encendido una luz- ¡Mierda, V, casi se nos pasa!

-¿El qué?- Vishous frunció el ceño ¿Actualizar los programas informáticos? ¿Pedir más munición?

-Tu cumpleaños.- el poli le dio un golpe en el pecho con los nudillos- Es tu jodido cumpleaños, maldita momia. Trescientos tres tacos no se cumplen todos los días ¿Qué vas a querer de regalo?

Coño, era cierto. Con todo el drama de las últimas semanas se le había olvidado que su designación como Gran Padre iba a coincidir con su cumpleaños.

-Nunca lo celebro.

-Bueno, pues ahora sí. Más te vale darme alguna idea o acabaré haciéndote un pastel.- amenazó Butch.

-Ni te atrevas.

-No tiene por qué ser algo material.

¡Plic! La idea apareció en su mente de improviso, arraigó y se expandió por sus venas incendiándole la sangre en menos de un segundo. Lo quería. Era justo lo que quería. Se giró hacia Butch con el cuerpo en llamas.

-Tu nombre en mi espalda.- siseó contra su boca-. Quiero tu nombre en mi espalda.

Butch se separó de él con un latigazo. Su piel volvía a estar caliente.

-Esa es una mierda de regalo.- antes de que V se sintiera con una estaca en el corazón, Butch hundió la cara en su cuello, besándole la vena-. Un regalo de cumpleaños sólo tiene que ser para ti. Así que tendrás que pensar otro –sus colmillos rozaron su piel junto con la punta de su lengua- porque yo pienso grabarme tu nombre en la mía.

El poli enterró los colmillos hasta las encías.

Wrath iba a tener que sacarles de aquella habitación a rastras por los huevos.